El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social       (Inaes), principal organismo para la promoción de las cooperativas, suspendió la matrícula de Frigocarne, una empresa recuperada de Cañuelas que da trabajo a 140 personas. La cooperativa viene de sufrir otras ofensivas del Gobierno por las que entre 2017 y lo que va de 2018 estuvo dieciocho meses parada. En agosto había conseguido volver a producir, con el apoyo del municipio. En defensa de su fuente de empleo, los trabajadores anunciaron que harán un acampe frente al Inaes hasta que el organismo revea su postura. 

La suspensión dejó a la localidad de Máximo Paz –parte del partido de Cañuelas– sin su principal fuente de trabajo. “Es una decisión inexplicable, que sólo va a generar mayor pobreza y desigualdad”, advirtió el intendente de Cañuelas, Gustavo Arrieta (FpV). Arrieta recordó que el viernes pasado el organismo había firmado un acta acuerdo con los trabajadores, comprometiéndose a participar de una asamblea en el frigorífico para regularizarlo.

“La cooperativa tiene una trayectoria de doce años”, dijo el intendente a PáginaI12. “Antes había pasado por quiebres secuenciales: lo tomaba un matarife, lo explotaba por un tiempo y desaparecía, dejando a la gente en la calle y sin pagar las indemnizaciones. Después otro se hacía cargo y volvía a funcionar. Esos ciclos se repitieron hasta que los trabajadores se hicieron cargo de la planta. En la comunidad de Máximo Paz, así como en Cañuelas, todos conocemos el esfuerzo que tuvieron que hacer, la angustia e incertidumbre por la que pasaron.”

Al disponer la sanción, el Inaes objetó que parte de los trabajadores estuvieran inscriptos como monotributistas sociales. Otro de los cuestionamientos del organismo dependiente del Ministerio de Salud y Desarrollo Social fue que los retiros mensuales de los cooperativistas están por debajo de los salarios de convenio de la actividad. Esto pondría bajo sospecha, para el organismo, la constitución misma de la cooperativa.

“Nos consideran competencia desleal para las empresas frigoríficas”, definió Miguel Saavedra, secretario de Frigocarne. En la recuperada están convencidos de que la suspensión responde a reclamos de la Mesa de Carnes, la entidad que reúne a los grandes productores del sector. 

En la recuperada agregan que existió una secuencia de hechos que los llevó a quedar en la infracción que ahora les reprocha el Inaes. “Estuvimos sin poder trabajar un año y medio. Durante ese tiempo, nos quedamos en el predio para evitar que se llevaran las máquinas. Venimos de un año y medio de sobrevivir con changas, planes sociales y los alimentos que nos acercaba la municipalidad. Parte de nuestros compañeros cobraban el salario social complementario y, como recién en agosto empezamos a funcionar nuevamente, querían mantenerlo hasta tener ingresos estables. Los retiros mensuales (el equivalente al salario en las cooperativas) que podemos hacer son todavía bajos. Es decir que nos cuestionan por situaciones que el propio gobierno provocó.” 

A mediados de 2016, el frigorífico recuperado había sufrido las consecuencias de una primera embestida, cuando la (ex) Subsecretaría de Control Agropecuario le quitó la matrícula para comprar hacienda en pie, faenar y comercializar los cortes. Así, Frigocarne se quedó solamente con habilitación para faenar para terceros. Los trabajadores debieron salir a buscar clientes, período en el que pasaron ese año y medio sin producir.

“Desde el municipio estuvimos presentes en todas las instancias de la planta, como lo estamos con todas las industrias que se radican en el distrito”, aseguró a este diario Juan Angel Cruz, secretario de Producción de Cañuelas. “Cuando la ex subsecretaría de Control Agropecuario planteó que las cooperativas de trabajo podían tener una matrícula de matadero, que les permite faenar, pero no de matarife, que les permite comprar hacienda, animales en pie y vender la carne, puso a la cooperativa en una situación muy difícil porque tuvieron que pasar a hacer otra actividad. Finalmente consiguieron clientes para trabajar para terceros. Se los objetaron durante mucho tiempo hasta que lograron la reapertura... y ahora aparece el Inaes poniendo en duda que sean una cooperativa.”

Consultado sobre cuál es el peso de la autogestión en el sector frigorífico y si pueden constituir una competencia desleal, el funcionario lo rechazó.  “En la industria frigorífica, las diez principales plantas son de empresas. Las cooperativas tenían hasta hace un año atrás un 7 por ciento de participación, que hoy ha bajado a un 4 por ciento del total.” 

Los trabajadores se habían movilizado la semana pasada al Inaes ante la noticia de que la suspensión era inminente. Allí, luego de una protesta que se extendió por cuatro horas e incluyó una permanencia pacífica en el hall del edificio, se realizó una audiencia. Los funcionarios propusieron a la cooperativa que convierta en empleados a los socios inscriptos con monotributo social. Para la recuperada, esto implica aumentar sus costos en cerca de un millón de pesos mensuales. La entrevista finalizó sin un acuerdo de fondo, aunque con la firma de un acta en la que el Inaes se comprometió a no tomar decisiones hasta que se realizara una asamblea en el frigorífico para discutir su propuesta u otra opción legal, asamblea a la que el organismo enviaría veedores. Sin embargo, el viernes suspendió la matrícula. El frigorífico está nuevamente parado. El acampe pacífico de los trabajadores fue anunciado para hoy en la esquina de Paseo Colón y la Avenida Belgrano.