Los gobernadores peronistas remedaron al protagonista de “Cafetín de Buenos Aires”: entregaron sin luchar el Fondo Federal Solidario (FFS, conocido como “Fondo Sojero”). Ahora, varios (no la totalidad) se percatan del error e intentan retractarlo durante las negociaciones sobre la votación del Presupuesto.

Las de por sí avaras contrapartidas ofertadas por el Gobierno nacional perdieron valor al conocerse en detalle. El Impuesto a los Bienes personales, retocado a la baja y plagado de exenciones a los contribuyentes más adinerados, recaudará una bicoca. No bastará para compensar la pérdida del FFS. 

El presidente Mauricio Macri preconiza un sacrificio colectivo mientras propugna reducir el gasto social y los impuestos. La contradicción salta a la vista: los pobres reciben menos, los ricos pagan menos… El sacrificio es tan clasista como el modelo económico.

Los mandatarios provinciales saben que el regateo es ahora o nunca aunque se cuentan con menos dedos que una mano los dispuestos a cinchar muy fuerte.

Parece difícil que se rechace el proyecto que llega de Diputados. Sería llamativo que recibiera correcciones y debiera regresar a la Cámara de origen. Lo más probable, en un escenario abierto con multiplicidad de jugadores, es que los “gobernas” se avengan a recibir pagos compensatorios aquí y ahora, sacados del exhausto presupuesto 2018. Sería menos plata pero con asiento en tierra, percibida en el presente, el tiempo que más importa. 

Las tratativas continúan, la ausencia de un frente común de las provincias debilita al conjunto.

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Les senadores peronistes de Tucumán dieron una de las notas de la semana. El ex gobernador José Alperovich y su ex ministra Beatriz Mirkin avisaron que votarán contra la validación del Presupuesto. Les sobran razones, que se superponen con el posicionamiento político en su provincia.

El gobernador Juan Manzur aspira a la reelección, lo anunció el 17 de octubre. Alperovich, el antecesor, pretende volver: formará un partido propio y confrontará con su ex aliado. 

El peronismo se percibe potencial ganador pero la escisión puede complicarle la vida. Matemática pura. Como en la mayoría de las provincias, el Ejecutivo surge de elecciones sin ballotage: una vuelta única en la que gana la primera minoría, con cualquier porcentaje. “Dos peronismos” fortalecerían las chances de Cambiemos. En 2015 se suponía que el radical José Cano, designado titular del “Plan Belgrano”, rodaría hacia el éxito en las urnas. Pero el Plan Belgrano quedó en promesa y la estrella de Cano parece haberse apagado,

Su correligionaria la senadora Silvia Elías de Pérez sería la candidata con mayor virtualidad. Es recordada por sus intervenciones trogloditas en el debate sobre la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Esa postura divide a la sociedad civil, desde ya. En Tucumán, comentan baqueanos locales, “garpa” por derecha:granjea alta popularidad de un lado de la grieta.

Las elecciones provinciales suelen adelantarse en Tucumán. Así sucedió en 2015, en las que Cambiemos denunció falsamente fraude, con altísima bambolla mediática, judicialización del escrutinio y enchastre del escenario nacional.

El ejemplo que recorremos alecciona sobre cuán variada es la cartografía electoral en las provincias. En este caso, con una posible competencia entre dos dirigentes de fuste, peronistas no kirchneristas, que abre una hendija de oportunidad a los adversarios.

Tradiciones e historias locales variadas, desdoblamientos. El federalismo electoral será otro factor decisivo en el magmático cuadro de 2019.

Otro detalle de interés es el posicionamiento nacional que escoge Alperovich: acentuar el perfil opositor. Manzur no es un gobernador complaciente pero no deja de ser un gobernador, que mantiene trato cotidiano con la Casa Rosada. Para atraer a la base peronista su desafiante elige confrontar con el Gobierno nacional.  Da la impresión de ser lógico, a la luz de la debacle económica que no cesa (ver nota central).