La última versión de José López sobre los dólares tirados en el convento es insostenible, pero aún así el ex funcionario fue aceptado como “arrepentido” por el fiscal Carlos Stornelli porque dijo que el dinero provenía de Cristina Fernández de Kirchner. En verdad, al final dijo que “creía” que venía de CFK. La mentira fue después convalidada por el juez Claudio Bonadio. López contó que tres desconocidos, enviados por la ex presidenta, le dieron, en la medianoche del 13 al 14 de junio de 2016, varios bolsos con los dólares y que, asombrosamente, le pidieron que “unificara” el contenido en alguna valija. De esta forma, el ex funcionario trató de justificar por qué la mayor parte de los dólares estaban en una valija Samsonite que tenía una etiqueta identificatoria a nombre de “Araceli López, con domicilio en la avenida Las Heras 2034 Buenos Aires, Argentina”. La realidad es que López salió corriendo de su casa porque creyó que su ex esposa lo iba a denunciar tras una sórdida pelea esa noche. Salió con el dinero donde estaba, en la valija de su propiedad, que usaba su hija. Dentro de la valija estaban los fajos recubiertos con un film, que tenían el objetivo de evitar la humedad que había en el lugar donde el dinero estaba escondido; en una piecita, tras un tabique falso, al lado del tanque de agua. Tanto la valija como los dólares que estaban adentro tenían esa humedad. En uno de los bolsos con dinero, además, había un comprobante de compra de dólares a nombre de López y con fecha de 2015. Las evidencias que surgen de la causa original de los bolsos en el convento demuestran las mentiras que, no obstante, fueron luego homologadas por Stornelli. 

Fechas

Durante la instrucción, a cargo del juez Daniel Rafecas y el fiscal Federico Delgado, López se negó a declarar la primera vez y habló largamente la segunda. Ya en el juicio oral, ante el Tribunal Federal 1 (TOF 1) también habló más de una hora, semanas más tarde se despachó kilométricamente con Stornelli y luego, en forma sorpresiva, pidió declarar otra vez a principios de este mes, después de ser aceptado como arrepentido dado que involucró a CFK diciendo que el dinero del convento era de ella. Nunca antes lo había afirmado.

Su versión en la causa de las fotocopias de los cuadernos fue que un ex secretario de Cristina, Fabián Gutiérrez, le avisó que tenía que esconder una importante cantidad de dinero. Eso ocurrió –según dijo– 48 horas antes del fatídico 14 de junio, cuando tiró los bolsos en el convento.

Sin embargo, Gutiérrez demostró que no estaba en Buenos Aires en ese mes de junio, por lo cual López rápidamente elaboró una nueva versión, diciendo que el encuentro con Gutiérrez había sido un mes antes.

Ante Stornelli dijo que se vio con el secretario que ya no era secretario en el hotel NH de la calle Bolívar. En su nueva declaración no explicó dónde se vieron. 

Celulares

Como es obvio, el contacto con Gutiérrez –que dejó de ser secretario presidencial en 2010– debió hacerse por celular. Esa elemental prueba fue esquivada por Stornelli; tampoco existen en la causa cruces telefónicos para lograr una evidencia que pruebe los dichos del ex funcionario.

¿Cómo esquivó López ahora ese problema? Dijo que los individuos que le entregaron el dinero, “me obligaron a tirar los tres celulares desde los cuales me llamaron”. El argumento es incongruente desde donde se lo mire. No sabía qué teléfonos eran, no explica cómo se contactaron. En cualquier otro caso esto solo ya implicaba un evidente falso testimonio. A Stornelli no le importó.

Valija

En las declaraciones anteriores, López nunca mencionó que la valija Samsonite en la que apareció el dinero era suya. Sin embargo, en la causa surgió la evidencia categórica de que la Samsonite tenía una etiqueta con los datos de su hija Araceli. Con el discurso armado, López explicó que los tres desconocidos que le llevaron el dinero lo entregaron en muchos bolsos y entonces le pidieron que unificara la mayor parte de algún modo. De esta manera explicó por qué puso cinco de los nueve millones de dólares en la valija que claramente había sido usada por su hija en algún viaje. 

La versión es insostenible. ¿Por qué López no sacó la etiqueta de la valija si sabía que era dinero sucio? La verdad de lo que sucedió es que el dinero lo tenía él en su casa desde hacía mucho tiempo y, por eso, los fajos estaban envueltos en un film dado que el escondite donde los tenía era un lugar húmedo, al lado del tanque de agua. La evidencia es que tanto el film como buena parte de los billetes registraban esa humedad.

