¿Cómo le va, deudolar? ¿Se le está terminando enero y teme no tener dinero para reponerlo? ¡No se preocupe, deudólar, seguro que el año que viene le va a traer un enero, quizás más caro, o de una calidad diferente. Pero va a ser enero, y usted lo va a poder ofrecer, o vender, como enero.

Se suele decir que en la Argentina padecemos un “estado de diciembre”. Cada vez que se acercan las tarifas (ex fiestas) findeañeras, nos ponemos en un extraño modo en el que se exacerba todo y toda: nos deseamos felicidades “si no nos vemos”,

Y a los que sí vemos les discutimos hasta el paroxismo por el origen de los gorilas, y así se pasan las horas y nos olvidamos de que hubo que elegir entre el vitel toné o viajar a Europa.

Por supuesto que se eligió vitel  toné, porque viajar a Europa era un poco más caro. Pero lamentablemente el carnicero no aceptaba bonos de deuda ni porcentajes de nuestra futura jubilación a cambio del peceto. Entonces se transforma en salame, ya que el fiambrero sí aceptó un plan de pagos: 100 gramos de picado fino para toda la familia, en tres cuotas sin interés. ¡Y a tener la fiesta en paz!

Bueno, eso habría que discutirlo. Porque el tío Pedro, que lo votó para que no vuelvan más los Reyes Magos que robaron el PBI, nos explica que en verdad el Estado está cumpliendo con su deber de que no falte ningún tema de que quejarse en la mesa navideña de los argentinos y las argentinas y les argentines.

Y Papá Noel reparte promesas para los chicos si se portan bien, y más promesas todavía para los grandes, si votan por quien él les diga. Y no le digan a Papa Noel que todavía les debe lo que les prometió en 2015, porque entonces se va papá Noel y viene mamá Patricia, y les dice a todis que no hay regalis, pero si alguno consigue algún arma y la quiere llevar puesta…

¿De verdad era Papá Noel? ¿O era Papá Mauricio, que se vistió de amarillo prometió que Nadie iba a perder nada, o que todos iban a perder todo, o que algunes iban a perder lo que tenían otres, o que cada cual iba a cosechar de acuerdo a lo que sembraran… los que trabajaran para él. O que si no pasaban cosas ni se venían los peores cinco meses ni se robaban todo, los argentinos íbamos a ir por el único camino posible, graciosamente conducidos y seducidos por el flautista de Hamelin.

Pero Papá Mauricio nunca tiene la culpa… de nada. Siempre encuentra a alguien que gentilmente asume la responsabilidad mientras él disfruta de unas meritocrátricas vacaciones que le permitirán luego volver a disfrutar de unas vacaciones merecidas… quizás merecidas por otros, pero merecidas al fin.

 ¿Y quién tiene la culpa? ¿El Gran Bonete? ¿El Patrón de la vereda? ¿El Chapulín Colorado? ¿López y Báez? ¿El colesterol? Nopo.

La culpa, siempre, la tiene el Estado. Por intervenir, o por no intervenir. Los argentinos sabemos de esto.

Desde hace como 80 años, o quizás 90, los “liberales”, que ya eran conservadores, pero todavía no eran “neo” (raro esto, de los neoliberales; les decimos “neo” y traen a colación teorías que fracasaron hace ya mucho: la historia es rica en ironías), se oponían a los K de entonces, los keynessianos, que proponían un “estado de bienestar”. Tan así es la cosa, que cuando el Estado no concurre a auxiliar a quienes lo necesitan, se habla de “ausencia del Estado”. Hubo un conocido capitán, autodenominado ingeniero, devenido político, que sostenía en los 80 que “achicar al Estado es agrandar la Nación”. Luego vino Carlos Saul I, y ya vimos lo que pasó

Pero, ¡atenti deudólar! El Estado que quieren achicar el capitán y sus secuaces es el Estado de Bienestar, el estado K de entonces, o de ahora.

Pero al Estado que reprime, el que les dice a los humildes que “les hicieron creer que tenían derecho”, el que les fija el techo a los salarios y deja sin techo a los asalariados, el que le cobra impuestos a la producción pero no a la especulación, a ese “Estado malefactor”, lo aman.

Para ser clarísimos, ya que la luz está carísima y escasa: no es que “no hay Estado”, ¡hay más Estado que nunca! Pero así como “el mejor equipo de los últimos 50 años” es “el equipo contrario”, el Estado no es más benefactor, sino malefactor, porque lo maneja, justamente, ese equipo.

Permítaseme terminar esta nota con un tema musical de mi autoría.

 

Estado Malefactor

® Rudy*

 

¿Te acordás cuando el Estado, resolvía a tu favor?

Te conseguía las vacunas, te daba jubilación

Escuela médico y morfi, nunca te iban a faltar

Las canciones lo llamaban “Estado… de bienestar”

 

Dicen que el Estado ha muerto, que no está más, que se fue

Que te dejó a la deriva, y que nunca va a volver

Eso es una gran mentira, no la crean, por favor

El Estado está muy vivo, y ahora es “malefactor”

 

¿Quién paga el sueldo a la cana, pa’ que salga a reprimir?

¿Quién saca de tu bolsillo, pa’ darle al FMI?

¿Quién acepta que la plata, “viaje sola” a Panamá?

¿Quién mete preso a los pobres, y al rico deja zafar?

 

Andá a saber que le dieron, que bacteria lo picó

Si fue la “fiebre amarilla” el virus que se agarró

Algunos quieren matarlo, “para que no sufra más”

Porque el tratamiento es caro, y se lo quieren ahorrar

 

La seguimos…

@humoristarudy

*Puede ser un tango, un candombe o una murga,  por ahora eso está en licitación