Los trabajadores de Siam cortaron el cruce de Corrientes y Callao, en el centro porteño, y difundieron una carta a María Eugenia Vidal para reclamarle que intervenga ante los despidos. El planteo está fundado en que la empresa compró la planta de Avellaneda al Estado –que la había expropiado– por un precio menor al de mercado, con el compromiso de mantener y aumentar las fuentes de empleo. El acuerdo firmado en 2012 estableció que además de no despedir, la firma llevaría a la planta a 350 operarios en 2015 y 600 en 2016. Los operarios denunciaron que hoy, dentro de la fábrica, sólo quedan 60 personas. 

El reclamo es por veinte cesanteados con la última tanda de telegramas, aunque en estos cuatro meses pasados los despidos acumulados suman según las fuentes gremiales 165 casos. “Todos tenemos un legajo intachable: ninguna llegada tarde, ninguna ausencia sin justificar”, remarcaron en la carta a Vidal. “Aunque cobramos menos de 18 mil pesos, somos sostenes de nuestros hogares; nuestra fuente de trabajo nos es fundamental.” 

  El texto fue entregado en la Casa de la Provincia. La actividad de protesta –que arrancó a primera hora de la mañana con el corte de avenidas– fue un modo de volver a instalar en el ojo público la situación, luego de que la semana pasada la policía los desalojara violentamente de un acampe en uno de los portones de la fábrica. 

 “La conciliación obligatoria está por terminar y no vemos una voluntad de reincorporarnos”, dijo a PáginaI12 Luciano Flores. El despedido contó que para este lunes la empresa –Pilisar S.A– fue citada a una nueva reunión conciliatoria por el Ministerio de Trabajo de Avellaneda, pero que no tienen demasiada expectativa de una resolución porque los representantes de la firma no concurrieron a las dos últimas citas. 

La compañía debió retrotraer los despidos con el dictado de la conciliación obligatoria, el mes pasado. Sin embargo, de inmediato licenció a los reincorporados, con lo que ninguno pudo retomar su labor. Por este motivo retomaron el acampe. El desalojo funcionó como una segunda ofensiva para mantenerlos lejos de la fábrica. 

Tanto los despedidos como los militantes que les daban apoyo, los legisladores y dirigentes de la izquierda que estaban en el lugar (Luis Zamora, Nicolás del Caño) fueron gaseados en el operativo que desplegó a 150 policías. Luego la planta quedó con custodia. 

Otra medida que apunta a reinstalar la presencia de los despidos frente a la fábrica será un festival (Molinedo al 1600, Avellaneda) convocado para la tarde del viernes. 

Los trabajadores sostienen que el grupo empresario que controla Siam no está en una situación de crisis que justifique los despidos. “Como usted sabrá, gobernadora, no se trata de una fábrica quebrada o una pyme. Siam pertenece al grupo multinacional Newsan, cuyo principal accionista, Rubén Cherñajovsky, es una de las personas más ricas del país”, manifestaron en la carta a Vidal. En este sentido, afirmaron que hubo “una verdadera estafa al Estado” en el hecho de que la firma haya accedido a las instalaciones expropiadas pero incumplido luego el acuerdo por el que se comprometió mantener los empleos, que fue el principal sustento de la venta. 

Siam es una marca instalada en el imaginario argentino. En los años 60 encarnó el arquetipo de la industria local. Pasó por gestiones estatales y privadas y en 1995, cuando ya no era ni la sombra de lo que había sido,  manejada por Aurora, quebró con 1500 despedidos. 

Dos años después los trabajadores de la planta de Avellaneda armaron una cooperativa, con la que en 2005 obtuvieron la expropiación de la fábrica. El estado bonaerense, sin embargo, no pagó la indemnización para completar el proceso, dando lugar a un procedimiento de expropiación inversa. 

En 2012 trabajaban en la planta un centenar de asociados, aunque para terceros. Sus dos fuentes de ingresos eran el alquiler de galpones con prestación de servicios de mano de obra y la producción de cocinas y termotanques para otra marca. En esa situación la empresa Pilisar SA –integrante del grupo Newsan– se presentó con un proyecto para reflotar SIAM. Con el apoyo de la cooperativa y el sindicato, el estado provincial acordó que la empresa compraría las instalaciones. Para concretarlo, fue necesario un proyecto de ley y su aprobación de la legislatura bonaerense. En el proyecto se dejó establecido que Pilisar SA debería “cumplir determinadas obligaciones”, como garantizar el reconocimiento de la cooperativa”, su “subsistencia”, “conservar las fuentes de trabajo y las prácticas productivas”.

“La empresa incumple la conciliación obligatoria e incumple el acuerdo con el gobierno provincial. Hace tres meses que viene vaciando la planta y planea para diciembre el despido de 15 trabajadores, todas las mujeres que quedan en la planta. Quiere vaciar el lugar para convertirlo en un depósito para guardar la mercadería que dejaron de producir y hoy están importando”, concluyeron los trabajadores tras entregar la carta para Vidal en la Casa de la Provincia. “Lejos está el acuerdo que hicieron con el Estado para hacerse dueña de esos terrenos. A la gobernadora, que es mujer y dice cotidianamente defender los derechos de las mujeres, le pedimos encarecidamente que haga que esta empresa cumpla las leyes.”