Según propia definición, Susana Blasco es diseñadora gráfica, ilustradora, collagista, afiladora de cuchillas, zaragozana, londinense, bilbaína y cualquier cosa que le apetezca. Amante de piedras, papeles y tijeras. Colecciona fuegos lentos. Le gusta el juego y el vino y tiene alma de marinero. Le gusta, además, la casualidad, la experimentación y el juego, factores que definen Antihéroes, serie viral especialmente pergeñada para Instagram, donde esta artista ofrece “fotografías realizadas con teléfono móvil de distintos objetos cotidianos colocados momentáneamente sobre retratos antiguos”. Con singular ocurrencia y sin retoques, como advierte la dama al ser consultada. “Es una especie de juego con unas reglas autoimpuestas muy claras: fotos hechas con el Iphone, con el filtro earlybird, de objetos cotidianos dentro de una gama muy concreta de color (marrón-negro-blanco) y colocados momentáneamente sobre fotografías antiguas que luego utilizaría en mis collages”, suma la española que, valga la redundancia, hace también collages de inspiración geométrica, para los que reconoce aplicar un proceso “muchísimo más meditado, preciso y minucioso”.

Sobre el puntapié inicial de Antihéroes, por cierto, relata Susana: “La idea surgió seleccionando fotos antiguas para un collage. Las tenía todas extendidas en la mesa y en un momento dado me tomé un descanso para comerme unas nueces. Una de ellas cayó y justo fue a parar encima de la cara de un militar con mil condecoraciones. Me hizo gracia el efecto, le hice una foto con el Iphone y la subí a Instagram”. Así, además de agradecer a los frutos secos por el momento ¡eureka!, agradece a las fichas de dominó, las almejas y las hojas secas, los blísters y los huevos de codorniz, los pochoclos o las cabezas de pez que sucedieron a la nuez primera y hoy ofician de rostro en cantidad de fotos vintage, deviniendo personajes surrealistas que hacen las delicias de los varios miles de fans de su cuenta (@descalza, para más especificaciones). “Me gusta que cuando nace un nuevo antihéroe, en los comentarios de las redes sociales la gente les pone nombres como Chinchey Temple, Sergeant Nuts, Shell-y, Queen Eleafabeth, Señor Curruscu, Granny Ranny, Wonder Hangover Woman, Cara Col,  Monsieur Pignon… y así sucesivamente”. Inventan además historias, que suelen tener un punto cómico y superpoderes absurdos, acaso suscribiendo a esta suerte de rescate que, para Blasco, “no deja de ser un gimnasio mental, el patio del recreo”.