Actuar científicamente en el ámbito de la superficie y subsuelo de la Tierra, optimizar la extracción de recursos naturales evitando el deterioro del medioambiente, y estudiar nuestro planeta en su conformación presente y su evolución desde el pasado, no son tarea sencilla. Sin embargo, aquellos que decidieron estudiar geología han emprendido la aventura y el desafío de llevarla a cabo.      

En la mayoría de las exigencias que se basan en el uso del suelo y el agua, las ciencias geológicas desempeñan un papel fundamental. En la detección de los riesgos vinculados con problemas ambientales y la reducción de los impactos que puedan producirse, también es una de las principales protagonistas, además de ocuparse, entre otras labores, de estudiar los peligros naturales como volcanes, terremotos, avalanchas, tsunamis, etc.

Existe un vínculo directo entre la geología y el descubrimiento, la explotación y la conservación de los recursos naturales. La minería, la energía, la geología aplicada a la ingeniería y el ambiente, la hidrogeología y la geología ambiental, son sólo algunas de las actividades específicas en las que pueden desempeñarse los geólogos. 

Dada la importancia de éstos para las sociedades actuales y futuras, en nuestro país la carrera de geología es considerada estratégica y prioritaria para el desarrollo nacional. Mónica Escayola, Coordinadora de la Licenciatura en Geología del Instituto de Ciencias Polares, Ambiente y Recursos Naturales de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF), señala que, como los geólogos estudian algunos de los problemas más importantes de la sociedad y nuestro planeta, “está considerada como una ciencia prioritaria o estratégica, y es una carrera que forma futuros profesionales en rubros de alta demanda en la sociedad.”

Si bien durante los últimos diez años el número de estudiantes de ciencias geológicas se duplicó, aún no parece ser suficiente. Según cifras de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) de la Nación, casi 6 mil alumnos estudiaron la carrera de geología durante 2016, mientras que unos 3 mil lo hicieron en 2006.  A pesar de este incremento, aún parece existir una demanda de geólogos no cubiertas por los requerimientos actuales. 

De acuerdo con Corina Risso, Directora del Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), prácticamente toda actividad humana necesita de un conocimiento geológico de base: “El Ingeniero para realizar una construcción necesita de un informe del subsuelo para saber cómo fundamentar su edificio, para sembrar se necesitan estudios del suelo y de las aguas, la planificación urbana necesita conocer los peligros naturales (derrumbes, flujos de lodo, sismos, erupciones volcánicas), todas incumbencias del geólogo.”

Por un desarrollo sustentable

El nivel de concientización ambiental que hoy existe fue provocando un aumento de las acciones de prevención y conservación del entorno. Acciones que muchas veces se limitan a una tarea paliativa de los efectos producidos por la contaminación del medioambiente. Por ello, uno de los desafíos actuales en este terreno es la mayor intervención de las distintas disciplinas científicas y técnicas, entre las cuales, las ciencias geológicas ocupan un lugar fundamental dado que constituyen el soporte físico sobre el que operan las acciones. 

Sergio Georgieff, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), declara que la geología es una parte esencial de los estudios ambientales, “desde el sustrato que funciona como la base del ambiente hasta los procesos naturales que intervienen”. Advierte, a su vez, que el cuidado ambiental es un tema que las empresas han comenzado a ver de manera responsable: “Las políticas de uso racional están equilibrándose con el concepto de uso sustentable (…). La nueva generación de profesionales está comprometida con el ambiente, el uso y también la deposición responsable de los materiales derivados de la explotación. “

La geología y el medio ambiente, entonces, están más vinculados de lo que comúnmente se cree. Así lo entiende Escayola al anunciar que “el estudio de las condiciones ambientales del pasado muchas veces ofrece herramientas que permiten interpretar y comprender situaciones ambientales actuales, y la ciclicidad y la recurrencia de procesos naturales. El conocimiento de estos procesos es fundamental para poder evaluar problemáticas futuras y planificar las acciones necesarias.” 

En este sentido, la Directora del Departamento de Geología de la Facultad de Tecnología y Ciencias Aplicadas de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCA), Fátima Vilches, resalta que el propósito de la institución de educación superior en la que trabaja es formar profesionales “con principios éticos y socialmente responsables, para que desempeñen un papel importante en la evaluación y la mitigación de riesgos geológicos que impactan a la sociedad, en la prospección de minerales metálicos y no metálicos, y en la búsqueda de agua subterránea e hidrocarburos. Todo esto bajo la premisa de una explotación responsable de los recursos naturales no renovables y dentro del marco legal.”

El sueño del autoabastecimiento energético

La producción de los recursos energéticos es unos de los ámbitos fundamentales donde se desarrollan los geólogos.  En nuestro país, la producción de hidrocarburos ha experimentado un aumento a partir de la explotación del yacimiento Vaca Muerta, una formación geológica del período jurásico ubicada unos 3000 metros bajo tierra y que se extiende 30.000 km2 por debajo de Neuquén, parte de Río Negro, La Pampa y Mendoza.  

Fue un geólogo quien descubrió, hace casi 90 años, la presencia de una nueva roca generadora, y en 2011 se confirmó esta investigación. Desde entonces, los geólogos son protagonistas activos de los estudios, la exploración y la explotación que allí se realiza. 

