@Luciana Mocchi recuerda lo de Paul McCartney como una anécdota. Como algo relevante, pero no como un quiebre o hito en su música. Fue telonera en 2013 del ex Beatle en el Estadio Centenario de Montevideo. Había publicado ése año su primer disco, La velocidad del paisaje, y un productor la convocó tras algunos intentos fallidos con otros artistas. “Fue un flash, pero yo quiero estar en contacto con la gente. Aprendí un montón, pero mis amigues estaban en el último anillo del estadio, no les veía la cara. Y eso es medio raro. Prefiero hacer cincuenta mil shows en casas antes que un estadio”, dice la cantautora uruguaya, que supo construir en estos años un público cada vez más amplio a través de un circuito alternativo y a fuerza de canciones con mucha personalidad.

La montevideana de 28 años está de vuelta en Buenos Aires y se presentará hoy a las 22.30 en Santos 4040 (Santos Dumont 4040), concierto que compartirá con la cantora mexicana Silvana Estrada. Viene casi todos los meses y ya tiene aceitado un sistema para organizar fechas: a través de las redes sociales se conecta con personas que la invitan a tocar en casas o espacios alternativos. Y eso le permite luego lograr buena convocatoria en salas más “institucionalizadas”, como en esta ocasión. “Cuando venís de hacer un camino de tocar mucho en casas, eso se transforma un poco en tu perfil. Entones, cuando tocás en lugares más grandes caen grupos de personas que conocí en esos espacios. Pero no siempre contás con infraestructura copada en una casa. Entonces, la gente tiene sed de verte con la banda y otra técnica en un escenario. De todas formas, trato de apropiarme del lugar”, cuenta ella, quien estará acompañada por Luis Volcoff en piano, Luciano Larocca en percusión y Marcos Meehrovich en guitarra.

Mocchi es una de las artistas más originales de la canción charrúa actual y se caracteriza por su fuerte magnetismo escénico, su humor ácido y tierno, y una voz poderosa que parece no condecir con su baja estatura. En su segundo álbum, Mañana será otro disco (2016), profundiza en su pasión por retratar historias cotidianas y urbanas. Pero ahora, dice, están apareciendo otras poéticas. “La situación política de América Latina hoy está atravesando un poco mis canciones. Estoy componiendo mucho desde los sentimientos. No retrato tantos personajes como antes, sino que estoy introspectiva. Siento que tiene otro valor la canción en este contexto. Aflora la necesidad de encontrarnos: estoy componiendo para eso”, sostiene.

“Como humanidad llegamos a lugares increíbles: naturalizamos que alguien pise la luna, pero nos cuesta ver a una persona trans caminando por la calle. ¿Qué es más raro? Hubo un retroceso muy importante. Yo vivo en Uruguay, que era el paraíso en un momento, pero se nos va a acabar también. Por eso, quiero tirar un mensaje copado para que nos demos cuenta de lo mal que nos puede ir si gana la derecha en nuestro país. Es una cuestión regional”, dice esta compositora versátil que viste sus canciones con ritmos de candombe, tango, milonga, blues, hip hop, e intenta “ser lo más libre que pueda”.