La etiqueta y la humedad son pruebas de su mentira. Aún así, a Stornelli no le importó. Nadie le preguntó a López todavía dónde puso los bolsos que trajeron los desconocidos.

Escondite

La Policía Federal allanó la lujosa vivienda de López en Talar de Pacheco, en Tigre, el 15 de junio de 2016, al día siguiente de ser sorprendido en el convento. Entraron unos 50 efectivos, incluyendo el Grupo Halcón, efectivos de la Policía Científica, la Policía Tributaria y otros organismos. Buscaron el lugar donde habían estado los dólares. La inspección duró horas y dio resultado negativo: no encontraron el escondite.

Sin embargo, tiempo después, López aceptó declarar cuando vio que estaba en peligro la libertad de su ex esposa y de su hija. En esa declaración reconoció que el dinero lo tenía él y reveló en dónde. Había que tomar una escalera que había en la planta baja, transportarla al piso superior, usarla para meterse en una ventana simulada, rodear el tanque de agua y, al lado, en una piecita oculta, detrás de un tabique falso, estaba el escondite.

Rafecas dio orden de volver a allanar y ahí estaba nomás el escondite. En el lugar se registraba la misma humedad que en el film que recubría los billetes.

Recibo

En uno de los bolsos llenos de dinero que López llevó hasta el convento había un recibo de cambio de 3500 dólares, hecho en Shanghai el 2 de junio de 2015. El comprobante del Bank of China, número 0752013, está a nombre de José Francisco López. Demuestra que él compró esos dólares y que los puso en el bolso que llevó al convento, lo que indica que el bolso no era de los desconocidos sino de él.

Viaje

El fiscal Delgado y el juez Rafecas reconstruyeron el viaje de López desde su casa de Talar de Pacheco hasta el convento de General Rodríguez. Fue a la 1 de la mañana del 14 de junio.

En su anteúltima versión, López dijo que cerca de las 23 del 13 de junio lo llamaron los tres desconocidos de parte de Gutiérrez y le dijeron que le estaban por llevar la plata, que según él, “creía” que era de CFK. El ex funcionario afirmó que los tres individuos lo “escoltaron” hasta General Rodríguez, en una moto y en un auto.

Delgado y Rafecas registraron la Meriva de López en 27 cámaras de seguridad del trayecto. En ninguna se ve que lo estuviera siguiendo ningún auto ni ninguna moto. Y no se trató de un seguimiento difícil, porque el vehículo circulaba en la más absoluta soledad en esa madrugada.

Sin embargo, en su última declaración, claramente armada, argumentó que los tres sólo lo siguieron de atrás al principio, pero que luego estuvieron de a ratos delante e incluso que lo cruzaron. Nada de todo esto se verifica, pero López intentó confundir a los jueces con esta nueva versión, que nunca antes dio.

Verdad

Las pruebas demuestran que López se peleó con su ex esposa en la noche del 13 de junio. Según los rumores, la razón del conflicto fue un escabroso tema familiar. La demostración de que estalló una guerra es que, cuando la fiscal de General Rodríguez allanó la vivienda del ex funcionario, encontró dos platos servidos y la comida a medio comer. Es decir que la ex esposa se levantó y se fue. 

El segundo elemento que demuestra esta situación es que las perchas que tenían la ropa de ella estaban tiradas por el piso. O sea que la ex esposa se llevó su ropa esa noche. 

No es un detalle menor que a López no lo visita nadie. Ni su propia familia. Sólo una hija.

Todo indica que, por esa pelea, el ex funcionario pensó que su ex esposa lo iba a denunciar. Y eso lo llevó a salir desesperado de su vivienda con la plata que tenía oculta él mismo, como producto de cobros de coimas. Nadie le llevó nada aquella noche: no se puede probar ni con los celulares ni con las cámaras de seguridad ni coinciden los horarios. 

No obstante, como dijo las palabras mágicas –Cristina, bolsos–, lo aceptaron como arrepentido en la causa de las fotocopias de los cuadernos. Es más, es el único arrepentido que menciona a la ex mandataria. Y por eso lo valoran tanto aceptándolo, de manera fraudulenta, como imputado colaborador. Como su declaración está llena de incoherencias, se ve que –con la visible ayuda de servicios de inteligencia– trató de corregir los agujeros de declaraciones anteriores imposibles de corregir.

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