El gobierno de Bolsonaro selló ayer un acuerdo espacial que permitirá el uso de la base de Alcántara (norte de Brasil) para el lanzamiento de cohetes estadounidenses. La base de Alcántara, en el estado de Maranhao, tiene una ubicación ideal para los lanzamientos, pues está muy próxima a la línea del Ecuador, lo que permite economizar hasta 30% del combustible o llevar más carga. El trato deberá ser aprobado por el Congreso brasileño, y muchos sectores nacionalistas lo ven como un riesgo de pérdida de soberanía. Desde que llegó al poder en enero, el mandatario ultraderechista ha dado un giro radical a la diplomacia brasileña, tradicionalmente equidistante de los grandes poderes mundiales, y se ha orientado a estrechar relaciones con gobiernos conservadores y “antiglobalistas” como los de Estados Unidos, Israel o Italia. Bolsonaro viajó acompañado de seis ministros, entre ellos el canciller Ernesto Araújo, el titular de Economía Paulo Guedes y el de Justicia y Seguridad, Sergio Moro. Después de Estados Unidos, Bolsonaro visitará Chile y viajará a fin de mes a Israel, en una muestra clara de su intento de acercarse a gobiernos que considera afines a sus posturas conservadoras y económicamente neoliberales.