“La población de África se estima en poco más de 1000 millones de personas. Para el 2030, se cree que llegará a los 1600 millones. Simplemente no hay suficiente espacio para que los animales coexistan con los seres humanos, especialmente en el este del continente. Y no solo la fauna es víctima de la degradación ambiental: también lo es la población rural pobre. Por eso quise capturar un sentimiento compartido de pérdida y melancolía”. Palabras del fotógrafo Nick Brandt, creador de This Empty World, ambicioso proyecto donde el laureado señorito inglés aborda el tema que lo convoca habitualmente: el modo en que, en pos de “progreso”, la naturaleza continúa siendo arrasada. “Lo que falta es suficiente espacio para que seres humanos y vida silvestre coexistan”, subraya el preocupado artista, que desarrolló su flamante serie en el pueblo de Masái, en Kenia. Por razones prácticas, optó por el registro digital: para retratar respetuosamente a los bichos silvestres, sin perturbarlos, instaló cámaras con flash y con sensores de movimiento, que se activaban y gatillaban ni bien pasaba por allí cualquier animalillo. Luego, diseñó, fabricó y montó grandes puestas en escena en el preciso sitio de la foto, respetando el encuadre original: sets que recreaban estaciones de servicio, de autobuses, caminos o puentes en construcción, habitados por vecinos de comunidades locales, que se prestaron para el proyecto. El resultado, que estos días se exhibe en la galería Fahey Klein de Los Ángeles, es la yuxtaposición de sendas fotografías, donde el frágil ecosistema subsahariano confronta con el progreso implacable. Una cuidada composición donde los animales salvajes y las personas son presentados como aliados, ambos víctimas de un entorno ascendentemente hostil.