Por quinto año consecutivo, el Teatro Municipal La Comedia apostó al humor como fórmula para darle vida a su cartelera teatral de verano. En esta temporada, la apertura estuvo a cargo de Mi vecino es un wifi, dirigida por Juan Nemirovski, que luego de un celebrado ciclo de funciones dejará su paso para otras dos propuestas atravesadas por la comedia: esta noche, y durante los viernes de febrero, Sebastián De Caro y Diego "Chak" Fernández presentarán Hijos del dragón, mientras que los sábados el rosarino Luis Rubio regresará a la sala de Mitre y cortada Ricardone con su nuevo espectáculo, Soliloquios.

En Hijos del dragón, Sebastián De Caro y Diego Fernández se vuelcan definitivamente hacia el tono humorístico que, al margen de sus proyectos para la productora audiovisual Chak (ésa que en 2005 fundaron junto a Luciano Leyrado), fue ganando peso en El curso del buen espectador que en 2011 montaron en el Chacarerean Theatre porteño. "Comenzamos con ese show que no tenía que ver con el humor, sino que era sobre cine, encuentros de una hora y pico que se estiraban hasta tres o cuatro horas. Se fue deformando porque el humor empezó a ganar, por la participación de la gente, por las preguntas que hacían. Por cómo se fue dando ese espectáculo la comedia empezó a ganar mucho espacio", recuerda Fernández, que allí cumplía un rol más bien técnico, mientras iba avanzando en su formación como humorista de stand up.

Poco después, la dupla reformuló su propuesta y le dio forma a Chak The Show, antecedente directo de este Hijos del dragón en el que el cine continúa teniendo presencia, al menos como referencia. "Todas las cosas que nos gustan, cualquier cosa que nos gusta aparece mencionada colateralmente, pero no es un espectáculo de cine", aclara De Caro, director de films como Rockabilly, Vacaciones en la Tierra, Recortadas y 20.000 besos.

Luego de la buena repercusión lograda con algunas funciones aisladas en Rosario, para la dupla la posibilidad de sostener funciones durante cuatro semanas significará un desafío. "Es una hermosa apuesta, tanto del teatro como nuestra", admite Fernández, que no duda al afirmar: "Me siento muy orgulloso de lo que hace Sebastián en el escenario y viceversa, entonces está buenísimo".

En ese sentido, es De Caro el que da pautas sobre las características del espectáculo: "Siempre hay margen para lo que ocurra, nunca está cerrado del todo. En realidad lo que vamos haciendo es sumándole cosas y desechando otras, para tener la sensación de estar vivos y que siempre esté pasando ahí en el momento. Tiene mucho de lo que va pasando, lo que va surgiendo. El humor se impuso cuando trataba de ser un espectáculo de cine y terminó siendo el lenguaje. Lo hacemos para divertirnos y para divertir. Nosotros nos divertimos mucho inventando cosas y alguna, una de cada diez, es cosa apta para compartir. En realidad somos un grupo de amigos que tenemos la dialéctica de inventar permanentemente cosas para divertirnos, y a veces esas cosas pasan al escenario".