Es difícil imaginar que exactamente dentro de cuatro años, el 21 de noviembre de 2022, arrancará el Mundial de Qatar. Pero así será. Ese día está marcado en el calendario como la jornada del partido inaugural, que será en el estadio Lusail, con capacidad para 80.000 espectadores.
El evento, que finalizará el 18 de diciembre, será un experimento para jugadores, funcionarios y aficionados, ya que es único en varios aspectos: se trata del primer Mundial en el mundo árabe y musulmán, el primero durante el otoño/invierno boreal y el primero que se jugará prácticamente en una sola ciudad. En efecto, cuatro de los ochos estadios estarán en Doha, la capital, mientras que otros tres estarán cerca y la distancia más grande serán los 35 kilómetros que separan Doha del estadio Al-Bayt Stadium, en Al Khor, en el norte del emirato.
Qatar está gastando 23.000 millones de dólares en un torneo que forma parte del ambicioso programa de modernización del país. Y Doha parece ser uno de los grandes sitios de construcción en un país que quiere ser mucho más que la nación con el ingreso per cápita más alto del mundo. Mohammed Ahmed, un estadounidense residente en Qatar y miembro del comité de infraestructura del torneo, dice que el certamen será “un catalizador para el cambio” y “un examen para el país”. En ese sentido, no todos creen que Qatar esté listo. Tilman Engel, que trabaja como consejero en deportes para su consultora en Qatar, tiene dudas sobre si habrá instalaciones adecuadas para todos los equipos y aficionados. Los organizadores, en cambio, dicen que todo está bajo control, con la suficiente infraestructura hotelera, de barcos y de campos de entrenamientos en el desierto.
Los preparativos se complicaron en junio de 2017, cuando Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Bahrein y Egipto impusieron sanciones políticas y económicas al país, acusándolo de apoyar y financiar terroristas. El bloqueo se tradujo en ciertos retrasos en la construcción de edificios para el Mundial. Pero los organizadores insisten en que todo estará listo a tiempo. Otro problema al que puede enfrentarse Qatar es la posible ampliación de número de participantes de 32 a 48 selecciones. Se espera que la FIFA tome la decisión definitiva en marzo.