¡Un fantasma recorría el mundo en 1848. El fantasma del comunismo! Marx había llamado, convocado: "Proletarios de todos los países, uníos! Hoy ese fantasma ya no tiene esa connotación, quedó hacia un costado, tapado por una asociación tan macabra y destructora como poderosa que forman las derechas y ultraderechas, los poderes económicos y financieros más concentrados del mundo. Una asociación tan cruel y voraz como hábil para aprovechar las debilidades y resquicios que en el devenir histórico dejaron los mismos sujetos y actores sociales que deben ser los protagonistas para dar, a ese mundo inequitativo, injusto e inhumano, la posibilidad de ser transformado. Porque como Marx planteó: de lo que se trata no es sólo de interpretar el mundo, sino de transformarlo. Y a cada rincón del planeta su obra llegó para iluminar conciencias, conmover, crear dudas y contradicciones, abrir senderos, luchas, revoluciones.

Ese proletariado al que Marx apeló, pero 200 años después, sigue buscando su camino de liberación. Se encuentra y se desencuentra a sí mismo con disputas en su interior por el sentido de clase; coincide en experiencias valiosas y también se distancia con los sectores que objetivamente pueden ser sus aliados en la lucha emancipadora. Se puede mirar hacia Francia, España, Grecia, Brasil, Chile, o bien hacia la Argentina. La fragmentación social es una marca de la etapa en el mundo y lo mismo ocurre en el país gobernado por el neoliberalismo con rasgos autoritarios y fascistas que encarna Mauricio Macri, en el que ya se vivieron jornadas importantísimas de resistencia y oposición al modelo, en las que el protagonismo de trabajadores y trabajadoras mostró la fuerza y el potencial que les permite su propia esencia como clase social, aunque no se hayan podido parar decisiones tomadas de manera unilateral por el Ejecutivo nacional o por el propio Congreso.

En la resistencia y oposición que se mencionó confluyeron distintos alineamientos sindicales (Central de las y los Trabajadores Argentinos, Central de las y los Trabajadores Autónoma, Corriente Federal y gremios que fueron desprendiéndose de la conducción de la Confederación General del Trabajo - hoy la expresión del sindicalismo de derecha),que dieron batallas con incidencia nacional en la defensa de la educación de todos los niveles, tras las mermas de las partidas presupuestarias y del salario en el ámbito de la educación primaria, secundaria y universitaria, contra los despidos masivos en las distintas áreas del Estado y en el sector privado y, además, por la defensa del que fue el régimen jubilatorio argentino modificado por la actual ley previsional aprobada en diciembre de 2017 y contra el acuerdo-sometimiento al Fondo Monetario Internacional.

La pregunta surge de manera indispensable: ¿qué ocurre, entonces, para que aparezca tanto retraso, o bien insuficiencia, de una respuesta contundente y unitaria ante tanta agresión y destrucción de derechos del pueblo argentino? La aplicación del plan económico que exige el FMI beneficia a las multinacionales, a los grandes capitales bancarios, financieros y agroexportadores asociados a mega firmas locales y destruye la vida de los sectores de menores ingresos, de las y los trabajadores y también de las capas medias -pequeñas y medianas empresas, cuentapropistas, profesionales. Se puede pensar en que las razones del interrogante anterior encuentra anclaje en la debilidad o inexistencia en una fracción de la clase, de los principios y convicciones que hacen a la propia conciencia obrera, proletaria y trabajadora; en el problema de la representatividad y en el que supone la construcción de las distintas expresiones de la subjetividad social para llevar adelante la unidad necesaria.

Hablar de la clase obrera en Argentina supone hacerlo de una de las fuerzas productivas y sociales con mayor nivel de organización en el continente, que ha sido también protagonista de luchas históricas por sus derechos. Pero no pudo cumplir su rol liberador ni construir, junto a otros sectores sociales, el instrumento político que le permita enfrentar la violencia y la opresión que se descargó históricamente sobre los sectores populares y a la vez fortalecer y desarrollar su vocación de poder. Y sin realizar traslaciones mecanicistas, puede pensarse en que algunos de los padecimientos del pueblo argentino sugieren prestar especial atención al proceso que seguramente tiene ciertos puntos en común con lo que ocurre en otros países.

Así como en 1848 el fantasma del comunismo recorría el mundo, hoy otro fantasma lo recorre: el que encarna el feminismo. La comparación, inspirada en el Manifiesto Comunista donde Marx y Engels hablan de Europa y el comunismo, refleja en el presente las luchas del movimiento de mujeres y de los feminismos en el mundo. (La comparación es citada por la abogada feminista Silvina Perugino en el artículo "Marxismo y Feminismo -La actualidad de Marx en tiempos de transformación", publicado en Cuadernos Marxistas, octubre de 2018, página 31. A su vez la autora menciona que la comparación fue utilizada por primera vez por Mabel Bellucci y Viviana Norman en un artículo al cumplirse 150 años del Manifiesto Comunista). Cualquier trabajo o análisis en términos de ver las actualidades y necesidades de la clase obrera sería incompleto y parcial sin tener en cuenta esta otra lucha que en el mundo interpela, también para hacer las transformaciones necesarias, que es la lucha del movimiento de mujeres y de la diversidad. Justamente la Argentina ha sido en los últimos años -como tantos otros países-, escenario de la expresión y el combate del movimiento de mujeres en la lucha antipatriarcal que ganó las calles en jornadas históricas, masivas y disrruptivas que mueve conciencias y atraviesa y cuestiona el orden vigente y la 'normalidad' de todas las instituciones, el Estado entre ellas. El surgimiento del movimiento Ni Una Menos para enfrentar la enorme violencia contra las mujeres, los paros internacionales y la lucha estremecedora de la 'marea verde' por el aborto legal, seguro y gratuito pusieron al movimiento feminista, liberador desde su esencia, en el centro de la escena.

Esta IV Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo puede brindar la oportunidad de conformación de un equipo de trabajo interdisciplinario e internacional para el estudio de las diferentes realidades y situaciones en que desde el punto de vista de la conciencia y organización se encuentra la clase obrera en distintos países. Y un punto en especial a tener en cuenta es la relación que las estructuras orgánicas, mantienen con sus aliados naturales o circunstanciales, pero en particular con el movimiento de mujeres y de la diversidad, con el rol que cumplen las trabajadoras al interior de la clase, en cuanto a su potencial liberador. El futuro que queremos y necesitamos requiere de la participación equilibrada y equitativa de todas las personas. ¡Nunca más se podrá analizar la situación de la clase y de los desafíos que en el mundo enfrenta, sin tener en cuenta la participación igualitaria de las mujeres que la integran, del protagonismo que encarnan o no! También habrá que tener presente el nivel de conciencia que existe en la indispensable alianza entre la clase y los géneros para enfrentar la lucha por sociedades justas y equilibradas, en un enriquecimiento dialéctico, permanente, entre la teoría y la praxis. La calidad y el contenido de esa relación supondrá tener una mirada actualizada, inclusiva, justa y adecuada que aportará en el problema central de la construcción de la unidad necesaria, de la confluencia profunda y articulada para la lucha por la liberación política y económica, antipatriarcal, y cultural para construir el socialismo. Una vez más, no se trata sólo de comprender lo que ocurre en el mundo, se trata de transformarlo.

 

* Periodista de Rosario/12, invitada a la IV Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo en La Habana. Fragmento de su disertación.