Uno de cada cuatro femicidios se comete con armas de fuego. En la Argentina de hoy, en la que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, incentiva el armamentismo entre civiles, los datos oficiales y extraoficiales hablan de la existencia de tres o cuatro millones de armas entre particulares. El 99 por ciento de los civiles armados son hombres y sólo el uno por ciento mujeres, que en su inmensa mayoría se oponen a la adquisición de armas de fuego frente a la “inseguridad”. Un trabajo  realizado por investigadores del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales   (Inecip), al que tuvo acceso PáginaI12, muestra la relación entre violencia de género y tenencia de armas de fuego: femicidios, homicidios y suicidios en los cuales las armas de fuego tienen un rol principal.

El estudio, considerado “preliminar”, fue editado en septiembre de este año por los investigadores Julián Alfie, Ilieana Adruino, Carola Concaro, Marie Sidonie-Porterie y Aldana Romano. Afirman que el trabajo se realizó con el objetivo de “analizar la problemática de la tenencia y el uso de las armas de fuego y sus consecuencias, desde una perspectiva de género”. Señalan como uno de “los principales resultados” la “evidente ausencia de datos de calidad, el incumplimiento de previsiones elementales como el registro estadístico acorde con la diversidad de género garantizada por ley, y la opacidad como regla” de la actuación del Estado. 

El estudio sistematizó la información disponible para tratar de establecer la dimensión del problema para la formulación de políticas públicas. A pesar de la falta de datos estadísticos, se estudió “la incidencia en clave de género según indica la bibliografía” internacional consultada y del resultado surge claro la ausencia de “iniciativas públicas dirigidas al control de las armas desde una perspectiva de género”. El trabajo menciona una serie de datos parciales tomados de diferentes oficinas estatales y de la Corte Suprema de Justicia. El trabajo confirma “la relación existente entre la posesión de armas, casi siempre en manos de hombres, y los femicidios”, entre otros hechos de violencia cotidiana. 

Según cifras oficiales de la Jefatura de Gabinete de Ministros, “en mayo de 2018 había registrados en el país 1.016.843 usuarios de armas de fuego autorizados por el Estado” que tenían en su poder “1.618.877 armas de fuego”, mientras que se estima que “en el mercado ilegal el total de armas al menos duplica las armas” registradas legalmente. Se estima que “el 7,1 por ciento de la población del país tiene un arma de fuego en su entorno”, según esos datos de mediados de este año, y el porcentaje “representa más del doble de los usuarios conocidos por el ex Renar, de modo tal que habría en el país entre 3 y 4 millones de armas de fuego”, según datos del Ministerio de Salud de la Nación a través de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del año 2009. 

Una encuesta realizada por la Jefatura de Ministros, sostiene que “un 99 por ciento (321.649) de los usuarios vigentes de armas de fuego a mayo del 2018 eran hombres, frente a un 1 por ciento que eran mujeres (4.746)”. De esa forma, Argentina repite la tendencia mundial “en el concepto de que las mujeres no son las usuarias, ni las compradoras ni las propietarias de las armas de fuego”, según surge del informe 110 de la Jefatura de Gabinete de Ministros enviado al Senado.

Otro dato es que “las mujeres son las que mayormente rechazan la tenencia de armas de fuego para defensa personal”, según datos del Ministerio de Justicia y DD.HH. de la Nación por medio de las Encuestas de Victimización. La presencia de armas de fuego en el entorno había disminuido “de un 9,8 por ciento en 2005 a 7,1 por ciento en 2009, en el período en que se  implementó la primera etapa del Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego”, informó el Ministerio de Salud, en la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2009. 

La mayoría de las personas que reconoce tener armas de fuego en el hogar dice que “el motivo de la tenencia es para prevención o protección de la delincuencia”. En el período 2003-2016, “murieron por causas externas 206.054 hombres y 68.069 mujeres”. En esos casos, “las armas de fuego explican un 16 por ciento de las muertes por causas de los hombres, y un 6 por ciento de las muertes de las mujeres”. Eso “equivale a un promedio país que asciende a 7 muertos por día por armas de fuego, 6 hombres y 1 mujer”, de acuerdo con los datos del Ministerio de Salud. 

Para uno y otro sexo “la mayor cantidad de las muertes por armas de fuego obedece a hechos violentos” por agresiones u homicidios. Otra de las causas de la muerte, con armas de fuego, son los suicidios. “En el período 2003-2016 se registraron 43.811 suicidios, que representan el 16 por ciento del universo total de muertes por causas externas, superando en 6 puntos porcentuales a los homicidios”. La situación es “prácticamente equivalente en hombres y mujeres”.

En el caso de los hombres, “en todos los años registrados los homicidios/agresiones con armas de fuego superan a los suicidios”, mientras que entre las mujeres “se detecta una distribución más pareja: en seis años los suicidios con armas de fuego superan a los homicidios y en los otros nueve, ocurre lo contrario”. Las estadísticas de Salud “no reconocen otras identidades de género, sino que se organizan en función del sexo asignado”.

En lo que respecta a los femicidios, se señala que “en el período de cuatro años (2014-2017) hubo 969” casos. Como resultado de estos hechos “al menos 793 niñas y niños se quedaron sin madre”, de acuerdo con datos de la Oficina de la Corte Suprema de Justicia Nacional. En los informes de la Corte se señala que “las mujeres mueren más en manos de sus parejas, familiares o conocidos, que por ataques de ‘extraños’”. Por otra parte, “en ninguno de los años el porcentaje de femicidios cometidos por personas desconocidas de las víctimas fue superior al 8 por ciento” Por el contrario, “la  mayoría de los femicidios fueron cometidos por parejas o ex parejas de la víctima”. Se precisó que “entre un 8 y un 25 por ciento de los casos se pudo constatar que las víctimas de femicidios habían hecho denuncias previas contra sus agresores”.

Se comprobó además que “en un 76 por ciento de las sentencias se encontraron referencias a episodios previos de violencia”, lo que indica que en “la mayoría de los casos (un 57 por ciento) las mujeres por algún motivo no realizaron la denuncia”, según datos de la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres, que analizó las sentencias en casos de femicidios en juicios o procesos judiciales ocurridos en 2017. Los especialistas de la Inecip recomiendan que “futuros estudios deberían ahondar las razones por las cuales las mujeres sometidas a relaciones violentas no acceden o no encuentran en la realización de denuncias un curso de acción posible o útil” para enfrentar la violencia machista.

“Entre el 23 por ciento (datos del Ministerio de Justicia y DDHH) y el 29,1 por ciento (datos de la Corte Suprema) de los femicidios se produce con armas de fuego, por lo que puede decirse que prácticamente 1 de cada 4 femicidios se comete con armas de fuego”. Por otro lado, “de acuerdo a diversas fuentes, la mayor parte de los femicidios afectan a mujeres de entre 21 y 40 años”. Se indica también que “es probable que los casos que son clasificados como femicidios por los operadores judiciales estén reflejando sesgos en la mirada” porque “se presume cierta predisposición a reconocer como femicidios hechos de violencia contra la mujer en el marco de relaciones de pareja, y cierta dificultad para identificar al homicidio por razones de género cuando no se detecta relación previa entre víctima y victimario”. 

Como cierre del punto específico dedicado a femicidios, se sostiene que “es altamente probable que la decisión de los operadores judiciales para aplicar la figura de femicidio, esté sujeta a la acreditación de violencia previa en la relación”. Se precisa que “habría que evaluar hasta dónde los sesgos de la mirada judicial impiden o no conocer en qué medida existen femicidios asociados a la actividad de criminalidad organizada”.