“No hay forma de resolver la movilidad de un área metropolitana de 14 millones de habitantes que se tienen que mover en todas direcciones pensando en el auto particular”, advierte el director del Centro de Investigación Hábitat y Energía (CIHE), de la Facultad de Arquitectura de la UBA, Daniel Kozak. Por eso, dice, la megaobra para construir una autopista en el Bajo porteño “es un proyecto que, tal como está planteado, resulta viejo antes de ser inaugurado”. La construcción de una vía rápida que cruce de norte a sur la zona del microcentro y Puerto Madero para unir la autopista Balbín con la Illia, y que, según fue anunciado, será de uso exclusivo para camiones y micros de larga distancia, es una idea tan anticuada para las problemáticas urbanas actuales como insuficiente el proyecto del Paseo del Bajo, para crear en torno a ellas espacios verdes.

–¿Por qué es un proyecto viejo?

–Es un tipo de infraestructura que en general, en el mundo, se construyó a mediados del siglo XX y que ahora está muy cuestionada, tanto que se está demoliendo.  En Río de Janeiro, por ejemplo, la autopista que pasaba por delante de la Plaza XV, que es equivalente a Plaza de Mayo, se demolió hace un par de años y eso cambió completamente la situación. El proyecto del Bajo es el de la vieja autopista ribereña,  que se discute desde hace 20 años. Ahora dicen que va a tener algunas partes de cruce peatonal, pero sigue siendo propuesta de autopista urbana de tránsito pesado. La contaminación y el smog van a ser mayores que en otras autopistas urbanas que ya son terribles, como la 25 de Mayo.

–En el sentido de la movilidad, ¿es un proyecto coherente con la peatonalización de otras áreas de la ciudad?

–Para nada. Por un lado, la principal justificación que esgrimen de esta nueva autopista es que va a permitir otra conexión al puerto, mientras que hay estudios como el “Informe técnico sobre tránsito de cargas en avda. Ing. Huergo de la CABA”, realizado por la UTN demuestra que sólo el 15 por ciento del tránsito que pasa por avenida Madero, por Huergo, por Alicia Moreau, va al puerto. Todo el resto es tránsito pasante: pasa de largo, va en el eje entre La Plata y San Isidro. Por otra parte, el proyecto demuestra que en gestión urbana hay contradicciones internas que llaman la atención. En otras áreas del gobierno adoptaron completamente la idea de privilegiar a los peatones, de incentivar el uso del transporte público, de tratar de desalentar la llegada al centro en auto. Pero este Paseo del Bajo va a llevar más autos al centro, que es lo opuesto de todo lo demás. El proyecto dice que esta autopista va a tener salidas a distintas zonas del microcentro.