Prácticamente nueve de cada diez argentinos (86,3 por ciento) dicen que no confían en la justicia argentina. La opinión es devastadora para las cabezas institucionales del país. La crítica es tan masiva que recorre todas las clases sociales y todas las opiniones políticas. En primer lugar, es una opinión que surge de la experiencia personal de buena parte de los ciudadanos: causas judiciales, litigios, que no se resuelven durante años y que ni siquiera tienen una respuesta amable en los tribunales. Fallos y resoluciones que tienden a favorecer a los poderosos y tienen en la cárcel, en un 90 por ciento, a personas de bajos recursos. A esto se agrega la crítica por la falta de independencia del Poder Judicial, tanto respecto del poder político como del poder económico. La insólita lista de jueces que el presidente Macri exige desplazar, publicada el viernes por el diario Clarín, no ayuda a la idea de la independencia de la Justicia. Exhibe todo lo contrario en una coalición que, supuestamente, llegó a la Casa Rosada con una especie de aureola de republicanismo.

“El dato es elocuente –señala Bacman–. Existe una bajísima credibilidad en la justicia de nuestro país. El 86,3 por ciento de los argentinos manifiesta que en realidad cree poco y nada en la justicia. El clima de época que involucra por estos tiempos a la justicia es realmente preocupante. Una sociedad que esperaba un cambio en nuestro país, un cambio que pusiese en foco la economía, que disparase nuevas motivaciones y que en definitiva lograra una nueva manera de hacer política. Pero siempre garantizando la independencia de los poderes y los valores republicanos. Si se tienen en cuenta los resultados obtenidos en este último trabajo de campo, se pone en evidencia que la Argentina está posicionada muy lejos de esa realidad fantaseada en el imaginario colectivo. Un nuevo Contrato Social no solo se declama: hay que llevarlo a la práctica, instalarlo y demostrarle a la gente que es parte indisoluble de la realidad cotidiana”.

“Así como están las cosas –completó el titular del CEOP–, con una justicia con valores de credibilidad bajísimos, parece que nada ha cambiado: es más de lo mismo, con la diferencia que la percepción mayoritaria apunta a un Estado influenciado por el poder económico y político. Nada ha cambiado por estas latitudes, por el contrario, se ha complicado”.

Además de la experiencia cotidiana del ciudadano, maltratado por una justicia que tarda años, es elitista y que favorece a los de más dinero, también está la experiencia política. Los que creen que debería condenarse a más velocidad a los responsables de casos de corrupción y los que piensan que se está utilizando el aparato judicial –en tándem con el mediático– para perseguir a los adversarios políticos, en especial a CFK.

 


Opinión sobre el Poder Judicial

Fuente: CEOP