El arte suele absorber las ideas, los prejuicios, los sentimientos de una sociedad determinada. Frente a los discursos morales, religiosos y médicos condenatorios frente al sida, el cine y la literatura se han erigido frecuentemente como campo de resistencia pero con diversos matices según el aire de los tiempos. Un primer momento transcurre desde los primeros años del sida cuando la enfermedad era mortal. La sensación de fin de una comunidad solo pudo reaccionar melodramáticamente. En cine con filmes como Compañeros inseparables refería a la forma “políticamente correcta” con que las necrológicas de los periódicos designaban  al novio/amante/pareja fallecido. En este grupo se encuentra la llorosa Filadelfia. Mientras estas imágenes de cuerpos decadentes y sufrientes se sucedían en Estados Unidos, en Francia, a Hervé-Guibert, ya enfermo de sida, le sugieren una idea: preparar una cena para un amigo que lo traicionó, llevar una aguja y cuando él se ausente de la mesa, clavársela en el dedo y apretarla encima de su vaso de vino tinto. La novela Al amigo que no me salvó la vida (1990) alcanzó un  inusitado éxito mundial, entre cosas cuestiones, porque narraba los últimos días y la muerte del filósofo Michel Foucault. Guibert inaugura un tópico que será recurrente en las ficciones sobre el sida: la metáfora del vampiro para dar cuenta del desarrollo de la enfermedad y para referirse a las posibilidades asesinas que ofrece la dolencia. Como pocas veces en la historia, una enfermedad enlaza el Eros y el Tánatos y se encuentra al alcance de la mano hacer carne el ancestral deseo de matar aquello que se ama o que se desea sin ser acusado de asesinato. Por otro lado, dos autobiografías utilizaban la metáfora de la noche: Harold Brodkey (Esta salvaje oscuridad. La historia de mi muerte, 1996) y Antes que anochezca en donde Reynaldo Arenas emprendía a través del sida su última denuncia contra el régimen de Fidel Castro. La segunda etapa se abre con el Congreso Internacional sobre sida en Vancouver en 1996 cuando se anuncian los resultados exitosos de los tratamientos. Ahora el vih comienza a ser pensado como una infección crónica. Es el tiempo de los monstruos orgullosos que dan batalla, de la literatura de Naty Menstrual, o los ciborgs de Pablo Pérez, la venganza de los discriminados que no forman parte de lo humano en seriales tales como TheWalkingDead; Diario de un vampiro, True Blood.