El cine argentino estuvo marcado en las últimas semanas por movilizaciones y reclamos de diversos sectores, el anuncio de una acción legal conjunta en defensa de la Ley de Cine, la renuncia del delegado organizador de la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (Cinain), y la preocupación de numerosas asociaciones de productores, directores y técnicos que observan un ajuste dentro del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Esto se vería traducido, entre otras cosas, en la falta de créditos para el sector, una subejecución presupuestaria en el organismo y la reducción de tres días de actividades del Festival Internacional de Cine Mar del Plata. 

Desde la ciudad catalana de Sitges, a donde viajó para cerrar un acuerdo entre el festival de cine fantástico local y el Blood Window Pinamar, el presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Ralph Haiek, realizó una evaluación diferente de la situación y puso sobre la mesa algunas cifras “récord” en lo que hace a ejecución presupuestaria, otorgamiento de subsidios, películas en proceso, estrenos y entradas vendidas en las salas. “El porcentaje de ejecución de presupuesto destinado al fomento directo es el más alto de los últimos quince años. Los fondos están y los estamos manejando de manera correcta. Lejos de estar en un plan de ajuste, en el Incaa hay un mejor uso de los recursos, lo cual nos permitió obtener un récord de rodajes, con un total de 121 películas en producción. En pos de cumplir con el 50 por ciento de ejecución presupuestaria estamos haciendo malabarismos, pero eso de ninguna manera significa un ajuste”, afirmó Haiek desde España en diálogo telefónico con PáginaI12.

Los datos que maneja el presidente del Incaa figuran en un reciente informe publicado por el Observatorio de la Industria Audiovisual Argentina, que fue confeccionado con cifras del Sindicato de la Industria Cinematográfica (Sica) y otras manejadas por el propio organismo, a través de sus subgerencias de Fiscalización y Administración y Finanzas. Según ese informe, al 30 de junio pasado existían un total de 83 películas de ficción y 38 documentales en preproducción, rodaje o posproducción. Además, al 30 de septiembre último, el Incaa ejecutó el 46,5 por ciento de un presupuesto de 672.255.429 pesos. Y hasta estos días se estrenaron en salas 165 películas nacionales (un 6,79 por ciento más que el año pasado) que fueron vistas por un total de 5.953.513 espectadores (un 15,6 por ciento del total de películas estrenadas, lo que marca un crecimiento en relación a 2017). 

–¿Cómo explica entonces las denuncias de subjecución presupuestaria realizadas por diversas asociaciones del sector?

–Creo que se trata de un malentendido. Lo explicamos en una carta enviada al Consejo Asesor, donde hablamos de nuestras disponibilidades financieras y la ejecución presupuestaria. Este año, después de mucho tiempo, vamos a estar ejecutando el 50 por ciento de los recursos ingresados impositivamente, que son los destinados al fomento cinematográfico. Después está la disponibilidad de un saldo de dinero que recibíamos del Tesoro Nacional y que usamos para pagar concursos para TV y otros gastos, como nuevas obras en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc), Cine.AR y el reciente Mes del Cine Argentino, un ciclo que hicimos con entradas a mitad de precio, por ejemplo. 

–¿Esos son los fondos que el Incaa habría depositado en un plazo fijo? ¿Para qué los usarán en el futuro?

–Ese plazo fijo existe y está en el Banco Nación. Pero hay que aclarar que no tocamos los recursos impositivos destinados al fomento cinematográfico, sino que se trata de fondos que venían del Tesoro para otros gastos. En una economía inflacionaria, este plazo fijo es un resguardo. Con estos fondos vamos a completar las obras del primer y segundo subsuelos de la Enerc, y compraremos equipos de sonido para dotar a la escuela de nuevas capacidades técnicas. También está previsto reacondicionar el Cine Gaumont este verano, porque faltan ciertos arreglos.

–¿Y qué responde a las asociaciones que observan en distintos hechos un creciente ajuste presupuestario?

–Lejos de estar en un plan de ajuste, el Incaa tiene un mejor uso de los recursos que nos permite, por ejemplo, un récord de rodajes. Durante este mes vamos a liquidar el 100 por ciento de los subsidios de medios electrónicos y de sala por un total de 200 millones de pesos. Nuestra idea es liquidar esos fondos para que la plata llegue más rápido a los productores. Esto significa un extra de 100 millones de pesos, porque históricamente se venían liquidando solamente el 50 por ciento de esos fondos. Es algo que venimos charlando con el Consejo Asesor e incluso formamos mesas técnicas para aclarar inquietudes. Hay un diálogo permanente con todos los sectores.

