Una abeja le pregunta a la mariposa cómo tomó su familia la transición. La leona le dice al macho que el problema no es su melena sino sus privilegios. No estás sola, escucha decir la oruga, y la palabra todes nombra hasta las flores del jardín. Diversidad, se lee en el beso que acerca al pajarito con la abeja, que en otra viñeta le grita ¡Machirulo! a la cucaracha voladora que la manda a lavar los platos. Un árbol se pregunta qué hace en la jungla de cemento, y otro pajarito se suelta al mundo cuando descubre la jaula abierta. También, un girasol de maceta le dice ¡Salvaje! al que está en la tierra, y dos bichitos indefinidos ven la interrupción en el camino con ópticas distintas: piedra que obstruye y puente que une. Ese es el universo Sipe, que late con un corazón nutrido también por la vida que está en otra parte. Porque esa operación metonímica a la que Sipe apela en su trabajo, es también metáfora en tanto evoca y redescubre un mundo.

Hay contigüidad y desplazamiento, ensoñaciones y deseos, pensamientos sobre la existencia y el amor, la naturaleza y la ciudad. La vida animal y la vida humana en su máxima expresión, llevadas a donde cada quien elija o se anime a ir. Así, los dibujos de Sipe se arrojan para sorprendernos como haikus ilustrados de la vida cotidiana que hacen foco en algún borde vital que nos convoca. Todo un mundo que se ancla y deja al espectadxr sin aliento, de tan certero y sintético. Son trazos que calan hondo y en esa profundidad no hay nada para agregar, todo está dicho en pocas palabras acompañadas por líneas finas pero contundentes, suaves y fuertes a la vez.

Esta primera muestra que se titula Sipe en Tigre, reúne veinte viñetas, todas en tinta sobre papel blanco que expresan, sensibles, la voz del autor en medio del vacío, casi como una necesidad. Y probablemente esa necesidad de Sipe sea la que deja a lectorxs y visitantes desnudxs ante la posibilidad de ver un estado de cosas que interpela y sorprende porque desacomodan algo. Abren esa brecha que llega sin escalas a la comprensión poética de un instante. La selección de dibujos elegidos responde a sus últimos trabajos y pone de manifiesto un idioma de fábulas y pequeñas narraciones cuyo lenguaje se extiende porque fluye y se expande para recorrer eslabones que estallan de sentido. Enfrentarse a los dibujos de Sipe es dejar que el cuerpo vibre. Es meterse en su propio pensamiento/ensoñación. Parecen versos sin rima atravesados por sensaciones que nos conducen a la empatía. Y en ese palpitar de composiciones, Sipe ofrece su sorpresa envuelta en contenido, su expresión contemplada de la naturaleza y sus reflexiones filosóficas, inesperadas y deliciosas sobre la vida cotidiana.

Sipe dibuja en este suplemento desde hace cinco años. Comenzó a publicar en su adolescencia de manera free lance, y luego fomó parte de algunas publicaciones zonales. Durante varios años se dedicó a la xilografía y al grabado sobre madera hasta que el dibujo ocupó por completo su inspiración. Reconoce en Maitena, Quino y Caloi a sus influencias más importantes, además del dibujante taiwanés Tsai Chih Chung, divulgador de la filosofía china. Tiene tres fanzines autoeditados y el año pasado ilustró Feminismo para Jóvenas, de Editorial Chirimbote. El mundo Sipe se despliega sin encasillamientos, empuja al cosmos y deja una huella. 

Sipe en Tigre. Museo Casa Sarmiento, Río Sarmiento y Arroyo de los Reyes. Se llega en lancha colectiva que se toma en la estación fluvial de Tigre. Hasta el 28 de febrero, de miércoles a domingos y feriados de 10 a 18.