Una empresa más en Rosario queda en manos de sus trabajadores. Los 55 empleados de la logística Expreso Júpiter tramitan por estas horas la creación de una cooperativa para tomar el control y operar esta tradicional SRL ante la retirada de sus dueños, herederos de los fundadores. La compañía, con base en el barrio Saladillo, lleva más de seis décadas transportando mercaderías generales entre Rosario y Buenos Aires. Con una crisis gerencial que se agravó en la última década, sus trabajadores decidieron tomar el toro por las astas para rescatar la fuente laboral que abriga una marca histórica en el rubro logístico en la ciudad.

“No somos delincuentes ni nos apropiamos de nada: somos trabajadores que queremos preservar nuestra fuente laboral”, explicaron Gabriel Lago y María Victoria Astudillo, dos de los 55 trabajadores –40 en Rosario, 15 en Buenos Aires– que ayer se hicieron cargo de la empresa mientras esperan que el juez en lo civil y comercial nº 6, Néstor García, dicte la quiebra de la SRL que arrastra un proceso de casi una década.

“La salida es la autogestión, luego de nueve años de incertidumbre y razones para sospechar el vaciamiento y cierre. Los dueños deben 60 millones de pesos a la Afip, y retuvieron aportes previsionales de los empleados por 40 millones”, reveló con elocuencia José Abelli, histórico referente del movimiento de empresas recuperadas.

Así, Expreso Júpiter se encamina por la misma senda de la fábrica de pastas Mil Hojas o la láctea La Cabaña, entre una veintena de casos en los que sus empleados se organizaron para asumir el control de la empresa que los había contratado.

En el galpón de Arijón al 600, ayer un grupo despachaba la última tanda de encomiendas de los dos camiones diarios que llegan desde Buenos Aires. Una rutina para su cartera de 400 clientes importantes y constantes. Parecía un día más, pero era especial, porque asumían de manera definitiva el control de la empresa que entró en declive a la muerte de sus fundadores, Julio Francés y Juan Manuel Fuster, en 2009. “Los herederos nunca asumieron responsabilidades y ni se hicieron presentes. Empezamos a quedar a la deriva. Las dos familias dueñas están peleadas, por eso pasaron muchos gerentes interventores, pero la sociedad se disolvió en 2014 y nosotros quedamos en el medio”, resumió Lago. “La solución –agregó- fue organizarnos en cooperativa. Somos laburantes; sólo queremos seguir trabajando”.