El Gobierno estableció un tope de 10 puntos porcentuales al desfasaje entre las cuotas de los créditos UVA y los salarios. Lo que quede de cuota por encima de esa diferencia se le cobrará al deudor cuando la brecha vuelva a estar por debajo de los 10 puntos. El Ejecutivo reconoció así la “incertidumbre y el miedo” de los deudores, aunque ofreció una respuesta que para especialistas y los propios tomadores de los créditos es insuficiente e incluso puede resultar beneficioso para los bancos, uno de los sectores protegidos para el Gobierno junto a las energéticas. Para el jueves que viene está convocado un “llaverazo” de los deudores UVA, en protesta ante la trampa que les tendió el Gobierno, que prometió estabilidad y bonanza para alentar el ingreso a una deuda eterna y cada vez más pesada.

El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, junto al secretario de Vivienda, Iván Kerr, presentaron ayer los anuncios en materia de vivienda. “Esto le da tranquilidad a 100 mil familias que tomaron créditos hipotecarios UVA. Si bien no vemos problemas de mora en el repago de créditos, este contexto económico genera incertidumbre y miedo. En respuesta al pedido de esas familias estamos estableciendo un tope al incremento de las cuotas mensuales cuando la inflación supera en 10 puntos el aumento de los salarios”, explicó Frigerio desde la Quinta de Olivos.

Desde el comienzo del repago del crédito hipotecario, las cuotas y el monto total adeudado se mueven en función de la inflación del Indec. El rasgo tentador para el deudor era que la cuota inicial era más baja que la ofrecida a través del sistema de crédito hipotecario tradicional. El Gobierno promocionó fuertemente el sistema asegurando que la inflación estaba en baja y que la economía nacional comenzaba una etapa de crecimiento. Eso llevó a que creciera el número de créditos otorgados, especialmente en la segunda mitad del año pasado y a comienzos de 2018. Sin embargo, la crisis cambiaria modificó todo el escenario. La inflación se volvió galopante y el horizonte a corto plazo es incierto. Ante esta situación, deudores hipotecarios comenzaron a generar espacios de reclamo que tuvieron eco en el Congreso Nacional, en donde distintos sectores de la oposición presentaron proyectos para modificar el esquema de UVA. Hasta ahora, el Gobierno había hecho oídos sordos. Ahora maquilló una respuesta.

Frigerio y Kerr explicaron que se introdujo un tope de 10 puntos porcentuales al desfasaje entre el aumento de la cuota y el incremento salarial calculado por el Indec. Para alguien que tomó un crédito UVA hace un año, la cuota se incrementó alrededor de un 40 por ciento. Si los salarios, por ejemplo, subieron en el mismo período un 27 por ciento, la cuota no debería crecer al 40 por ciento sino al 37 por ciento. Esa diferencia ingresa al capital adeudado y se cobra al tomador cuando la brecha entre inflación y salarios queda por debajo de los 10 puntos. Por otro lado, dijo Frigerio, sigue operando la posibilidad de que si la brecha supera los 10 puntos el deudor pida al banco estirar los plazos de repago.

La agrupación “Hipotecados UVA Autoconvocados” emitió ayer un comunicado muy crítico. “Esto no introduce nada novedoso: ya existe una cláusula para cuando el índice salarial supera en 10 por ciento a la inflación. Esto sólo posterga el problema y lo vuelve aún más imprevisible, ya que es difícil calcular de cuánto serán las cuotas cuando se ´descongelen´y vuelvan ´recargadas´”, dicen los deudores. Tal es el descontento que convocaron para el jueves que viene un “llaverazo” frente al Congreso.

“Si la inflación está diez puntos por arriba de los salarios, en lugar de pedir la ampliación del plazo de devolución se puede patear para adelante el pago de esa diferencia. O sea, capitalizar la diferencia. Esto no cambia nada de fondo, es apenas un poco de maquillaje”, consideró Germán Muiño, economista del CEPA. “La diferencia de 10 puntos sigue siendo muy grande, sobre todo porque además de la cuota del crédito todo sube por encima del sueldo y algunos gastos lo hacen muy encima, como por ejemplo los servicios públicos. Entonces hay un fuerte deterioro en la capacidad de pago de los deudores UVA. Para el banco, el crédito UVA sigue siendo un negocio fabuloso, prácticamente libre de riesgo. De hecho, la capitalización de la brecha por arriba del 10 por ciento del diferencial cuota/ingreso es mucho más atractiva para el banco que el estiramiento de los plazos de pago, que es el ´beneficio´ contemplado en la normativa original”, agrega Muiño. Según el economista de la Jefatura de Gabinete Federico González Rouco, el anuncio permite que un deudor que sacó un crédito UVA hace un año pueda dejar de pagar unos 90 pesos mensuales durante los próximos meses, que luego le serán cobrados cuando los salarios estén menos de 10 puntos por debajo de la inflación.