Ante un panorama nacional e internacional convulsivo, y frente a todo apresuramiento electoralista, en el reciente acto masivo que hicimos en Argentinos Juniors, el PTS-Frente de Izquierda ratificó tres propuestas que nos permitan organizar la pelea contra el saqueo y las peleas que se vienen junto a miles de activistas trabajadoras, trabajadores, mujeres y jóvenes, En primer lugar, la exigencia a los sindicatos y a las centrales, un paro y un plan de lucha para ganar las calles y, junto al movimiento de mujeres y las organizaciones de los estudiantes, derrotar a Macri y su plan diseñado y escrito por el FMI. Levantamos, además, el planteo de que se convoque una Asamblea Constituyente, votando diputados en todo el país, como forma de discutir democráticamente una resolución a la crisis nacional, para que las consecuencias no las pague el pueblo trabajador sino los grandes capitalistas. Por último, propusimos avanzar en la construcción de un gran partido unificado de la izquierda, con independencia política y socialista. Las peleas que se vienen son duras. Nuestra preparación no puede, por ende, ser un desfile electoralista de la mano, encima, de los que nos aplican hoy el ajuste junto a Macri, como es el PJ.

Las expresiones más polarizadas del avance de la derecha en la región ponen de relieve la necesidad de poner en pie una fuerza que pueda derrotarla, no se trata de un mero problema electoral o de alianzas por arriba. Menos que menos con los que permiten que el plan de Macri avance.

Frente a este panorama de crisis nacional e internacional, los llamados “Diálogos Abiertos” entre referentes locales y provinciales de Ciudad Futura, el Frente Social y Popular, Igualdad y Participación el kirchnerismo y el PJ, no proponen discutir las vías para resistir y dar un salto en la organización frente al plan macrista. Se propone armar un frente electoral antimacrista en la ciudad y la provincia mientras la tormenta se sigue descargando sobre nuestras cabezas. Para ello, sobre llovido mojado, se propone subordinar a sectores de la centroizquierda o que supieron tener discursos de izquierda, al armado de los partidos de los de arriba que, dijimos, parecen más preocupados en que Macri no se debilite, que en derrotar su plan. Mientras tanto, además, aplican brutales ajustes en “sus” provincias, como Alicia Kirchner.

Así, estos diálogos mezclan a compañeros luchadores contra el gatillo fácil y la violencia institucional, como Celeste Lepratti, con Roberto Sukerman, quien hizo campaña electoral arriba de un patrullero, pidiendo "seguridad"; a sectores que defienden las fuentes de trabajo, junto a los defensores peronistas de la burocracia del SMATA y la UOM, que hacen listas negras en las fábricas, y persiguen activistas, mientras permiten suspensiones masivas y despidos. No se busca “diálogo” alguno con la resistencia.

Uno de los impulsores de este intento de confluencia bajo la égida del peronismo, es Rubén Giustiniani, quien se ha acercado recientemente al compañero Carlos del Frade. Sin embargo, Giustiniani como diputado nacional socialista votó la reforma laboral de De la Rúa, la llamada “ley Banelco”, que implicó un retroceso brutal en las condiciones de los y las asalariados, aprobada en un escándalo de coimas. Incluso en los diálogos algunos sectores llaman a participar de un armado electoral al mismísimo Partido Socialista, que aprobó el Pacto Fiscal que llevó a la Reforma Previsional, aplica los tarifazos, y gobierna la provincia bajo el capricho de las agroexportadoras. A los compañeros de Ciudad Futura y del Frente Social y Popular, les preguntamos: ¿de qué nos sirve la búsqueda de “amplitud” y “diálogos” con los que nos ajustan todos los días?

Algunos compañeros y compañeras que participaron de estos Diálogos, señalan el rol que puede cumplir el movimiento de mujeres, que se levantó por millones al calor de la lucha por el derecho al aborto, para enfrentar las políticas del gobierno. Estamos de acuerdo. Pero esta concepción entra en contradicción con la alianza que todos estos sectores tejen con el Vaticano y Francisco, que viene de comparar al aborto con asesinatos en manos de sicarios. Esto va desde los kirchneristas, hasta Patria Grande y el PCR. De nuevo preguntamos: ¿qué suma esta “suma” en la lucha por defender los derechos de las mujeres y los trabajadores frente al gobierno? En la provincia, el lobby eclesiástico viene de reunirse con legisladores para que no aprueben la Ley de Educación Sexual Integral, de cuya redacción fueron parte algunos de los que participan en los Diálogos. Se desprende entonces que es imposible sostener consecuentemente la lucha por el aborto, los derechos de las mujeres y la educación sexual de la mano del oscurantismo clerical.

Frente a la crisis en curso, pueden sonar esperanzadoras este tipo de propuestas unitarias, pero estas sumas terminan restando y mezclan las fuerzas de organizaciones que pelean desde abajo con los partidos tradicionales. Los compañeros de Ciudad Futura, que recibieron el apoyo de miles de rosarinos como expresión de la bronca a los partidos tradicionales, ¿nos proponen subordinar la agenda a esos sectores? Esto es un error, mucho más cuando desde el mismo kirchnerismo o sectores como el Evita levantan la alianza con o la candidatura de, respectivamente, Felipe Solá, corresponsable de la muerte de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, y representante del Frente Renovador de Massa, espacio vital para garantizar el ajuste del PRO. No creemos que haya que subordinarse a los partidos tradicionales para defender la agenda de los trabajadores, las mujeres y la juventud.

 

* Dirigentes del PTS