“Que de la mano, del Gringo Heinze, todos la vuelta vamos a dar”, cantó la parcialidad de Vélez tras el triunfo 2 a 0 frente a Central en el José Amalfitani, por la fecha 14 de la Superliga. Si bien la chance de una vuelta olímpica parece compleja, detrás de ese grito parecía esconderse un alivio. Un suspiro, convertido en algarabía, por alejarse de los puestos de abajo y haber recuperado un patrón futbolístico que desde la década del 90 tenía al Fortín en los primeros planos del fútbol argentino e internacional. Para que eso sucediera, la llegada de Gabriel Heinze hace un año fue fundamental. Cuando tomó el equipo el promedio era de 1,182 y en esa tabla ocupaba el puesto 24° entre 28 equipos (de los cuales los últimos cuatros descendían). En la tabla de posiciones estaba 17°. Actualmente, antes de que se reanude la segunda mitad de la temporada 2018/2019, el equipo se ubica en el 5° lugar, por el momento tiene un pasaje a la próxima Sudamericana y está en la pelea por acceder a la Libertadores 2020. Con 13 victorias, 10 empates y 7 caídas –que se traducen en la obtención del 54,44 por ciento de los puntos– engrosó el promedio a 1,388 y llevó a sus dirigidos a la ubicación 14° en la tabla que define los descensos.

Salida prolija desde el fondo, llegada por las bandas, fútbol ofensivo y tenencia de pelota con un ambicioso 4-3-3 son los pilares de este entrenador. Para que estas premisas se cumplan cuenta, entre otras cosas, con tres baluartes en el mediocampo: Nicolás Domínguez (20 años), quien tuvo asistencia perfecta en su ciclo con 30 partidos jugados; Lucas Robertone (21), que con 8 tantos fue uno de los goleadores del año junto a Vargas y Zarate; y Gastón Giménez (27), llegado a finales de julio para reemplazar a Santiago Cáceres, transferido al Villarreal.

El ex entrenador de Godoy Cruz y Argentinos Juniors conocía a Giménez de su paso por el conjunto mendocino y fue quien impulsó su llegada. El jugador captó la idea y se amoldó rápidamente al elenco que más posesión de balón tiene en lo que va del campeonato: 59,5 por ciento promedio por partido. De hecho, el volante surgido en Almirante Brown fue el sexto jugador que más pases dio en la Superliga (812). El nivel destacado y su versatilidad lo llevaron a debutar unos minutos en la Selección, en el triunfo 2-0 ante México en el amistoso disputado en Córdoba.

“El balance que hago de lo grupal es muy positivo porque nos fuimos sintiendo cada vez mejor y encontrando un juego cada vez más fluido. Hubo crecimiento de muchos jugadores que son muy chicos y en lo personal también fue un semestre muy lindo. Llegar a la Selección fue lo máximo”, le dijo el zurdo a PáginaI12. Su llegada a Vélez se dio tras un paso fugaz por Estudiantes, en el que no se vio su mejor versión por una pérdida familiar y una lesión en el pie derecho.

“Busco seguir creciendo, aprendiendo y aportando mi granito de arena para el equipo. Si bien en Godoy Cruz tuve buen nivel, este es el mejor momento de mi carrera por madurez, mentalidad y porque puedo disfrutar de cada momento y fundamentalmente de este club”, agregó, al tiempo que recordó que cuando jugaba en Almirante Brown, pasaba por la puerta de la institución y soñaba con vestir la camiseta con la V azulada.

–¿Cómo es tener a Gabriel Heinze de director técnico?

–Sabemos el nombre que tiene, el peso y la influencia que ejerce en todo. Por la forma que tiene de trabajar aprendemos todos los días algo nuevo. Está constantemente enseñando cosas y exigiendo todo el tiempo. No quiere que nos relajemos nunca y eso es muy importante para la competencia interna que hay en el plantel y que lleva al crecimiento del equipo.

–¿Esa influencia es la que lo llevó, por ejemplo, a convencerlo de que también podría jugar de último hombre?

–Sabía que en algún momento me iba a utilizar en esa posición porque es algo que habíamos trabajado mucho. No me sorprendió. Sí es verdad que arrancar de líbero para muchos puede ser extraño, pero a mí no me modifica demasiado. Trato de adaptarme a lo que me pidan y si uno lo ensaya todo se hace más fácil. Cualquiera de los chicos sabe que le puede tocar jugar ahí.

–Lionel Scaloni, recientemente ratificado como técnico de la Selección, le dio la posibilidad de vestir la camiseta de su país. ¿Cómo se enteró?

–Fue muy fuerte. El que me llamó fue Walter Samuel y no atendí el teléfono porque estaba haciendo la comida. Después recibí un mensaje de WhatsApp que decía que quería hablar conmigo y automáticamente fue llanto. Cuando me tranquilicé le pedí que me llamara de vuelta y ahí se dio. Creo que fue lo más importante que me pasó. En ese momento recordé todo lo que había vivido, lo que tuve que luchar y las cosas malas que pasaron en un año muy particular desde lo personal. Entrar al predio de AFA fue una locura, pero traté de tomarlo con naturalidad y disfrutar cada segundo.

–¿Se imagina en la convocatoria para los posibles amistosos ante Japón y China en marzo?

–Después de los encuentros ante México no se sabía si iba a continuar (Lionel Scaloni), así que fue una despedida normal. Sinceramente no estoy pensando en lo que vendrá, sí me enfoco en hacer las cosas bien en Vélez. Necesito sumar desde donde me toque acá y tratar de seguir creciendo. Esa es mi meta personal para llevarla a cabo con el grupo .Terminar lo más arriba posible y que sigamos evolucionando como lo venimos haciendo.

–En el último encuentro de local se escuchó a la gente ilusionada con alcanzar el campeonato. ¿Qué opina al respecto?

–Sí, lo escuchamos, pero no es algo que se haya hablado. Nosotros no le podemos quitar la ilusión a nadie, ni a nosotros mismos. Tenemos que trabajar para ilusionar a la gente. No hay otro método que trabajar, trabajar y trabajar. Después vendrán los frutos, o no, aunque estoy convencido que a la larga las cosas llegan con esfuerzo. Tenemos el objetivo de crecer y eso llevará a cosas buenas. No sé si en seis meses o un año, pero llegarán.

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