La economía de plataformas trajo un aire nuevo y desconcertante para el campo laboral. Puntualmente en Argentina, los documentos existentes, los centros de estudios, las y los investigadores y especialistas coinciden en que la información sobre la economía de plataformas está en proceso de ser sistematizada. 

De todo lo que circula al respecto, PáginaI12 pudo acceder a la investigación que está llevando a cabo el equipo de Javier Madariaga desde Cippec junto con el Fomin-BID y la OIT, que se estima se publicará en marzo de 2019. La misma estudia el impacto de la Economía de Plataformas en el mercado laboral argentino. Allí señalan que las estadísticas que existen no toman en cuenta la particularidad de este tipo de inserción laboral y quedan invisibilizadas en el conjunto de ocupados no asalariados, trabajadores por cuenta propia o trabajadores informales. Cippec pudo relevar 15 plataformas entre las cuales 12 de estas ofrecen “trabajo físico de baja calificación (también conocido como gig economy, o economía de la changa: Rappi, Glovo, iguanafix, HomeSolutions, Uber, etc.)”. Dentro de este grupo, el estudio señala que hay más de 120 mil usuarios-proveedores registrados. En cuanto a la población que compone esta masa de trabajadoras y trabajadores, “se observó una importante disparidad de género”: casi 4 de cada cinco trabajadores de plataformas son hombres, jóvenes e inmigrantes. Sobre quienes utilizan las plataformas como un complemento, el estudio encontró que del total de los encuestados, “un 61,3 por ciento sostuvo que su trabajo en la plataforma era su principal fuente de ingresos”. Por último, se identificó que las plataformas en las que los trabajadores tienen una mayor carga horaria semanal son Rappi y Cabify: en promedio, en la primera trabajan 58,13 horas y en la segunda 52,72 horas semanales. 

Todos confluyen en la idea de que la expansión de la economía de plataformas y sus nuevas formas de trabajo son inevitables. Toda la cuestión reside en forjar un marco regulatorio o alguna política de Estado para que este fenómeno no se convierta en una usina de empleo precario. En ese contexto, surgió una huelga inédita del sector y nació la Asociación de Personal de Plataformas (APP), el primer sindicato de apps de la región. Una de las fundadoras, María Fierro, trabaja para Rappi mientras se encuentra en plena lucha por la conquista de derechos laborales. Con 25 años, es madre soltera y se desempeña como secretaria adjunta de la comisión directiva provisoria de APP. La acompaña Juan Manuel Ottaviano, abogado laboralista (UBA), colaborador de CETyD (Unsam) y Ueplas, y miembro del equipo de profesionales que asesora a esta nueva organización. La experiencia del sindicato de trabajadores de plataformas ilustra una salida posible, bajo un esquema de derechos, en un escenario inexorable que vino a transformar el panorama laboral.