El Senado de Estados Unidos confirmó ayer al candidato de Donald Trump a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, en una reñida votación que terminó en un 50 a 48 a favor del postulante republicano. Minutos antes de votar, Mike Pence, presidente del Senado, tuvo que exigir orden en la sala después de que decenas de personas comenzaran a gritar consignas contra Kavanaugh. 

Los opositores se reunieron en los escalones de la Corte para luego subir hasta los balcones de la cámara. “Créanles a las mujeres” y “él mintió bajo juramento”,  fueron algunas de las denuncias. Antes de su confirmación, tres mujeres denunciaron a Kavanaugh por delitos y agresiones sexuales, lo cual desencadenó numerosas movilizaciones y en una investigación del FBI. 

La confirmación del candidato de Trump es una victoria para la Casa Blanca a menos de un mes de las elecciones legislativas de medio término.

“Aplaudo y felicito al Senado de EE.UU. por confirmar a nuestro GRAN NOMINADO, el juez Brett Kavanaugh, para el Tribunal Supremo. Más tarde, hoy, firmaré su comisión de nombramiento y él jurará (su cargo) oficialmente. ¡Muy emocionante!”, apuntó Trump en su cuenta oficial de Twitter minutos después de la votación. Poco antes de la votación en el Senado, el presidente aseguró en declaraciones a los periodistas que el juez es una persona extraordinaria, un gran talento. “Nos hará sentir muy orgullosos”, tuitió antes de embarcar el avión presidencial en dirección a un evento en el estado de Kansas. La Casa Blanca se sumó a las felicitaciones hacia el Senado y recalcó que Kavanaugh jurará oficialmente su cargo hoy más tarde, de acuerdo a un comunicado de un portavoz de la oficina presidencial, Raj Shah.

El debate de ayer en el senado giró en torno a la conducta del juez durante su testimonio ofrecido en el Comité, donde los republicanos enfatizaron su vocación de servicio público, y los demócratas alertaron al Senado sobre la imparcialidad en la que podría incurrir Kavanaugh. “Al principio de este proceso tenía dudas y me temo más que nunca al final del proceso”, dijo, por su parte, el demócrata Chris Van Hollen, senador de Maryland. “No hay esperanza de percibirlo como un juez parcial”. 

Kavanaugh cubrirá el puesto vacante que ocupó, antes de su jubilación, Anthony Kennedy, convirtiéndose así en el noveno magistrado del alto tribunal. Con su presencia, la Corte se consolidaría con una mayoría conservadora. Pese a las alegaciones y las dudas de última hora sobre qué iban a votar los senadores moderados, Kavanaugh consiguió los respaldos de los republicanos Susan Collins y Jeff Flake, y del demócrata Joe Manchin, único opositor en apoyarlo. 

La votación de ayer fue el último paso de un proceso que comenzó el 9 de julio, cuando Trump anunció a su nominado a Corte. El 4 de septiembre se iniciaron las audiencias que debían evaluar la postulación y los demócratas comenzaron a investigar sus posturas frente al aborto. Tema que, desde que el  conocido fallo Roe V. Wade legalizó la interrupción voluntaria del embarazo en 1973, domina los procesos de nominación a la Corte.

La semana pasada, cuando el comité se disponía a votar, los demócratas pusieron sobre la mesa la acusación de abuso contra Kavanaugh de la profesora de psicología Christine Blasey Ford, quien denunció haber sido abusada en su adolescencia por el magistrado en la década del 80. Posteriormente Ford narró los hechos en el Comité Judicial, y a su denuncia se le sumaron la de dos mujeres más. Al instante Kavanaugh negó vigorosamente las acusaciones en su propio testimonio ofrecido en el mismo Comité. Sin embargo el FBI, a pedido de los demócratas, inició una investigación que concluyó el jueves y por sus resultados inconclusos, dio vía libre a la votación del candidato. 

A pesar de habilitarse la votación, Deborah Ramírez, una de las acusadoras, emitió una declaración en la que lamentaba la aprobación del candidato. 

“Hace treinta y cinco años, los otros estudiantes en la sala optaron por reírse y mirar hacia otro lado, ya que la violencia sexual me fue perpetrada por Brett Kavanaugh”, escribió. “Mientras veo a muchos de los senadores hablar y votar en el Senado, siento que estoy de regreso en Yale, donde la mitad de la sala se está riendo y mirando hacia otro lado. Solo que esta vez, en lugar de borrachos universitarios, son los senadores estadounidenses quienes deliberadamente ignoran su comportamiento. Así es como las víctimas son aisladas y silenciadas”, expresó Ramírez en su carta publicada en The Washington Post

La designación del nuevo juez también inquietó a sus futuros colegas en la Corte. El viernes, en la víspera de la votación, las juezas Elena Kagan y Sonia Sotomayor se mostraron preocupados porque el rencor partidario dañaría la reputación de la corte. “La legitimidad de la Corte depende de que la gente no vea a la Corte de la manera en que la gente ve al resto de las estructuras de gobierno de este país ahora”, dijo  Kagan.