El Parlamento israelí votó ayer a favor de un proyecto de ley para disolver esta asamblea y organizar elecciones anticipadas el 9 de abril. Esto significa que hasta que se lleven a cabo los comicios, el gobierno de Benjamin Netanyahu se mantiene en pie, pero no puede tomar decisiones que requieran el acuerdo del Congreso como el voto de nuevas leyes. 

Los jefes de la coalición de gobierno de Israel, que encabeza Netanyahu, habían anunciado el lunes el adelanto electoral tras una crisis por el desacuerdo ante una propuesta de ley para aumentar el reclutamiento para el servicio militar obligatorio entre los judíos ultraortodoxos. Los dos partidos religiosos de la mayoría se opusieron a la propuesta del premier. Esta decisión también se da en el contexto después de la renuncia el mes pasado del ministro de Defensa y jefe del partido ultranacionalista Israel Beiteinu, Avigdor Lieberman. Con 102 votos a favor y 2 en contra, esta ley entra en vigor inmediatamente, con el Parlamento disuelto hasta las elecciones, cuatro años después de la última elección en marzo de 2015.

Benjamin Netanyahu, de 69 años, ha estado en el cargo durante casi diez años, después de un primer mandato en la década de 1990. Su coalición es considerada como la más a la derecha de la historia de Israel.

Actualmente, Netanyahu corre el riesgo de ser imputado por corrupción en tres casos, tras una recomendación de la policía. Al respecto, la líder de la oposición de Unión Sionista, Tzipi Livni, declaró que a su juicio los últimos cuatro años han estado marcados por una sensación de “miedo y preocupación por el futuro de la democracia israelí”. Livni añadió que las elecciones ofrecen la esperanza de un cambio de “este liderazgo corrupto que ha ennegrecido la cara de Israel”.

En un intento por conseguir apoyos, el primer ministro se reunió ayer en Jerusalén con líderes de asentamientos judíos en Cisjordania, un territorio palestino ocupado por Israel, y les pidió su respaldo. “Asistiremos a un intento de la izquierda de derrocar nuestro poder con la ayuda de los medios y de otros”, declaró Netanyahu. “No tendrían que tener éxito, porque de lo contrario, el movimiento que ustedes representan estará claramente en peligro”, agregó. Netanyahu se presenta así mismo como el principal defensor de la causa de los colonos de Cisjordania. Sin embargo, los dirigentes de los colonos afirman que él no ha hecho lo suficiente en su favor. Tres de estos dirigentes habían boicoteado esta reunión en señal de protesta.

Para solidificar ese compromiso con las colonias en Cisjordania ocupada, el Comité de Planificación Superior del Ministerio de Defensa israelí, responsable de la autorización de construcciones en colonias, avanzó en los últimos dos días los planes para construir 2191 viviendas en asentamientos judíos, según informó ayer la ONG israelí Shalom Ajshav (Paz Ahora). “No es una coincidencia que esto suceda precisamente en Navidades”, declaró  Brian Reeves, portavoz de la organización. “Justo cuando la mayor parte de los Gobiernos occidentales están de vacaciones y no emiten condenas, lo que demuestra que Netanyahu está muy dispuesto a sacrificar el interés israelí a cambio de dar un regalo a los colonos en un intento de ganarse su voto”, valoró.

El 87% de las unidades residenciales aprobadas se encuentran en asentamientos aislados que según la ONG tendrían que ser evacuados si se alcanza un acuerdo de paz con la solución mayoritariamente aceptada de dos Estados, uno palestino y uno israelí.

Dos de los planes legalizarán los asentamientos de Ibei Hanahal y Gvaot, otro plan establecerá un nuevo asentamiento adyacente a Mitzpe Dani, que será una institución educativa, con escuelas y residencias; y tres planes más son para nuevos asentamientos que serán zonas industriales.

En el año 2018 Israel avanzó en los planes de construcción de 5618 unidades, de las cuales el 83% también se encuentran en asentamientos aislados en zonas profundas de Cisjordania, según el recuento de la organización. Para el grueso de la comunidad internacional, el establecimiento de asentamientos por parte de Israel en el territorio palestino ocupado desde 1967, incluido Jerusalén Oriental, no tiene validez legal y constituye una flagrante violación del derecho internacional y un obstáculo importante para el logro de la solución de dos Estados y de una paz general, justa y duradera.