En la mañana del 7 de febrero, cuando se anunció la convocatoria a paritarias docentes, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, lanzó una campaña comunicacional en redes sociales sintetizadas en dos hashtags: #CadaDíaCuenta y #VolvemosAClases. Una semana después, en el mismo día de la reunión paritaria, la cuenta oficial de la Dirección General de Cultura y Educación (@BAeducacion) retuiteó a Vidal. “Para tener una educación pública de calidad, desde hace tres años estamos haciendo juntos las mejoras que no se realizaron durante décadas, poniendo a los docentes y los chicos como protagonistas. #CadaDíaCuenta”. 

  La estrategia incluyó un micro sitio (gba.gob.ar/cadadiacuenta) en el portal de la Gobernación. Ahí se describen acciones de gobierno como si fueran fundacionales, con la intención de encapsular las demandas por una mejor educación pública de calidad a lo estrictamente salarial. Así es como las enunciaciones oficiales resaltan mejoras de infraestructura, conexiones a internet, herramientas para el siglo XXI, entre otras. Estas acciones de #CadaDíaCuenta pretenden disociar a la educación del contexto actual, desconectarla del presente y de las relaciones que cotidianamente las instituciones educativas establecen con otras instituciones, organizaciones de la comunidad y las múltiples formas de concebir a las familias actuales.

  #CadaDíaCuenta y #VolvemosAClases condensa una intencionalidad comunicacional de enfocar la problemática del inicio de clases en los gremios docentes que reclaman el cumplimiento de la paritaria docente. Señala imperativamente la necesidad de comenzar el ciclo lectivo y exculpa a la gobernación de su responsabilidad para que esto ocurra. Desde la convocatoria formal a paritarias, el Twitter del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires todos los días plantea estos hashtags como un refuerzo de lo que espera para su política educativa inmediata. Un proyecto educativo es imposible aislarlo del contexto, del modelo económico, de las variadas formas de expresión políticas, de las configuraciones culturales que activan memorias y proyectan horizontes. 

  Estos hashtags son acciones visibles que buscan articular toda la presión social para que las clases inicien. En un plano menos visible, junto  a esta presencia en las redes, la orientación de la política educativa se construye a partir de las autoridades que componen la línea de gestión en la Dirección General de Cultura y Educación. Basta observar las trayectorias de autoridades de educación de la provincia de Buenos Aires. Es llamativa la influencia de dirigentes del área pedagógica que provienen de ONG (nacionales e internacionales) que desarrollan acciones vinculadas con la educación. También es notoria la presencia de funcionarios que coordinan administrativamente la DGCyE que vienen de empresas multinacionales. Tal vez aquí se encuentre uno de los nudos para comprender las incidencias de las políticas educativas del gobierno de Vidal. Delegar la orientación pedagógica a ONGs y la coordinación administrativa a empresarios ahora devenidos en funcionarios. Ahí pareciera que se combinaran ciertas orientaciones de prácticas y sujetos que tienden a concebir a la educación como un elemento más de la responsabilidad social empresaria.  Esto es uno de los aspectos fundamentales que está en disputa.

* Comedi-FPyCS-UNLP.