François Fillon tuvo otro traspié en su carrera al Elíseo. Revelaciones de la revista Le Canard Enchaîné, que desnudaron una serie de remuneraciones más altas de lo esperado en dos empleos desempeñados por su esposa, dejaron al candidato de la derecha en Francia contra las cuerdas. El semanario satírico destapó el caso la semana pasada y confirmó que Fillon, favorito en las encuestas para las presidenciales de abril y mayo, contrató, además de a su mujer, a dos de sus hijos como asistentes parlamentarios. En su defensa, el candidato de la derecha dijo ser víctima de una operación calumniosa sin precedentes en las últimas décadas. Mientras la Asamblea Nacional se aboca a verificar la ruta del dinero, un petitorio para que la esposa del líder conservador devuelva los fondos de origen presuntamente ilegal recolectó ayer casi 300.000 firmas en pocas horas.

Le Canard Enchaîné explicó que Penelope Fillon recibió 900.000 euros de fondos públicos –400 mil más de lo que se creía–, entre su puesto como asistente parlamentaria y su rol como colaboradora de La Revue des Deux Mondes, cargo que ocupó entre 2012 y 2013, y por el que recibió 5.000 euros al mes supuestamente sin haber trabajado. En un encuentro con emprendedores en un hotel de París, Fillon reaccionó a las últimas divulgaciones del “Affaire Penelope”. Dijo estar sereno y con confianza sobre la investigación que lo afecta a él y a su mujer y denunció que quieren sacarlo de la carrera presidencial. Las informaciones del diario parisino se hicieron públicas ayer en coincidencia con la visita de investigadores del caso a la Asamblea Nacional, para recuperar documentos que permitan aclarar si la esposa del candidato trabajó como asistente realmente. Se trató de recoger listas de fichaje de Penelope Fillon y comprobar si tenía tarjeta de entrada a la Asamblea o correo electrónico. 

Los agentes de la Fiscalía Nacional Financiera seguirán hoy con sus investigaciones, con un interrogatorio al diputado Marc Joulaud, que también contrató como asistente a Penelope Fillon cuando su marido le cedió la circunscripción en la que era diputado, al ser nombrado ministro de Asuntos Sociales en 2002.

Fillon y su esposa pueden ser imputados por malversación de fondos públicos y abuso de bienes sociales. El candidato derechista, de 62 años, dijo que, en caso de ser inculpado, abandonaría la carrera presidencial. Aunque no es ilegal que parlamentarios elijan familiares como asistentes (disponen de 9.561 euros al mes para contratar hasta a cinco) y el propio Fillon defendió que su mujer desempeñó realmente el trabajo, el caso ya dañó su imagen. Tras las primeras revelaciones, un sondeo señaló que su popularidad cayó 16 puntos en relación a noviembre, hasta el 38 por ciento.

La ultraderechista Marine Le Pen o el socio-liberal Emmanuel Macron, ex ministro de Economía parten con más posibilidades de disputarle la segunda vuelta a Fillon. Le Pen afronta una situación similar: el Parlamento Europeo le exige que devuelva 340.000 euros porque considera que los usó indebidamente para remunerar a dos empleados de su partido, que trabajaban en la sede del Frente Nacional, y no como asistentes parlamentarios vinculados a su cargo de eurodiputada.