Resulta triste que los talentosos músicos que intervinieron se perdieran una buena parte de los beneficios que dio este multimillonario tesoro. Ashley Kahn, autor de Kind of Blue: The Making of the Miles Davis Masterpiece, fue interrogado sobre cuánto cobraron los músicos por ese éxito mundial. “Los acompañantes de Miles hicieron unos 130 dólares por las dos sesiones. Pero otro memo revela que Miles insistió –de manera poco característica– en que los tres miembros veteranos del grupo (Coltrane, Cannonball y Chambers) cobraran cien dólares adicionales. Luego de un ida y vuelta con Columbia Records, los cheques fueron emitidos. El monto final pagado a Coltrane, Cannonball y Chambers fue de menos de 250 dólares. A Evans y Cobb se les pagó menos de 150 dólares. Wynton Kelly, que solo tocó en la primera sesión, cobró menos de 75”.

En su momento Evans ni siquiera tuvo el crédito por haber ayudado a escribir la bella “Blue in Green” y “Flamenco Sketches”. Cuando le pidió regalías a Davis se le dio un cheque extra de 25 dólares. Otro Evans, el arreglador Gil, tampoco fue pagado nunca apropiadamente por la hermosa introducción de “So What”, un solo brillante que debe haber sido aprendido nota a nota por cientos de aspirantes a músicos de jazz en las seis décadas que siguieron.

Para un disco que aún vende más de 5 mil copias al año, Kind of Blue fue notablemente barato de producir. Además de los minúsculos pagos a los músicos, Columbia solo debió pagar nueve horas de estudio, tres rollos de cinta de grabación Scotch 190 y un pago nominal a un afinador de piano. El mismo piano fue utilizado más tarde ese año en la grabación de “Take Five” de Dave Brubeck. El ‘59 fue ciertamente un año transformador para el jazz.