Entre los grandes afectados por el cierre de comercios están los kioscos. En los últimos tres años cerraron 28 mil kioscos en todo el país, principalmente en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Así lo señala un reciente informe de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA). La suba de los alquileres, el aumento de las tarifas de servicios e impuestos y a la fuerte caída del consumo son los motivos que señalan desde la organización. “Si la situación sigue así, en los próximos seis meses van a cerrar otros cinco mil kioscos en la Ciudad”, aseguró Adrián Palacios, presidente de UKRA, a PáginaI12.

“En nuestros comercios subieron los alquileres, las tarifas de servicios y los impuestos mientras que, al mismo tiempo, bajó el consumo. Entonces, empezamos a perder rentabilidad, no llegábamos con los gastos fijos y es por eso que fueron cerrando tantos kioscos”, explicó Palacios, quien se dedica al rubro desde hace 35 años y que no recuerda una situación similar desde 2001. “Ahí teníamos una situación similar porque habían caído mucho las ventas, como nos está pasando ahora. La diferencia es que en esta época se suma la presión de la inflación, los tarifazos y los aumentos de los alquileres”, agregó.

El referente de la UKRA contó que desde el organismo lo que están “pidiendo es una mesa de diálogo con Dante Sica, los kiosqueros, las PyMES y las empresas mayoristas para dialogar sobre esta emergencia económica que estamos atravesando los comercios de proximidad”. “Nosotros estamos planteando tarifas especiales de luz para todos los comercios de proximidad y las PyMES; retrotraer estos aumentos por lo menos a enero de 2018 y un financiamiento para las PyMES, para que puedan generar empleos y eso reactive el consumo interno”, manifestó.

Además, Palacios señaló que en los últimos tres años se modificaron los hábitos de consumo entre los clientes del rubro, lo que obligó a los comerciantes del sector a modificar su oferta. “En 2015 se compraban galletitas, alfajores, aguas saborizadas y gaseosas de primeras marcas, productos que uno podría decir que eran un placer. Entre 2017 y 2018 creció la compra de alimentos de la canasta básica, y nosotros como kiosqueros tuvimos que adaptarnos a esos pedidos”, detalló. “Algo que se profundizó mucho en 2018 es que el trabajador ya no va a las grandes cadenas de supermercados a comprar, sino que empezó a comprar más para el día a día en kioscos y almacenes”, agregó.

Claudio Páez tiene 44 años y hace 26 se dedica al rubro de los kioscos. Al igual que muchos de sus colegas, puede dar testimonio en primera persona de cómo vive el sector la crisis económica que atraviesa el país y su impacto en la Ciudad de Buenos Aires. En los últimos tres años, Claudio se vio obligado a cerrar cuatro kioscos que tenía en distintos barrios porteños, todos ubicados sobre avenidas de las zonas comerciales más importantes de la Ciudad.

“Desde 2015 cerré cuatro kioscos en Capital. Básicamente, por la falta de ventas y el incremento de los gastos. La situación se volvió insostenible”, contó a este diario. “Tenía un kiosco en el microcentro, uno en avenida Córdoba y Paraná, otro en Córdoba y Medrano y el otro en Palermo, en Santa Fe y Bonpland. En total, daba trabajo a ocho personas y eso es lo que más duele: la gente que se va quedando en la calle”, manifestó. 

“Llegué a pagar 8 mil pesos de agua en un local, cuando el consumo de agua en un kiosco es mínimo. De luz he llegado a pagar 14 mil pesos. Y ni hablar de los aumentos en los alquileres y las expensas. Entre alquiler, expensas, impuestos, los gastos bancarios y los servicios, arrancaba 70 mil pesos abajo cada mes. Si a todo eso le sumamos la caída de las ventas, se hizo realmente imposible sostener la situación”, relató Paez. 

Al igual que Palacios, Páez cuenta cómo se modificaron los hábitos de consumo de sus clientes. “Las terceras y cuartas marcas hoy han pasado a ocupar el lugar de las primeras. Esto era impensado hasta hace cuatro años. Hay marcas que hasta hace cuatro años era imposible pensar que llegaran a la Ciudad con la fuerza que tienen ahora. Marcas que antes sólo se vendían en el interior del país o el conurbano bonaerense y hoy son las más vendidas en Capital. Y aun así, todo lo que se vende es con promociones”, contó.

Páez todavía tiene dos kioscos a su cargo en la Ciudad y expresó su preocupación porque, dice, está haciendo malabares para poder sostenerlos. “La venta sigue bajando y los costos aumentan cada día más. Ya entré en el tren de la deuda, que es lo últimos que quería hacer, pero realmente es imposible llegar con todo a término”, aseguró.

“Deseo y espero que la cosa se revierta, pero la realidad es que no hay trabajo, no hay consumo y la gente la está pasando mal, y esto es algo que entre los colegas del rubro vemos a diario en nuestros clientes, en los colegas que ya han bajado la persiana definitivamente y en otros que están en una situación muy difícil de sostener”, lamentó Claudio.