La película de Julian Schnabel sobre Vincent Van Gogh, protagonizada por Willem Dafoe
Gracias por el fuego
¿Cómo volver sobre la vida de un artista que es un mito? ¿Cómo darle vida a una obra magnífica pero de alguna manera anestesiada por posters de ocasión y postales de souvenir? Según Julian Schnabel –también artista plástico– en su nueva película, Van Gogh en la puerta de la eternidad, evitando la biografía y rodando una película sobre qué significa ser artista. Vincent Van Gogh tuvo muchas caras famosas, la más importante de todas, la de Kirk Douglas según Vincente Minelli en Sed de vivir. Más tarde, lo filmaron Maurice Pialat y Robert Altman. Ponerlo en la piel de Willem Dafoe, sin embargo, es el gran acierto de Schnabel. El hombre que deslumbró como villano en Calles de fuego, como ese ser degenerado y sexual que es Bobby Perú en Corazón salvaje, como Jesús en La última tentación de Cristo, como Pasolini para Ferrara o como gerente de un hotel para desamparados en El proyecto Florida está nominado al Oscar como Mejor Actor por primera vez, a los 60 años: para su Van Gogh filmó en locaciones reales y aprendió a pintar. Y, una vez más, logra una composición inolvidable que, quizá, logre imponer en el público una nueva cara para imaginar al hombre de los cuervos, las noches estrelladas y los girasoles.




















