Uno de los hechos habituales de violencia que se difunden con menos frecuencia ante las autoridades policiales o judiciales son las amenazas mediante el uso de un arma de fuego. En el informe de Inecip se afirma que “son muy pocos los casos en los que las víctimas denuncian un hecho de violencia ante el primer caso de violencia intrafamiliar y el conocimiento de la presencia del arma colabora en evitar que se realice la denuncia”.

En este sentido, se señala que “existen tres tipos de amenazas con armas de fuego identificadas en casos de violencia de género: amenaza verbal explícita, ostentación y conocimiento de la existencia del arma”. Estudios internacionales “han demostrado que las amenazas operan de forma más capilar, sin que sea necesario para el agresor recurrir a una amenaza verbal explícita”.

“Un 28 por ciento de las víctimas de violencia de género señala que el agresor dispone de un arma de fuego”. Por otro lado, “dos de cada diez agresores que tienen medidas de protección vigentes poseen armas”. (Las dos informaciones surgen de datos suministrados por el Instituto Nacional de la Mujer, Línea 144.)