–Uno de los reclamos fue, justamente, la formación de nuevos comités para que la producción no se vea paralizada al término del mandato del actual Consejo Asesor.

–El próximo 24 de octubre está prevista una nueva reunión del Consejo, a pedido de sus miembros, frente a la proximidad del final de su mandato. Es una reunión que buscará acelerar la aprobación de comités para que no se pare la producción de películas. En la última reunión ya se nombraron cuatro comités de documentales y otros dos de ficción. Ahora la idea es nombrar a los miembros de otros dos nuevos comités para películas de ficción.

–Los sectores de documentalistas estaban especialmente preocupados por el rumor de que se unirían la vía digital de documentales con una nueva vía digital para ficción. ¿Qué hay de cierto en eso?

–La idea existe: queremos hacer una vía digital de ficción y documental. Pero la intención no es para nada ir en contra del terreno ganado por los documentalistas. Se trata de un proyecto para jerarquizar al documental digital. La idea es llevar al documental a una instancia superadora y abrir una nueva ventana de películas nacionales. Ojalá podamos lograrlo. Para mí sería un mérito que el documental tuviera esa categoría. Estamos en diálogo con el sector porque queremos lograr que sean películas mejores pero que también mantengan su especificidad.

–¿Por qué le pidieron la renuncia al delegado organizador de la Cinain, Fernando Madedo? El denunció en una carta que existe indiferencia por el patrimonio fílmico nacional y una situación de peligro para las personas que trabajan con las viejas películas de nitrato. 

–La semana próxima vamos a anunciar al nuevo delegado organizador, en reemplazo de Madedo. El delegado organizador debía llevar un plan de acción para poner en marcha la Cinain. Había tres puntos recurrentes, pero no se estaban haciendo las cosas correctamente. La función del delegado es llevar adelante el proceso para elegir a las autoridades del Consejo Asesor de la Cinain. Pero no notamos que hubiera avances en ese sentido.

–Por otra parte, Madedo dice que el Incaa no le podía pedir la renuncia porque su cargo depende directamente de la Secretaría de Cultura de la Nación. 

–Eso es totalmente contradictorio, porque él estaba contratado por el Incaa desde septiembre de 2016 y el instituto se encargaba de pagar todos los gastos de su gestión. En definitiva, lo cierto es que el Incaa lo designó como delegado organizador para que pusiera en funcionamiento a la Cinain, pero él no estaba haciendo correctamente su tarea para conformarla. De hecho, una vez conformada, la Cinain ya no dependerá más del Incaa. La ley indica además que la Enerc pasaría a depender del Consejo Asesor y del presidente de la Cinain, lo cual significaría una nueva estructura, pero eso todavía no existe.

–¿Por qué se redujeron tres días de actividades del Festival de Cine de Mar del Plata? Muchos consideran esa medida como parte de un proceso de ajuste.

–Lejos de ajustar o tener menor dinero, el Festival de Mar del Plata ha aumentado considerablemente su presupuesto. A pesar de tener menos días, va a ser mejor que el anterior e inclusive va a tener mucho más público. Vuelvo a repetirlo, los fondos están y sentimos que los estamos manejando de la mejor manera para el fomento y la difusión del cine nacional.

–Otra de las preocupaciones que se ventilaron estas semanas es el nuevo organigrama que guía el funcionamiento interno del Incaa. ¿Qué objetivo tiene esta nueva estructura?

–Hemos hecho un nuevo organigrama para mejorar el funcionamiento y la parte administrativa del Instituto, y especialmente para mejorar el fomento y la exhibición de las películas argentinas. Hasta ahora había una confusión total de roles entre gerencias y subgerencias, y venimos a poner fin a ese desorden. Ahora estamos funcionando mejor, tal como lo demuestra el informe del Observatorio de la Industria Audiovisual.

–¿A qué clase de cine apuntan con todas estas medidas? ¿Cuál es el tipo de cine argentino que imaginan para el futuro?

–Nosotros somos únicamente facilitadores y canalizadores del esfuerzo, el empeño y la pasión de todos los sectores (técnicos, actores, guionistas, directores y productores) que hacen películas. Sobre qué tipo de películas se harán en el futuro, eso es responsabilidad del sector mismo, a través de los comités elegidos por el Consejo Asesor. Nosotros debemos enfocarnos en administrar de la mejor manera y mejorar la exhibición para que el cine argentino llegue a la mayor cantidad de salas y las vean la mayor cantidad de personas posible. Son ellos quienes eligen qué cine fomentamos y apoyamos desde el Incaa.