Los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y Holanda acusaron ayer a Rusia de estar detrás de varios ciberataques en su contra, y tomaron medidas contra individuos presuntamente vinculados a los hechos que pertenecen a los servicios secretos rusos.

Moscú acusó ayer a Holanda de “manía expiatoria” y de participar en una “campaña propagandística” contra Rusia. Esta fue la reacción del Ministerio de Exteriores ruso ante las imputaciones formuladas por el gobierno holandés a cuatro supuestos miembros del servicio de inteligencia militar ruso. En un comentario difundido por el ministerio ruso se reprocha a Holanda haber esperado casi seis meses para informar de la expulsión de cuatro rusos con el fin de influir en la sesión de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que comienza el 9 de octubre. 

La primera ministra británica, Theresa May, y su homólogo holandés, Mark Rutte, afirmaron ayer que una serie de presuntos ciberataques de los que acusan a Rusia reflejan el desprecio de ese país por los valores y reglas globales que mantienen a todos a salvo. El comunicado conjunto se produce después de que Holanda confirmara que expulsó en abril pasado a cuatro espías rusos debido a un intento de ciberataque contra la (OPAQ), con sede en La Haya, y de que Londres también acusara al servicio secreto militar ruso de ataques informáticos. “Con las operaciones expuestas hoy hemos arrojado luz sobre las ciberactividades inaceptables del servicio de inteligencia militar ruso”, señalan Rutte y May. “Las temerarias operaciones del (servicio secreto militar ruso) GRU se extienden desde la ciberactividad destructiva al uso de agentes neurotóxicos ilegales como hemos visto en Salisbury”, añadieron en referencia al envenenamiento del ex agente doble ruso Serguei Skripal en marzo pasado en Reino Unido. “Nuestra acción de hoy refuerza el claro mensaje de la comunidad internacional: defenderemos el sistema internacional basado en reglas y defenderemos las instituciones internacionales de aquellos que buscan causarles daño”, sentenciaron. 

Ayer a la mañana, el ministro de Exteriores británico, Jeremy Hunt, había informado que el Centro Nacional de Seguridad Cibernética británico descubrió que el GRU estuvo implicado en ataques contra la agencia mundial antidoping WADA, las redes de transporte ucranianas y las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.

La inteligencia rusa está detrás de una serie de ataques “arbitrarios e irresponsables” contra organizaciones políticas y empresas, aseguró Hunt. 

“Estas no son las acciones de una gran potencia; son las acciones de un Estado paria”, dijo como reacción el ministro de Defensa británico, Gavin Williamson, desde Bruselas, donde participa en una cumbre de ministros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El Departamento de Justicia de Estados Unidos, por su parte, levantó cargos contra siete funcionarios del GRU por supuestos ciberataques, cuatro de ellos involucrados en los presuntos ataques contra la OPAQ. Tres de los sospechosos habían sido encausados previamente junto a otros nueve individuos en la investigación sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses impulsada por el fiscal especial Robert Mueller.

La acusación también alega conspiración para hackear computadoras y obtener información personal sobre la salud de atletas y otras personas en agencias antidóping. 

“El hackeo patrocinado por un Estado y las campañas de desinformación representan serias amenazas a nuestra seguridad y a nuestra sociedad abierta, pero el Departamento de Justicia está defendiéndose contra ellos”, dijo en un comunicado el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions.

En abril, Reino Unido y Estados Unidos ya habían alertado de que hackers a sueldo de Rusia podrían llevar a cabo un ciberataque global.

Holanda expulsó en abril pasado a cuatro espías rusos debido a un intento de ciberataque contra la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en La Haya, informó ayer la ministra holandesa de Defensa, Ank Bijleveld. Por su parte, el servicio secreto militar de Holanda publicó fotos y los nombres de cuatro rusos que fueron expulsados por espionaje e intentos de ciberataques. Al parecer, se dirigían a Suiza para hackear un laboratorio de la OPAQ.

La OPAQ investigó varios ataques con armas químicas en Siria y también el atentado con una sustancia neurotóxica al ex doble espía ruso Skripal y su hija Yulia en la ciudad inglesa de Salisbury en marzo pasado.  

Según la ministra Bijleveld, los investigadores llegaron a la conclusión, después de examinar las notebooks y celulares de los espías rusos, de que se habían planeado también ataques de hackers en Suiza y contra la investigación judicial sobre el derribo del vuelo MH17 de la compañía Malaysian Airways en el este de Ucrania en julio de 2014, que causó 298 muertos, la mayoría de ellos holandeses. Una comisión internacional de investigación determinó que el avión fue derribado con un misil del sistema de defensa antiaérea BUK, que utiliza el ejército ruso.

De acuerdo con la investigación del servicio secreto militar holandés, los espías rusos entraron el 10 de abril con pasaportes diplomáticos en Holanda, donde fueron recibidos por miembros de la embajada de Rusia. Los rusos alquilaron un automóvil con el que fueron vistos varias veces en las cercanías de la sede central de la OPAQ y los investigadores encontraron en el maletero dispositivos especiales para ciberataques.

El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso rechazó ayer las acusaciones. Reino Unido acusa a Rusia “sin ningún tipo de análisis”, aseguró la portavoz del ministerio, Maria Zajarova, citada por la agencia Interfax.

El viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Ryabkov, puso en duda las acusaciones de Holanda. “La imposición misma de estos cargos suscita dudas sobre su validez”, dijo Ryabkov. “El tema del denominado hackeo ruso y los ciberataques recientemente ha cobrado popularidad en ciertos círculos, mal predispuestos hacia Rusia”, agregó.