La canción tiene en la madrileña Pasión Vega uno de sus estandartes. Antonio Banderas, partícipe en uno de sus discos, la bautizó “voz de seda”. Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Carlos Cano, Rosana Arbelo, se cuentan entre muchos de los nombres ilustres con los que la artista ha colaborado, en una discografía que supera la decena, con cuatro discos de oro y uno de platino. Brillo que acompaña el nombre de su nuevo trabajo, 40 Quilates, a presentarse esta noche a las 21 en Teatro La Comedia (Mitre 958).

De todas maneras, la de esta noche es una ocasión especial. Por un lado, porque es la primera de las dos presentaciones (mañana en Buenos Aires) que la cantante dará en el país; por el otro, porque se trata de un concierto íntimo a piano y voz, con una selección de canciones que incluirá no solamente a su álbum más reciente. La variedad rítmica elegida por la española en sus repertorios tendrá aquí una ocasión especial, dada la cercanía elegida para el trato musical con el público.

“Elegir el repertorio es lo más importante, la base, elegir canción a canción, durante mucho tiempo”.

“Queríamos tomar estos dos conciertos como una presentación, como un saludo a la gente, y creo que la mejor manera de escuchar la pureza de una voz y de las canciones es de esa manera, tan íntima y sencilla, para desde la sencillez poder exponer todos estos mensajes y diferentes ritmos que yo he ido utilizando en mi carrera”, explica Pasión Vega a Rosario/12. “Esta elección me da la oportunidad de poder hacer muchos tipos de canciones, y de variar el repertorio si es que nos apetece cantar algo de determinada época, gracias al conocimiento que tengo -desde hace 14 años- con mi director musical, Jacob Sureda: podemos coger pinceladas de cada momento de mi carrera”, agrega la cantante.

--Ofrecer sólo su voz debe significar de manera especial para usted, sin la compañía de los arreglos habituales.

--Sí, pero al mismo tiempo me pone nerviosa hacer un concierto sólo piano, porque no hay ningún tipo de artificio, sólo una bonita luz y nada más que las canciones y el piano. El reto me gusta mucho, porque hay que saber aguantar esos silencios, esa intimidad, pero esto puede propiciar que sean noches especiales al mismo tiempo. ¡Es que somos masoquistas los artistas! (risas)

--Una de las canciones de 40 Quilates, “París”, me resulta conmovedora, suspendida como está entre el deseo y la realidad.

--Me parece una de las canciones más atemporales que tiene este disco y creo que con el tiempo va a ir calando. Para mí es una delicia poder cantarla, con una sonrisa y con ese deseo de llegar con la persona amada a París. Es una canción muy romántica, como si fuese de película. En el disco tiene un arreglo con instrumentos de ensoñación, instrumentos muy diferentes: ese acordeón, ese laúd. Es muy sugerente, y la verdad es que es una de mis canciones favoritas.

--Elijo distinguir su versión de “Como la cigarra”, de María Elena Walsh.

--El morir para resucitar, para volver a empezar, es algo que me ha pasado muchísimas veces a lo largo de estos años, y esta canción lo retrata de una manera tan bonita. Para que la gente pueda agarrarse a este canto, a la esperanza y al resurgir, la veía muy apropiada; apropiada para mí y para muchas de las personas que puedan estar en un momento complicado. En España no es una canción demasiado conocida, me resulta curioso porque yo pensé que sí, por escucharla de pequeña, a través de mis padres que escuchaban muchos estilos de música. Por eso decidí también cantarla, como una forma de refrescar la memoria a mucha gente. Aquí sé que es una canción muy querida y que sigue vigente.

--En ese sentido, sus repertorios se destacan de una manera cuidadosa.

--Elegir el repertorio es lo más importante, es la base, elegir canción a canción, durante mucho tiempo. A veces cuesta más encontrar estas canciones y hay que llamar a muchas puertas para que aparezcan, pero de repente te enamores de esas canciones y después durante el proceso de grabación mismo. También ahí hemos trabajado a fuego lento en 40 Quilates, haciendo y deshaciendo cuando las cosas no nos gustaban, quitábamos todo y volvíamos a comenzar. Ha sido un trabajo largo pero también muy divertido. Creo que lo hemos hecho de una manera natural, para que también las canciones fueran escogiendo el vestido que les iba a cada una. Ese tiempo a veces no lo tenemos porque las compañías apuran, pero aquí no ha habido esa prisa.

--A propósito del vestido adecuado para cada canción, los arreglos son meticulosos.

--El trabajo fundamental lo ha hecho Fernando Velázquez, que ha sido el productor del disco. Habitualmente se dedica a componer bandas sonoras de películas, como El orfanato y Un monstruo viene a verme; habitualmente trabaja con Juan Antonio Bayona, en España, pero también hace mucha cosa para afuera, incluso para Hollywood. Es un chaval muy joven y con un presente y un futuro increíbles. La verdad que con él se me abrió un mundo, porque te sales de la búsqueda de los productores al uso, dentro de lo que es este trabajo. Yo iba buscando algo diferente, alguien que diera unas texturas diferentes a las canciones, sin pensar sólo en las radios o en lo comercial, sino en las canciones, en la música que yo hago y en hacer algo hermoso.