Ahora bien, ¿cuál es el potencial que hoy refleja Vaca Muerta para nuestro país? ¿Qué significa en términos energéticos?  En pocas palabras, Vaca Muerta tiene un enorme potencial para la obtención de gas y cuenta con importantísimos recursos de petróleo. Escayola analiza que, “desde el punto de vista del potencial no convencional, la formación Vaca Muerta se destaca por su gran extensión regional (…) y excelentes indicadores geológicos que hacen que los recursos hidrocarburíferos relacionados manifiesten un relevante potencial para las rocas generadoras o rocas madre”.

“El potencial para desarrollar Vaca Muerta -continúa-, dada su magnitud, ha posicionado al Gobierno Nacional ante la posibilidad de lograr el autoabastecimiento energético, definido como aquel país que exporta más de lo que compra a mercados extranjeros”.

La historia de nuestro país en términos de producción de hidrocarburos no siempre ha sido igual. Carlos Falcón, docente e investigador de la UNT, recuerda que, a partir de 2010, se descubre gas no convencional asociado a arenas compactas en el área Aguada Toledo–Sierra Barrosa, y luego se sumaron los descubrimientos de YPF de Estación Fernández Oro, Río Neuquén y Rincón del Mangrullo, entre los más destacados. “A estos importantes descubrimientos se suma recientemente el aporte de gas natural proveniente de Vaca Muerta, con lo que se consigue un potencial de recursos de gas no convencional que ubica a la Argentina “segunda en importancia a nivel mundial luego de China. La producción a partir de estos reservorios no convencionales (…), indudablemente constituye el futuro de la producción de hidrocarburos de la Argentina, hecho inesperado e insospechado a fines del siglo pasado.”

Así, el crecimiento de la producción de los recursos energéticos está ligado, sin duda, al desarrollo del yacimiento Vaca Muerta, que, según relata Falcón, en junio último “mostró un incremento del 162% en la explotación de gas y del 54% en petróleo, contra igual mes de 2017. El incremento de la producción nacional de gas y petróleo a partir de Vaca Muerta es una realidad, y constituye una alternativa real y concreta para alcanzar el tan necesario y anhelado autoabastecimiento energético del país.” Sin embargo, Falcón advierte que aún resta vincular el “gas producido a partir de Vaca Muerta con la generación de energía en plantas térmicas, para reemplazar las importaciones de gas y combustibles líquidos actuales.”

Energías alternativas

La exploración minera es otro de los ámbitos donde intervienen los geólogos. En esta actividad, el litio ha ganado protagonismo durante los últimos años por su amplio uso en diversas áreas tecnológicas, como las baterías de muchos dispositivos electrónicos: computadoras, celulares y tablets. 

Vilches explica que “la escasez de los combustibles fósiles, el vertiginoso incremento demográfico a nivel mundial y la necesidad de incluir prácticas y tecnologías más limpias para desacelerar el proceso de calentamiento global, hacen que el mundo deba incluir energías alternativas que permitan el normal desarrollo de los pueblos. En este sentido, la acumulación de energía resulta clave en cualquier proyecto energético y también en el contexto tecnológico que demanda baterías de mayor duración para los dispositivos electrónicos”.

La Directora del Departamento de Geología de la UNCA resalta, además, que el litio tiene diversas aplicaciones prácticas: “Es empleado en los reactores nucleares, las bombas de hidrógeno, la metalurgia, los submarinos y las naves espaciales para la purificación del aire ambiente eliminando los residuos de la respiración humana. También tiene importantes usos medicinales, entre otros.” 

En cuanto al lugar que ocupa nuestro país en la producción de este mineral, Risso señala que, en el año 2015, “el 49% de la producción de litio mundial vino de Sudamérica. Australia es, al momento, el mayor productor mundial, le siguen Chile, China y Argentina, y Bolivia aún no explota el salar de Uyini. La Directora de la UBA agrega que “Argentina, Bolivia y Chile –el denominado Triángulo de litio- concentran el 85% de las reservas mundiales, y Catamarca y Jujuy son las provincias que más lo producen”.

Roberto Lencina, geólogo investigador y docente de la cátedra Evaluación Económica de Proyectos de la UNT, especifica que el litio tiene la capacidad de almacenar energía, hecho que lo convierte en “un elemento estratégico con relación a la actual demanda que existe a nivel global, debido al cambio de paradigma en cuanto a las energías, de no renovables (gas-petróleo) a las renovables, las cuales requieren de sistemas de almacenaje ya que no se producen de manera continua.”

“Si en el inicio, las baterías de litio respondían por el 6% de su demanda, hoy bordea el 35% del total. Para 2021 se espera que el 59% de la demanda se destine a baterías de automóviles y dispositivos electrónicos. Cada teléfono inteligente requiere entre dos y tres gramos de litio, un computador portátil 30 gramos, mientras que una tableta necesita unos 18 gramos de litio. Para la fabricación de autos, el uso de litio varía de entre 1,6 a 22,6 kilos. La tasa de crecimiento anual de las ventas de vehículos eléctricos se estima en 12,6%, los cuales podrían alcanzar los 4,5 millones de unidades al 2021”, concluye Lencina.

Así las cosas, el litio se ha convertido en un recurso fuertemente solicitado a partir del desarrollo de energías renovables, y la explotación de las reservas del mismo es uno de los ejes de la agenda minera actual, ámbito protagonizado, sin duda, por los geólogos.