Argentina deberá esperar hasta 2020 para salir de la recesión que comenzó el año pasado. El programa de austeridad y la ausencia de políticas de impulso al mercado interno garantizan la continuidad del sendero contractivo abierto. “Estamos viendo la estabilización de la economía. La inflación se está desacelerando y todas las variables estables. Recuperamos el camino para volver a crecer. Creemos que el país crecerá en 2020”,  expresó  el titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne. El funcionario, que se encuentra en la ciudad suiza de Davos participando del Foro Económico Mundial, adelantó que Argentina cerró 2018 con una reducción en el nivel de actividad cercana al 2 por ciento. La estimación oficial está por debajo de la caída del producto de 2,8 por ciento prevista por el FMI. Como el consumo y la inversión continuarán en caída libre, el funcionario apuesta a que el programa de ajuste neoliberal del flamante presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, impulse las exportaciones argentinas. “Brasil va a contribuir de manera positiva a contrabalancear la desaceleración del resto del mundo”, consideró Dujovne. 

“La inflación fue muy alta el año pasado. Bajarla es el desafío más grande que enfrentamos. Pero reducirla a un dígito no se resuelve en un año sino que toma tiempo. Estamos trabajando para lograrlo”, indicó el presidente del Banco Central, Guido Sandleris. A diferencia del entusiasmo que despertaban los funcionarios de Cambiemos en el establishment internacional durante las anteriores ediciones del Foro Económico Mundial, la conferencia de prensa conjunta de Dujovne y Sandleris no logró despertar la atención de los medios presentes. Los funcionarios recibieron apenas cuatro preguntas de los asistentes.

“Los shocks de 2018 reforzaron el compromiso de nuestro gobierno con las reformas. Aceleramos el camino de convergencia al equilibrio fiscal. Recibimos el apoyo de la comunidad internacional a través del FMI y se implementó una nueva regla monetaria. Salimos más fuertes de lo que entramos”, consideró Dujovne, que repitió el libreto oficial sobre la “pesada herencia”. La comitiva oficial será recibida hoy por la directora del FMI, Christine Lagarde, para evaluar la evolución del programa de financiamiento solicitado por el país (ver aparte).  

“El programa que implementamos está diseñado por el gobierno, no es un programa del FMI. Hubo frustraciones el año pasado por la contracción. La frustración se explica con el difícil año que tuvieron los argentinos. El Fondo es parte de la solución”, consideró el banquero central al ponderar la asistencia del organismo. Sandleris dejó abierta la puerta para que el BCRA incremente la magnitud de sus intervenciones en el mercado cambiario (ver aparte). 

A diferencia del optimismo oficial, el FMI estima una caída del 2,8 por ciento en 2018. El Banco Mundial comparte esa cifra que coloca a la Argentina como la cuarta recesión más profunda del mundo, solo superada por las contracciones experimentadas en Venezuela, Guinea Ecuatorial y Nicaragua. Con una retracción del producto proyectada de 1,7 por ciento para este año, el país conservará su posición en el listado que conforman los 153 países relevados por el organismo multilateral. El gobierno argentino espera una caída de sólo el 0,5 por ciento.

La presencia de Dujovne y Sandleris en Davos busca evacuar interrogantes electorales y económicos que persisten entre los grandes empresarios, banqueros internacionales y administradores de fondos de inversión. La apuesta del programa económico de Cambiemos no reside en relanzar el consumo interno sino en recuperar la confianza perdida del sistema financiero internacional. Con ese objetivo, el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, fue incluido en la comitiva oficial que ya se reunió con el CEO de Coca Cola, el presidente del banco JP Morgan, directivos del holding estadounidense de telecomunicaciones AT&T y el titular del banco de inversión brasileño BTG Pactual.