Las elecciones generales en Brasil cambiaron la composición del Congreso, donde las caras nuevas serán las protagonistas. Fueron elegidos el domingo los 513 diputados que componen la Cámara de Diputados y 54 senadores de todos los estados, para renovar dos tercios de la Cámara alta.

En el Senado la renovación fue abrumadora. De los 54 escaños puestos en juego, 46 serán ocupados por novatos (el 85 por ciento), lo que representa el mayor recambio del Senado en la historia de Brasil desde la vuelta a la democracia, en 1985. 

En la Cámara baja, el Partido de los Trabajadores (PT) –tradicionalmente fuerte en el Legislativo– logró un porcentaje considerable de las preferencias y consiguió quedarse con 56 escaños. Si bien el número lo coloca como la principal fuerza en diputados, lo cierto es que el PT redujo su representación, ya que hasta ahora contaba con 68 integrantes en el recinto.

El Partido Social Liberal (PSL), una agrupación históricamente menor que sirvió como plataforma electoral del ultraderechista Jair Bolsonaro, logró elegir a 52 diputados. Se trata de un crecimiento nunca visto en Brasil si se tiene en cuenta que tras los comicios de 2014 sólo tenía un miembro en la Cámara baja. El éxito de los hijos de Bolsonaro ratificó el ascenso del candidato que ganó el domingo la primera ronda de las elecciones presidenciales, con el 46 por ciento de los votos (con victorias contundentes en el noroeste, centro, sur y sudeste). 

Eduardo Bolsonaro, de 34 años, fue reelegido diputado por San Pablo, el estado más poblado del país, y se convirtió en el legislador más votado de la historia brasileña con más de 1,8 millones de votos. Su hermano Flavio Bolsonaro, de 37 años y hasta ahora diputado regional en Río de Janeiro, fue elegido el domingo por su parte como senador por ese estado por el PSL.

Los tradicionales Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) y Movimiento Democrático Brasileño (MDB), de la centroderecha, perdieron muchísimo espacio y se presume que pasarán de controlar buena parte del devenir del recinto a ser simplemente actores secundarios en busca de alianzas y coaliciones. La bancada centroderechista del MDB, el partido del actual presidente, Michel Temer, perdió casi la mitad de los escaños que tenía (64), pero sigue siendo numerosa con 34 escaños. También el histórico centroderechista PSDB perdió 20 diputados y tendrá sólo 29 en la próxima Cámara.

En total, nueve partidos lograron formar bancadas de entre 25 y 40 integrantes, por lo que se espera que, como históricamente ocurrió en la política brasileña, las negociaciones entre agrupaciones serán importantísimas en el funcionamiento legislativo a partir de 2019. Según analistas, la correlación de fuerzas en el nuevo Congreso podría inclinarse a favor de Bolsonaro debido al poderoso elemento conservador entre los partidos que lo conformará: pequeños partidos cercanos al sector agrícola o a las iglesias evangélicas.

Una de las sorpresas en la nueva composición legislativa fue la elección de Joenia Wapichana como diputada nacional, la primera mujer indígena que ocupará una banca en la Cámara baja. La abogada fue electa con un 3,17 por ciento de los votos en el amazónico estado de Roraima. Wapichana, nacida Joenia Batista de Carvalho pero que adoptó como apellido el nombre de su etnia indígena, fue también la primera mujer aborigen graduada en una facultad de Derecho en Brasil y también estudió en la Universidad de Arizona, en Estados Unidos. La diputada electa por el partido Rede Sustentabilidade, de Marina Silva, es la segunda indígena que llega a la Cámara Baja brasileña, detrás de Mario Juruna.