Sin consultas ni diálogo, sucinta y marketinera, la UNICABA se instaló en el territorio político y pedagógico como una marca y un capricho del actual gobierno. Sin esfuerzo argumental y ninguneando las experiencias, les sujetos y los saberes de la formación docente construidos hasta hoy, se presentó a sí misma como fundacional e innovadora. Como una de las llaves para acceder a la “escuela del futuro”. Como el “modelo transformador” que garantizaría el entrenamiento de les “empleados” de las “sucursales” de la “organización” de la ministra Acuña. 

Sin especificar una imagen del docente que se quiere formar, ni referir a antecedentes y estudios y desdeñando la historia de ese campo (OPPPEd-FFyL-UBA, mayo 2018), pero con la efímera convicción que provocan el lenguaje publicitario y las eventuales mayorías parlamentarias, la UNICABA logró consolidarse como un proyecto que está pronto a tratarse en la Legislatura y convertirse en ley. 

Hace ya un año, la Universidad Docente de la CABA irrumpió prepotente como una “bofetada en el alma” de todes aquelles que están involucrades desde con la formación docente y la escuela pública. Con demasiada discontinuidad y escasa articulación, a veces a destiempo y siempre con poca difusión, les docentes, les estudiantes y les autoridades de los institutos de formación docente y de las universidades; varios sindicatos docentes; redes y colectivos de docentes; centros académicos; pedagogos, investigadores e intelectuales, inclusive algunos equipos de especialistas del ministerio de educación local, venimos sosteniendo una prolífica conversación, y desplegando varias líneas de trabajo para pensar la formación docente. 

Son indicios de esta intensa actividad: congresos y encuentros; libros, artículos y notas periodísticas; un gran número de investigaciones y tesis de posgrado, que focalizan su interés en la formación y dirigen sus esfuerzos en conocer, problematizar y recrear su organización y gobierno, sus diseños y apropiaciones curriculares, los trayectos, estrategias y prácticas de formación y otros aspectos relevantes. Pistas y huellas que fueron ignorados por estos inéditos voceros del cambio.

Pero quizás la descalificación más insensible sea la que profiere esta aparición intempestiva de la UNICABA a las esperanzas e invenciones que pusieron y ponen a jugar las comunidades académicas de los 29 institutos desde hace más de una década, período gobernado por la actual gestión. 

La propuesta menosprecia los esfuerzos colectivos y los desplazamientos del poder para la reorganización del gobierno institucional y para la creación de las autonomías necesarias para la convivencia política en los Consejos Directivos de los institutos de formación docente. También desdeña la movilización organizacional e intelectual de una reforma curricular que viene desarrollándose hace años y logra modificar sustancialmente el sentido formativo de los planes de estudio. Este proceso viene revisando la articulación existente entre referenciales teóricos y el desarrollo de las prácticas, y actualizando los contenidos y dispositivos de la formación, de cara a las transformaciones de la época. 

El proyecto de la UNICABA olvida la trabajosa y reflexionada integración de las tareas de la investigación pedagógica y la extensión social con las de formación continua de docentes que vienen ensayando muchos institutos (tal como lo recomiendan los estudios acerca de la integralidad de las prácticas de la educación superior).

Les actores de la formación docente de la Ciudad de Buenos Aires no están contra el cambio. Están en contra de este cambio, que les destituye. Por el contrario, son concientes de la necesidad de profundizar las transformaciones que ya se vienen implementando en el sistema formador, para mejorarlo y articularlo con los requerimientos contemporáneos. Están plenamente dispuestes y movilizades para seguir creando experiencias formativas relevantes, para continuar debatiendo proyectos, para redoblar la resistencia afirmativa a propuestas que, como la de UNICABA, entran trasnochadas, anónimas y por la ventana al campo educativo. Proyectos que, tras su aparente trivialidad e ineficiencia, esconden y encarnan feroces políticas de destitución de la docencia y de su formación, y desacreditan las tradiciones públicas, democráticas y populares de la educación que las informan.

Para contribuir a esa tarea reflexiva, el Área Interdisciplinaria de Formación Docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA está organizando para abril del año entrante el I Jornadas sobre Formación Docente: “Enseñar en la escuela secundaria”. En este capítulo del debate que debe continuar, participarán formadores, docentes, estudiantes, investigadores, legisladores, sindicalistas y pedagogos. A través de este encuentro, convidamos a seguir conversando, imaginando y proyectando juntes la formación docente.

* Coordinador del AIFOD (FFyL- UBA).