La creación de la Agencia del Deporte Nacional que el presidente  Mauricio Macri impuso vía decreto de necesidad y urgencia reconoce su inspiración en la Agencia Córdoba Deportes: la sociedad de economía mixta estatal y privada que creó en 1999 el gobernador José Manuel de la Sota como autoridad de fiscalización y aplicación de toda la actividad deportiva y física que se realiza en esa provincia.

Pero a diferencia de la gestión de Cambiemos, que insiste en enfrentar a la comunidad deportiva en su conjunto, De la Sota (y ahora su sucesor Juan Schiaretti) han convocado en las dos últimas décadas a las principales figuras del deporte cordobés para sumar experiencia directa en el trazado y ejecución de las distintas líneas políticas. De hecho, fueron sus presidentes el extenista Agustín Calleri, el exfutbolista Oscar Dertycia y el exbasquetbolista Medardo Ligorria e integraron su consejo asesor, los exnadadores José Meolans y Georgina Bardach.

Hay otras diferencias entre el modelo descentralizado y autárquico que pretende aplicar ahora el gobierno nacional y el que se viene desarrollando hace 20 años en Córdoba. Mientras que la nueva creación del macrismo se realiza en un contexto de ajuste drástico del sector público y tiene toda la apariencia de una privatización encubierta, la Agencia Córdoba Deportes nunca se propuso la enajenación o liquidación a precio vil de ninguna instalación deportiva a su cargo. Es más: bajo su gestión el estadio Mario Kempes se reformó hasta convertirlo en el estadio de fútbol más grande de la Argentina y en el complejo polideportivo más importante de la provincia, que en los próximos días albergará el segundo torneo ATP 250 del país.

Con un presupuesto que en 2018 alcanzó a 334 millones de pesos, en la mirada del periodista cordobés Pablo Giletta, “la Agencia nunca se concibió como una medida de ajuste del deporte provincial sino en una herramienta política para su promoción y para el mejoramiento de su infraestructura”. Nada de eso parece advertirse en la letra no tan fría del DNU de Macri que, más que tenderle una mano al deporte y los deportistas argentinos, parece habilitar las condiciones para ensayar un achique que nadie acepta y que habrá que ver cuantos en verdad están dispuestos a resistir.