En 1971, la dictadura de Franco ya había comenzado su declive, y aunque la Brigada Político Social no cesó las cacerías de estudiantes, intelectuales, y militantes políticos, se concedieron algunas garantías. “Por lavarse un poco la cara, el franquismo hizo una de cal y una de arena, y admitió a trámite las denuncias de aquellos estudiantes”, cuenta la abogada Ariada Ruiz. “Se les permitió ir al médico, y se abrió una causa que obviamente archivaron pero que ahora es nuestra gran prueba, al igual que los partes médicos”, precisa Ruiz.Que López Hernando y sus compañeros cuenten con esas pruebas, no fue fruto exclusivo de la fortuna en aquel comportamiento dialéctico del régimen. “Fue extrañísimo que lo denunciaran porque la gente vivía aterrorizada, y por mucho que te torturaran no ibas ni de lejos a denunciar a la misma policía que te había torturado. Pero ellos estaban defendidos por el Partido Comunista, al que pertenecían, y que tenía la directriz de denunciarlo. Por eso lo denunciaron grupalmente”, cuenta Ruiz.