La tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud (JOJ) se celebrará en Buenos Aires en octubre del año próximo. Los preparativos de un evento de esta naturaleza y envergadura presentan problemas de distinta índole. En el caso de la convocatoria en Buenos Aires, uno de esos problemas estaba relacionado con la sede de las pruebas de vela. El problema tenía que ver originalmente con los requisitos técnicos. Sin embargo, la solución propuesta, que posteriormente fue rectificada, contradecía los principios en los que se basan tanto el Movimiento Olímpico como los JOJ.

El proyecto original de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 (JOJ 2018) proponía que las pruebas de vela se realizasen en las instalaciones del Yatch Club Argentino en la Dársena Norte de Puerto Madero. A pesar de ello, al considerarse los detalles del programa competitivo del evento elaborado por el Comité Olímpico Internacional (COI), fue evidente que, dados los requisitos técnicos, esas instalaciones eran inadecuadas para albergarlas. En un intento por mantener las pruebas en la costa porteña del Río de la Plata, el dossier de candidatura de los JOJ 2018 incluyó como sede a las instalaciones del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA) en Núñez.

Más allá de la conveniencia de sus instalaciones, CUBA tiene una extensa relación con el Movimiento Olímpico argentino. Considérese que Juan Carlos Palacios fue presidente del club desde 1922 hasta 1928 y presidente del Comité Olímpico Argentino (COA) en tres períodos (1927-1928, 1932-1933 y 1938-1947). En su última etapa como presidente del COA, Palacios fue un ferviente impulsor de la institución que devendría en la Organización Deportiva Panamericana y dirigió el comité organizador de los frustrados Primeros Juegos Deportivos Panamericanos programados para 1942 en Buenos Aires.  Este comité organizador aspiraba a construir una “ciudad olímpica” y Henri de Baillet-Latour, entonces presidente del COI, dijo que el evento sería “de gran utilidad para mantener latente la idea Olímpica en ambas Américas.” Palacios, quien propugnaba el Movimiento Olímpico y creía que “el sport será uno de nuestros grandes medios de propaganda internacional”, probablemente hubiera celebrado que Buenos Aires organizase los JOJ 2018 y que CUBA fuese un club olímpico.

CUBA es un “club de caballeros” en el que las mujeres no gozan de los mismos derechos que los hombres. De hecho, aquellas sólo pueden incorporarse a través de padres, abuelos, hermanos o maridos. Además, no se las considera socias plenas, de modo que no pueden participar en su vida política, social y cultural: no pueden votar para elegir dirigentes ni pueden aspirar a cargos en la comisión directiva. En cuanto a las instalaciones de Núñez, las mujeres incorporadas al club no pueden ser titulares de amarras. Es decir, en CUBA, las mujeres son discriminadas negativamente y la igualdad de género es un ideal que se ha desconocido desde su fundación en 1918.

Albergar las pruebas de vela de los JOJ 2018 en CUBA presentaba un notorio conflicto con las aspiraciones del Movimiento Olímpico y de los JOJ.  Piénsese que la Carta Olímpica establece que el disfrute de los derechos y las libertades establecidas en la misma, relacionadas con la práctica y la gestión deportiva, “debe garantizarse sin ningún tipo de discriminación, ya sea por raza, color, sexo, orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, riqueza, nacimiento u otra condición”. Asimismo, como escribiera Gerardo Werthein, actual presidente del COA y del Comité Organizador de los JOJ 2018 (COJOJ 2018), en el prefacio a una guía de actividades para docentes, la institución que dirige debe estar vinculada a la educación ya que “el olimpismo debe ser considerado una filosofía de vida, que utiliza al deporte como correa transmisora de sus principios fundamentales formativos, pacifistas, no discriminatorios, democráticos humanitarios, culturales y ecologistas”.  Finalmente, como especifica una publicación del COJOJ 2018, los JOJ pretenden “llegar a los jóvenes del mundo para promover los valores Olímpicos”. El “espíritu de CUBA”, resaltado en una historia institucional del club celebrando su cincuentenario, no sólo contradice sino que socava, al menos en esta dimensión, las aspiraciones del Movimiento Olímpico y de los JOJ. ¿Por qué validar y premiar a un club que discrimina negativamente a las mujeres otorgándole una sede olímpica? El mensaje recibido por los/as jóvenes deportistas, así como la sociedad en su conjunto, hubiera sido tan contradictorio como impropio.

El COJOJ 2018 decidió recientemente trasladar la sede de las pruebas de vela de los JOJ 2018 a un club de San Isidro, en la costa bonaerense del Río de la Plata. Aparentemente, el motivo estuvo de nuevo relacionado con los requisitos técnicos, que las instalaciones de CUBA en Núñez tampoco satisfacían. ¿Habrá considerado el COJOJ 2018 que albergar las pruebas en CUBA contradecía los principios en los que se basan tanto el Movimiento Olímpico como los JOJ? Es de esperar que haya sido así, pero sería conveniente que lo aclarase. Cuanto más se armonicen los JOJ 2018 con los principios que los sustentan, más digna será Buenos Aires como anfitriona.

* Doctor en Filosofía e Historia del deporte. Docente en la Universidad del Estado de Nueva York (Brockport).