“Nos movilizamos en defensa del trabajo y la producción nacional, paritarias libres, convenios colectivos de trabajo, del sistema previsional y de salud, de la educación, en contra de la flexibilización y del aumento indiscriminado de tarifas”, leyó, papel en mano, Héctor Daer, acompañado por los otros dos secretarios generales de la CGT, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña. El triunvirato anunció una movilización para el 7 de marzo, y un paro general para “la segunda quincena” del mismo mes. Después de casi cuatro horas de reunión, el consejo directivo de la CGT dio por terminada la luna de miel entre la central y el gobierno nacional, tras un año que incluyó una ola de despidos de trabajadores estatales y del sector privado, cierres de empresas, tarifazos a los servicios, ajustes e inflación.

“Es el inicio de un plan de lucha para que cumplan con los compromisos. No hay tiempo para el diálogo, la única forma es que reviertan todo lo que están planteando”, aseguró, categórico, Acuña, desde la Federación Marítima Portuaria y Naval, que ofició de sede de la reunión del consejo de la CGT ante el corte de luz que sufrió el histórico edificio de Azopardo 802. Tal y como lo habían adelantado el miércoles, en el cónclave cegetista se definió tomar medidas de fuerza ante la situación de crisis generada por las políticas económicas de la alianza Cambiemos. “El diálogo está roto en la medida en que el Gobierno no reaccione y tenga otro enfoque económico. Este gobierno sigue generando incertidumbre en los trabajadores, las tarifas siguen subiendo y eso está erosionando el poder adquisitivo del salario”, apuntó Schmid, cuando le tocó el turno de hablar en el cuidadoso reparto entre los tres dirigentes para responder las preguntas de los periodistas.

En el encuentro, los gremialistas acordaron las primeras medidas de fuerza contra las políticas de ajuste que impulsa Macri desde su llegada a la Presidencia en diciembre del 2015. Establecieron tres puntos principales que informaron en un breve documento. “No participar más de las mesas de diálogo ante la falta de confianza con el Gobierno y mientras dure esta situación crítica con los empresarios”, fue el primer punto, acordado rápidamente. En segundo término, plantearon que se van a “movilizar con los gremios de la industria a la cabeza, el 7 de marzo, hacia el Ministerio de la Producción”, “en defensa del trabajo y la producción nacional, de paritarias libres, de los convenios colectivos de trabajo, del sistema previsional y la salud de la seguridad social, de la educación, y en contra de la flexibilización y el aumento indiscriminado de tarifas”. Además, anunciaron un “paro nacional y movilización para la segunda quincena de marzo”, una huelga de 12 horas que comenzará “entre las 12 y 14”. La idea sería que se concrete el 30 de marzo, evocando la huelga de trabajadores de 1982, liderada por Saúl Ubaldini contra la dictadura cívico militar.

El anuncio de las primeras medidas de fuerza contra el gobierno de Macri marca el final de una etapa en la que la CGT intentó mostrar mesura y disposición a negociar, a la espera de un cambio en la economía. En ese marco habían participado de una mesa de diálogo tripartita, con funcionarios y empresarios. Uno de los primeros compromisos, en ese ámbito, fue el acta antidespidos, cuyo objetivo era detener la pérdida de puestos de trabajo ante la baja del consumo, la apertura de las importaciones y otros factores. Pero la sangría continuó y eso, junto a la cercanía de las paritarias y los planes de flexibilización laboral que impulsa el Gobierno, terminó de convencer a los sindicalistas de que la etapa del diálogo había finalizado.

En la reunión de ayer participaron casi todos los miembros del consejo directivo. “Todos los compañeros tenían necesidad de hablar y explicar la realidad que están viviendo los trabajadores de sus gremios. Por eso se extendió el encuentro, para tener una visión integral de la mayoría de los sindicatos”, explicó a PáginaI12 un dirigente que participó del cónclave. Entre los pocos ausentes figuraron el estatal Andrés Rodríguez, el dirigente de los trabajadores de la construcción Gerardo Martínez y el líder del gremio de Comercio, Armando Cavalieri, quienes estaban de viaje, según se informó.

“Los empresarios incumplieron las actas firmadas en la Mesa de Diálogo –el pago del bono de 2 mil pesos a fin de año y el compromiso de no producir suspensiones y despidos–, lo que generó falta de confianza y la decisión de no participar más”, comenzó señalando Daer, que anticipó además que en la movilización del 7 de marzo participarán los movimientos sociales “en especial el (Movimiento) Evita”. Luego fue el turno de Schmid: dijo que “el Gobierno debe tener otro enfoque porque no hubo aciertos en la aplicación de las medidas económicas. La CGT cuestiona muy dura y concretamente esas políticas oficiales”. Finalmente, Acuña explicó que “ya hubo mucho contacto, diálogo y reuniones con los funcionarios y nada se cumplió, lo que demostró que todo lo firmado por el gobierno y los empresarios con el sindicalismo fue verborragia total. Están jugando en conjunto y eso atenta contra los intereses de los trabajadores, como en el caso de los bancarios, que obtuvieron un aumento paritario y la cartera de Trabajo se negó a homologarlo e impide su cobro”. Mencionó así al gremio que encabeza Sergio Palazzo, uno de los que desde el mismo momento en que se unificó la CGT reclama comenzar con la discusión de medidas de fuerza ante la proyección de las políticas macristas.

Mientras Schmid plateaba que se iba a abrir el diálogo con “la totalidad de los sectores agredidos por estas políticas” para ampliar la participación de trabajadores en las medidas, la CTA de los Trabajadores que conduce el docente Hugo Yasky y la CTA Autónoma del estatal Pablo Micheli ya tienen cita para debatir acciones en común la semana que viene, donde podrían anunciar sumarse a la jornada cegetista.