Marcial Maciel, el sacerdote mexicano apartado de su ministerio por el Vaticano en 2006, gozó de protección por más de 60 años, según confirmó el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, el cardenal João Braz de Aviz. Este admitió que el Vaticano tenía documentos desde 1943 que probaban el historial de abusos del fundador de los Legionarios de Cristo. “Quien lo tapó era una mafia, ellos no eran Iglesia”, aseguró Braz a la revista católica Vida Nueva.

“Tengo la impresión de que las denuncias de abusos crecerán, porque solo estamos en el inicio. Llevamos 70 años encubriendo, y esto ha sido un tremendo error”, agregó el cardenal acerca del caso Maciel, quien fue investigado entre 1956 y 1959. Maciel fundó la orden de los Legionarios en 1941 en México y a lo largo de los años recibió acusaciones de haber abusado de miembros y estudiantes de la Orden. Apañado por Juan Pablo II, cayó en desgracia con Benedicto XVI, quien lo conminó a llevar “una vida de oración y penitencia” lejos del sacerdocio, en pleno escándalo de las denuncias.

Además de las denuncias sobre abusos arreciaron otras sobre hijos ocultos. Murió en 2008, a los 87 años. En 2010, la Orden reconoció a los tres hijos de su fundador, dos de los cuales denunciaron haber sido abusados por su padre en su infancia, así como las violaciones cometidas por el sacerdote.

El sacerdote había sido suspendido en 1959 como superior de los Legionarios y expulsado de Roma tras la primera investigación. No hubo sanción y volvió con más poder. Joseph Ratzinger, antes de convertirse en Benedicto XVI, tampoco actuó contra Maciel cuando como titular de la la Congregación para la Doctrina de la Fe tenía pruebas en su contra. La amistad del mexicano con Juan Pablo II impidió cualquier medida.

“Es un guía eficaz de la juventud”, señalaba el papa polaco sobre Maciel cuando ya habían trascendido las denuncias. Uno de los lugares donde se cometieron los abusos fue el seminario que la Orden tiene en Ontaneda, Cantabria, al norte de España. Juan Pablo II y su secretario de Estadodo, el cardenal Angelo Sodano, llegaron a estar presentes en el acto en el que Maciel celebró en Roma sus 60 años de sacerdocio.