El autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, se reunió ayer con el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro. El líder opositor fue recibido en el Palacio del Planalto mientras que en las inmediaciones de la sede del ejecutivo un grupo de manifestantes sostenían un cartel que decía: “Brasil, respete la soberanía de Venezuela”. 

Guaidó viajó desde Bogotá en un avión de la Fuerza Aérea Colombiana y minutos después de aterrizar tuiteó: “Llegamos a sostener importantes reuniones de trabajo para construir las capacidades y la cooperación internacional que nos apoya en nuestra ruta hacia la libertad. #VamosBien, Venezuela”. Su primer actividad fue una reunión con embajadores de los países de la Unión Europea y luego mantuvo otra con el canciller brasileño, Ernesto Araújo, cuya posición sobre Venezuela es considerada más dura que la de los militares encabezados por el vicepresidente Hamilton Mourao.

Por la tarde fue recibido por Bolsonaro en una reunión de carácter privado pero de la que trascendieron algunas declaraciones. Bolsonaro aprovechó la ocasión y responsabilizó a los anteriores gobiernos encabezados por el Partido de los Trabajadores (PT) de la actual crisis venezolana. “Todos los presidentes de Brasil fueron responsables por lo que le pasa hoy a Venezuela. A la izquierda le gustan tanto los pobres que terminaron multiplicándolos”, dijo el líder ultraderechista y luego exigió elecciones libres y confiables. “No dejaremos de buscar lo que los venezolanos desean: democracia y libertad”, le prometió el excapitán brasileño. 

Guaidó, en tanto, prometió a su aliado brasileño que la relación comercial entre ambos países volverá a tener niveles de institucionalidad si se logra un llamado a elecciones. Luego continuó con su relato de lo que a su juicio se vive en Venezuela y lanzó: “No se puede vivir en paz cuando una dictadura masacra a un pueblo. En Venezuela no hay un dilema entre guerra y paz, entre una ideología u otra, sino que la disputa es entre democracia y dictadura. Es miseria o muerte”, arengó. Arrogándose la representación del pueblo venezolano, Guaidó agradeció a Bolsonaro el apoyo que Brasil le ofreció luego de su autodesignación como presidente. Tanto Brasil como Estados Unidos fueron de los primeros países en reconocer al opositor y brindarle apoyo para sacar a Maduro del Palacio de Miraflores.  

Aunque reconoció que hasta ahora la amnistía que la Asamblea Nacional le ofreció a los militares que dejen de apoyar a Maduro no tuvo efecto, Guaidó aseguró que en el sector castrense hay cada vez más malestar. “El régimen de Maduro está tan débil que solamente le quedan las armas. Imaginen a ese régimen sin armas. Ya tendríamos dado el paso hacia unas elecciones libres”, consideró. Precisamente ayer autoridades colombianas confirmaron que 156 militares venezolanos desertaron en las últimas horas a Colombia. 

Guaidó llegó a Brasilia la madrugada de ayer, desde Bogotá. El opositor dejó su país el pasado fin de semana para trasladarse por tierra a Cúcuta con el fin de intentar ingresar ayuda humanitaria acopiada en la frontera. Sin embargo, la empresa quedó sólo en un intento. Otro centro de acopio del que tampoco lograron despachar la ayuda estaba en Roraima, límite brasileño. Los intentos de ingresarla sólo dejaron varios heridos productos de incidentes entre manifestantes y la Guardia Nacional Bolivariana. Además, el desplazamiento de Guaidó a Colombia y su reciente viaje a Brasil desafió una prohibición de salida del país dictada por la Justicia venezolana. 

En sus últimas declaraciones, Guaidó aseguró que tiene previsto volar a Venezuela durante el fin de semana. La última escala anunciada antes de su retorno será Asunción, Paraguay, a donde llegará hoy para reunirse con el presidente Mario Abdo Benítez. La visita de Guaidó es una respuesta al apoyo que el gobierno paraguayo ofreció a la oposición venezolana desde un primer momento. En su discurso de toma de posesión, el mandatario paraguayo expresó su solidaridad con el pueblo de Venezuela, y volvió a repetir este mensaje en septiembre pasado, durante su primera intervención en la Asamblea de Naciones Unidas en Nueva York. Sus palabras se transformaron en actos en enero, cuando anunció que Paraguay rompía las relaciones diplomáticas con Venezuela. En esa misma intervención Benítez anunció el cierre de la embajada paraguaya en Caracas.