Los pobladores de las islas del Delta, en Tigre, estaban totalmente asilados desde el domingo pasado, cuando los trabajadores marítimos se declararon en huelga por tiempo indeterminado. Lo hicieron en reclamo por el incumplimiento del convenio colectivo de trabajo por parte de las empresas que prestan el servicio de transporte de pasajeros y contra el recorte del subsidio al transporte fluvial. Por la medida, no funcionaba tampoco el transporte escolar, por lo cual los alumnos no asistían a la escuela ni a los comedores escolares. “Es horrible tener que hacer un paro así pero el abandono al sector y al isleño es enorme”, habían advertido los trabajadores.

La situación para los isleños es gravísima. Para la gran mayoría, las lanchas colectivos son el único medio de transporte para llegar al trabajo, a las escuelas o a los centros de salud. También es habitual que entre los vecinos se hagan encomiendas, entre otras cosas de remedios, a través de los trabajadores de los catamaranes.

“Paramos por el incumplimiento de nuestro convenio colectivo de trabajo. Sabemos que los estamos dejando sin el único medio de transporte que tenemos pero no podemos permitir que los pibes que laburan en las lanchas trabajen en estas condiciones”, le contó a Página/12 Hernán De Corte, secretario general del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU).

Según el dirigente, la mayoría de los trabajadores de los catamaranes están contratados de manera irregular, bajo una modalidad de pago semanal, sin la ropa de trabajo adecuada ni las medidas de seguridad que exige la regulación. “Trabajan más de doce horas, no tienen los francos que les corresponde, los patrones les pagan dos mangos. No estamos pidiendo un convenio nuevo, sólo queremos que controlen que se cumpla”, aseguró De Corte, quien remarcó que el Ministerio de Trabajo de la provincia ya dictó dos veces la conciliación obligatoria en medidas de fuerza anteriores pero no les dio ningún tipo de solución.

El problema de la falta de transporte en las islas del Delta repercute en el funcionamiento de las escuelas, ya que la medida afectó también el transporte escolar provisto por el Ministerio de Educación. Todas las escuelas de las islas brindan el servicio de comedor y en muchas hay también canillas públicas, de donde las familias se abastecen de agua potable.  

“La medida tiene un gran impacto en la población porque quedamos aislados absolutamente. Sabemos que la situación de los trabajadores de las lanchas es crítica pero para las familias que necesitan el comedor para sus hijos o cargar agua potable la situación es muy grave”, contó Lilia Rivero, directora de la escuela primaria Nº 12 de Río Sarmiento.

La directora dijo además que los trabajadores de las escuelas están haciendo un relevamiento de las familias más necesitadas para intentar implementar un plan de contingencia y hacerle llegar los víveres necesarios. “La mayoría de las familias de nuestra escuela no tienen acceso a lanchas particulares y necesitan ir a la ciudad para trabajar o abastecerse de víveres. Muchos trabajan por día y necesitan ese jornal”, agregó Rivero. La directora remarcó que es necesaria una intervención urgente de las autoridades provinciales.

El gremio, a su vez, garantizó el funcionamiento de las lanchas sanitarias y de las que se encargan de la recolección de residuos. Según De Corte, el conflicto de fondo es más profundo. “Hay un abandono total al sector y al isleño”, denunció el dirigente, que explicó que a diferencia de los colectivos de línea, el transporte fluvial no cuenta con el subsidio del 100 por ciento al gasoil. “Las empresas nos dicen que les recortaron el subsidio y por eso no cumplen con el convenio. Los isleños también reclaman que se subsidie el boleto”, agegó el dirigente.

“Estamos cortando el único medio que tienen hoy los isleños y no hay nadie que nos llame para atender el reclamo. Queremos levantar el paro, pero desde el Estado hay un abandono total”, lamentó De Corte poco antes de que se declarara la conciliación obligatoria.