Desde Ciudad de México

El presidente de Estados Unidos Donald Trump amenazó al presidente mexicano Enrique Peña Nieto con enviar a sus tropas al sur de la frontera entre ambos países para hacerse cargo del combate al narcotráfico, de acuerdo con la filtración de una llamada telefónica sostenida entre ambos mandatarios el pasado viernes 27 de enero. Las relaciones entre ambos países se encuentra en su nivel más bajo desde mediados del siglo XIX.

Las versiones sobre el contenido y tono de la conversación entre Trump y Peña Nieto fueron obtenidas de forma independiente por la corresponsal mexicana Dolia Estévez, asentada en Washington, y la reportera Vivian Salama, de la agencia de noticias Associated Press (AP). Ambas fueron desmentidas tanto por la Casa Blanca como por Los Pinos.

“Tienen muchos ‘bad’ hombres ahí”, le dijo Trump a Peña Nieto, de acuerdo con un extracto de la transcripción de la llamada a la que tuvo acceso AP. “No están haciendo lo necesario para detenerlos. Creo que su Ejército está asustado. El nuestro no, así que podría enviarlo para que se haga cargo”, amagó el presidente estadounidense, quien es también comandante en jefe de las fuerzas armadas de su país.

La bravata de Trump recuerda a los mexicanos la guerra de 1846-1848, la primera gran invasión militar estadounidense en América latina, que llegó hasta la Ciudad de México, y le sirvió para anexionarse la mitad del territorio de este país, para constituir lo que hoy son los estados de Texas, California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México y una parte de Colorado, Oklahoma y Wyoming. Estados Unidos tomó el puerto de Veracruz en 1914, en plena Revolución mexicana, y entre marzo de 1916 y febrero de 1917 lanzó la llamada Expedición Punitiva, una campaña para capturar al jefe revolucionario Francisco Villa, el único militar en la historia que ha invadido y atacado territorio continental estadounidense, en Columbus, Nuevo México. Estados Unidos envió hasta 12 mil hombres al mando del general John J. Pershing, quien nunca logró siquiera acercase a Villa, pero aprovechó para probar la transición de la caballería a las unidades motorizadas y estrenar los tanques de guerra y los bombardeos aéreos, en preparación a la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Entre los hombres de Pershing estaban varios oficiales que un cuarto de siglo después se convirtieron en generales claves de la Segunda Guerra Mundial, como George Paton y Ike Eisenhower, entonces jóvenes tenientes.

La conversación telefónica entre Trump y Peña Nieto ocurre después del desplante del presidente estadounidense que, en la práctica, de- sinvitó a su homólogo mexicano a reunirse con él en la Casa Blanca justo después del encuentro del republicano con la conservadora primera ministra británica Theresa May. Peña Nieto canceló su viaje a Washington y ambos países dijeron que el contacto entre presidentes seguiría vía telefónica. El primer contacto ocurrió el pasado viernes 27, sin que ofrecieran ningún detalle de lo conversado. Mucho menos del tono en que se dio el encuentro telefónico. El miércoles se conocieron las filtraciones periodísticas.

“Trump le leyó la cartilla a Peña Nieto” (le dictó sus reglas), juzgó la periodista mexicana, “y Peña Nieto no reaccionó. Fue una situación hasta cierto punto vergonzosa, según las versiones que yo tengo”, dijo Estévez.

De acuerdo con el reporte de la corresponsal mexicana, Trump dijo: “No necesito a los mexicanos. No necesito a México. Vamos a construir el muro y ustedes van a pagar, quieran o no, les guste o no”. En contraste, el mandatario mexicano “balbuceó, al tiempo que trató de explicar a su interlocutor que México tiene otra perspectiva que consiste en continuar la relación de manera constructiva”, narró Estévez en un noticiero radiofónico de Sonora, en el noroeste de México, en la frontera con Estados Unidos.

Trump además amagó al presidente mexicano con obligarlo a pagar el muro imponiendo un arancel del 10% a las exportaciones mexicanas “y del 35 por ciento a aquellas exportaciones que más le duelan a México”.

En el colmo de la humillación, Trump soltó que no quería venir a México a la reunión que como candidato republicano fue invitado por el presidente mexicano, en agosto del año pasado. Lo convenció su yerno.

Y mientras la cancillería mexicana calificaba las filtraciones periodísticas de “absolutas falsedades”, el propio Trump pareció confirmarlas. Ayer, en un acto público, pidió a los estadounidenses no preocuparse por su dureza al teléfono con mandatarios de otros países. “Cuando escuchen algo sobre las duras llamadas telefónicas que estoy haciendo, no se preocupen, simplemente no se preocupen. Son duras. Tenemos que ser duros. Es hora de que seamos un poquito duros, amigos”, declaró.

El diario The New York Times también confirmó la amenaza militar contra México y citó ayer a un “alto funcionario” de la administración Trump, quien “dijo que los comentarios hacia Peña Nieto fueron en broma y que los mismos reflejaban la oferta de Trump para ayudar a México en el combate al narcotráfico y controlar los cruces en su frontera. El funcionario dijo que la conversación entre los dos presidentes fue amistosa y que Peña Nieto no parecía haberse ofendido”.

En México, políticos y senadores de oposición exigieron al gobierno mexicano dar a conocer la grabación de su conversación con Trump. El presidente Peña Nieto se limitó a declarar ayer que en la negociación con Estados Unidos defenderá los intereses de México y de los mexicanos.

Los amagos financieros y comerciales de Trump contra México para obligarle a pagar su muro no son nuevos y han sido descalificados por ignorantes, disfuncionales e incompetentes por reputados economistas, incluido el Premio Nobel Paul Krugman, que apenas la semana pasada, a punta de tuits, desmanteló la retórica de Trump y su séquito, a los que describió sin miramientos: “Estos son niños mimados jugando con armas cargadas”. El problema es que en cualquier momento sueltan un tiro.