Con el título “El Central juega con fuego”, este diario adelantó a finales de noviembre que el Banco Central había autorizado a las entidades financiera a prestar al Gobierno dólares de los depósitos de los ahorristas minoristas. Ahora la noticia tomó repercusión en las redes sociales, con individuos que mostraron fuerte preocupación por la posibilidad de que se estén generando las condiciones para un nuevo “corralito”. La iniciativa del Central rompió con “la regla de oro” de solvencia del sistema financiero: es decir, la regulación que obligaba a los bancos desde el 2002 a prestar depósitos en dólares únicamente a las empresas que exportan y, por tanto, tienen capacidad de repago en divisas. El principal objetivo de la desregulación fue permitir al Tesoro financiarse con dólares del mercado interno a tasas más bajas respecto de las que le presta el mundo. El sector público tiene un desequilibrio fiscal superior a 4,5 por ciento del PIB y requiere de una importante cantidad de recursos para financiar el bache. El Central limitó la cantidad de pesos por año que le gira en concepto de Adelantos transitorios para cubrir gastos corrientes pero, por la otra ventanilla, habilita otros instrumentos para que se financie que provocan un riesgo estructural para el sistema financiero local. Hoy los depósitos en dólares en los bancos superan los 27.000 millones de dólares, de los cuales el Tesoro podría utilizar hasta 4500 millones.