En su salsa, el presidente Mauricio Macri se metió de lleno en la discusión sobre los inmigrantes. Pidió que se debata nuevamente “el manejo migratorio” y que se vea “cómo son las reciprocidades” con otros países en materia de salud y educación. También puso un manto de sospecha sobre quienes inmigran y su vinculación con la delincuencia: “Que vengan a trabajar como hicieron nuestros abuelos y no algunos que vienen y le dan mucho trabajo a la ministra Bullrich”. El Presidente sacó un DNU para endurecer las condiciones de migración que está actualmente suspendido por fallos judiciales y en manos de la Corte Suprema. En el Gobierno, no obstante, negaron que estén evaluando avanzar con una modificación de la ley de migraciones que se debatiría en el Congreso en 2019.

El Macri que habló ayer no está muy lejos del Macri que en 2010, mientras las policías Federal y Metropolitana reprimían en el Parque Indoamericano y tres migrantes eran asesinados, salía a cuestionar la “inmigración descontrolada que viene de la mano del narcotráfico”. Tampoco está lejos del líder de Cambiemos que hace un año dictó el DNU 70/17 para endurecer las condiciones de migración. Esa norma acortó los tiempos para expulsar extranjeros, endureció las condiciones para su ingreso y para obtener la ciudadanía argentina. Se redujo de 180 a 80 días la autorización de permanencia precaria y, con las expulsiones, se alargaron los plazos para reingresar al país. 

El decreto fue impugnado judicialmente por el CELS y la Cámara en lo Contencioso Administrativo lo suspendió. Actualmente, la Corte Suprema tiene el caso. Mientras estuvo en vigencia, el Gobierno efectuó 1332 expulsiones, que fueron creciendo año a año (323 en 2015, 489 en 2017, 520 en lo que va de 2018). Si finalmente la Corte no avala el DNU, el Gobierno deberá ver cómo avanza. Una posibilidad es una modificación de la ley de migraciones con un proyecto en el Congreso. No obstante, en la Dirección Nacional de Migraciones negaron que estén trabajando en ese proyecto. Señalaron que las tareas actuales están centradas en la “orientación de los flujos migratorios” y que, así como hubo expulsiones, hubo 587 mil radicaciones. “La línea es puertas abiertas a los extranjeros que quieran venir a estudiar o trabajar y ser restrictivos con quienes vienen con propósitos delictuales”, insistieron.

No obstante, el oficialismo ya tuvo iniciativas restrictivas, como la del diputado Luis Petri, que bloqueaba la posibilidad de acceder a los servicios de salud públicos a los extranjeros que procedieran de países que no hicieran lo mismo con la Argentina. Este principio de reciprocidad es el que volvió a plantear ayer el presidente Macri. “Tenemos que debatir el manejo migratorio en el país. Tenemos que ver cómo son las reciprocidades, porque la Argentina tiene una generosidad absoluta, pero hay que ver los demás países”, indicó el mandatario. “Si no parece que (la Argentina) es demasiado generosa y abierta frente a otras realidades”, dijo.

Su primo e intendente de Vicente López, Jorge Macri, había salido a plantear la misma línea, al igual que el gobernador de Jujuy, el radical Gerardo Morales. “Creo que hay que tener una política de reciprocidad. Mi pregunta es: si un argentino va a otro país y no tiene empleo, ¿ese país le da una ayuda social? Si es así y lo hay, le daremos. Donde no haya, no”, argumentó Jorge Macri. “Si un argentino va a estudiar a una universidad en un país donde se le cobra por estudiar, tenemos que evaluar qué hacemos”, insistió. El intendente de Vicente López volvió a recordar que sus abuelos fueron inmigrantes y vinieron a trabajar. “Si venís de vago y sos chorro, no”, remató.

Hace una semana tanto la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, como el de Interior, Rogelio Frigerio, salieron a reclamar la expulsión de cuatro migrantes a los que ni siquiera se les había formalizado una acusación por supuestos destrozos durante la marcha contra el Presupuesto 2019. Esa línea continuó con el apoyo del senador peronista Miguel Pichetto y ayer la retomó Macri. “Estoy de acuerdo en que tenemos que debatir el manejo de lo migratorio en nuestro país. No tenemos que tener miedo”, insistió Macri, abriendo la puerta a discutir nuevamente el tema. Se trata de un terreno en el que el macrismo se mueve cómodo y que lo aleja de los debates sobre la problemática economía. Sostuvo que habría que “tratar de protegernos frente a otros que vienen con otro tipo de intenciones, que nos complican la existencia a todos. Tenemos que estar alerta, de qué manera nos vamos a manejar”. A las declaraciones del Presidente también se sumó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich: “Toda aquella persona que tiene causas abiertas o condenas en otros países con los que se están haciendo acuerdos hoy no tienen posibilidad de venir a la Argentina”, remarcó.