La cámara de autopartistas advirtió que el esquema impositivo vigente luego del ajustazo fiscal aplicado por el Gobierno hace que a las terminales que exportan autos les resulte más conveniente reemplazar piezas nacionales por importadas. El esquema basado en retenciones más altas que reintegros se explica por la necesidad del Ministerio de Hacienda de cumplir con el programa fiscal acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y afecta a varias ramas de la industria que ya venían atravesando una situación complicada. El sector autopartista este año destruyó el 5 por ciento del empleo frente a 2017. Las críticas de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) se suman a los cuestionamientos que realizaron la cúpula de la Unión Industrial Argentina, la CAME y varias entidades que representan a las pymes. 

La industria manufacturera no está exenta del impacto del redoble del ajuste fiscal ejecutado por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El decreto 793/2018 definió la aplicación de las retenciones a la exportación de 3 pesos por dólar, lo cual representa casi un 8 por ciento del precio de venta tomando en cuenta la cotización actual. Como las retenciones se cobran sobre el valor de la exportación deduciendo el contenido importado, para las terminales es importante analizar el sistema de reintegros fiscales que realiza el Estado, que también está vinculado al grado de inclusión de piezas locales. 

Lo que pasó con la última modificación de alícuotas es que, en el caso de los vehículos, los reintegros bajaron del 6,5 al 2 por ciento según lo dispuesto en el decreto 767/2018. Las piezas nacionales integradas al auto terminado exportado están afectadas por la diferencia entre retenciones y reintegros (de casi 6 puntos). Es decir, el esquema impositivo favorece la importación de piezas, que no sufren esa discriminación. Durante el Gobierno anterior, retenciones y reintegros tenían un efecto final nulo para los autopartistas locales y luego esa cuenta mejoró con la eliminación de las retenciones al comienzo de la administración Cambiemos, pero el ajuste fiscal cambió las cosas.

“Es una estructura de alícuotas de reintegros descoordinada de las alícuotas efectivas de derechos de exportación. No sólo se pierden oportunidades de exportaciones sino que también se incentiva la reducción del valor agregado de las mismas. En la exportación de vehículos los incentivos han quedado orientados a reducir el valor agregado local generado por las autopartes fabricadas en el país”, indicó AFAC.

Si bien el esquema impositivo atenta contra el contenido local en los autos, la brutal devaluación de este año mejoró en algún sentido la competitividad de los autopartistas nacionales. Desde AFAC dicen que los insumos más importantes están dolarizados y que la ventaja con el trascurso de los meses se evapora por la inflación local.

El universo de proveedores de las terminales automotrices es relevante para el conjunto de la economía nacional desde al menos desde dos puntos de vista. En primer lugar, el bajo grado de inserción de los autopartistas en el ensamblaje local de autos determina un enorme bache de divisas por la importación de piezas y componentes. En 2017, la balanza comercial autopartista (sin contar el resultado del intercambio de vehículos terminados) mostró un saldo negativo de 6710 millones de dólares. Ese número equivale al 80 por ciento del déficit comercial total de la Argentina, que el año pasado ascendió a 8471 millones de dólares. Este agujero viene de larga data y denota el recurrente fracaso de los programas de desarrollo industrial en un sector dominado por las trasnacionales.

Pero además de la cuestión de las divisas, el autopartismo es un fuerte empleador de mano de obra industrial calificada. Se calcula que este año cerrará con un nivel de empleo de 52.250 trabajadores, cuando a fines del 2017 estaba en 55 mil y a comienzos del mandato de Cambiemos, en 58 mil. El empleo en el autopartismo es el doble del registrado por las terminales. Según el boletín estadístico de Adimra, el sector de autopartes muestra en octubre una caída interanual de actividad del 4,4 por ciento.