El gobierno fracasó en su intento por otorgar licencias express a pilotos extranjeros de aviones. Anoche, ante la imposibilidad de evitar el paro de 48 horas decretado por los gremios de APLA y UALA, al Ministerio de Transporte, que dirige Guillermo Dietrich, no tuvo otra alternativa que derogar la resolución 895 que desató el conflicto. Ayer, poco antes de la medianoche, los funcionarios de la secretaría de Trabajo, le comunicaron la decisión a los sindicatos que, acostumbrados al doble discurso del Gobierno, exigieron la oficialización de la derogación para suspender la huelga. 

Los funcionarios de Dietrich y los gremios que conducen Pablo Biró de APLA y Cristian Erhartd de UALA, se reunieron a las ocho de la mañana. Allí el Gobierno debió mostrar la prueba de la derogación para que los vuelos de Aerolíneas Argentinas, Austral y Lan Argentina comenzaran a normalizarse. Biró aseguró a Página/12 que el paro se levantaría ante una demostración clara y concreta de que la derogación es una realidad.

La resolución de este conflicto, favorable para los sindicatos, dejó en claro que tanto Dietrich y como sus funcionarios se mueven con torpeza entre las leyes laborales y ni siquiera los miembros de la Secretaría de Trabajo supieron advertirle a tiempo de que estaban cometiendo errores que los harían fracasar. 

En diciembre pasado, en el marco de la política de cielos abiertos y la revolución de los aviones, Dietrich le dio el visto bueno a la ANAC, que conduce Tomás Insausti, para que emita una resolución que otorgaba de manera expedita la autorización a pilotos extranjeros para comandar aeronaves en la Argentina. De inmediato lo gremios repudiaron esa decisión y anunciaron un paro que se concretaría en los días previos a las fiestas de fin de año. Para APLA y UALA la resolución 895 daba cuenta de la intención del gobierno por quebrar la organización sindical y, sobre todo, flexibilizar el servicio aerocomercial argentino en beneficio de las aerolíneas low cost. En ese contexto Dietrich pidió la conciliación obligatoria y se frenó el paro pero también la aplicación de la resolución.

Tal vez convencido de que podría doblegar a los sindicatos, Insausti se fue de boca durante la reunión de conciliación del 8 de enero cuando afirmó que la resolución 895 le permitiría al gobierno tener pilotos que no respondan a los gremios y fracturar la unidad sindical que provoca sarpullido a los hombres del gobierno. En ese mismo contexto se conocía la autorización, con la venia de Dietrich, para crear un sindicato afín al gobierno en Fly Bondi y en las otras empresas aéreas de bajo costo. 

El martes pasado se realizó la última reunión del período de conciliación. Ese día tanto Dietrich como Insausti cometieron otro error al no participar del encuentro y enviar sólo a los abogados de la ANAC que apenas ofrecieron la posibilidad de prorrogar unos días más la suspensión de la resolución que desató el conflicto. APLA y UALA rechazaron de plano esa propuesta y se retiraron. Un día más tarde y luego de mantener un encuentro con el resto de los gremios aeronáuticos anunciaron el paro por el fracaso de las negociaciones. 

La primera reacción del Gobierno fue recurrir, una vez más, a la conciliación obligatoria pero se olvidaron que la normativa vigente impide que se dicte una nueva conciliación por el mismo hecho que desató un conflicto laboral. Durante toda la tarde y buena parte de la noche los funcionarios de Trabajo buscaron un resquicio, un dato o un hecho nuevo que justificara una nueva conciliación. No lo encontraron y tuvieron que rendirse. 

Poco antes de la medianoche le comunicaron a los gremios la decisión de derogar la 895 y como tal pidieron el levantamiento de la huelga. Los gremios le dijeron que lo harían una vez que esté oficializada la anulación. Para los gremios una promesa no era suficiente.