“Siempre tuve la necesidad de ocupar el espacio vacío”, confiesa Ulises Guerriero en un café pálido y vacío de la zona de Tribunales, mientras se termina un jugo de naranja. Los transeúntes que le clavan la mirada, a razón de su corte taza teñido de rubio limón, ni siquiera alcanzan a imaginarse que ese tierno mancebo posee sobre sus hijos más influencia de la que ellos tienen, tal como reza la introducción del Ritual de lo habitual, el segundo disco de Jane’s Addiction. Desde el pasado 29 de enero, su nombre de pila fue enterrado (posiblemente de forma definitiva) por su álter ego, Paco Amoroso. Fue en la formalización de su carrera solista con la aparición del video del single Jala jala, firmado junto a su socio, compañero de banda y hermano de aventuras, Ca7riel. “Cuando me inventé el Paco Amoroso, estuve todo un año en eso. Y probando combinaciones, quedó. Creo que sucedió el día previo a la primera fecha con Ca7riel. ¿Y por qué no Paquito en vez de Paco? Porque no es necesario achicar las cosas.”

A pesar de que se trata de la tercera canción de este artista de 25 años (todas creadas en complicidad con Ca7riel), ésta cuyo video fue dirigido por Render Panic (dúo de directores conformado por Rocío Gastaldi y Michel Hamonet) generó un fenómeno sin precedentes en la escena independiente argentina. Al punto de que en el reciente recital de Paco y Ca7riel en el Centro Cultural Recoleta se produjo el mosh más tsunámico de los últimos tiempos. “Estoy re contento porque es muy lindo recibir de golpe el afecto en la calle”, asegura Amoroso. “El público nos dice que le transmitimos algo bueno, que le da esperanza. Y nos sirve para enfocarnos aún más en la música. Había dejado de creer porque nunca vi muestras tan claras de la repercusión que puede tener un tema. Viajamos a otras ciudades del país y de Sudamérica, y hay mucha gente hermosa que se nos cruza en el camino. Eso nos alimenta, pero igual lo llevamos con mucha tranquilidad. Es lo que nos toca ahora.”

¿Cómo surgió Jala jala?

--Todo surge del freestyle, de estar con Cato hasta que damos con un estribillo. Salió el “Jala jala” y en base a eso hicimos la canción. Choreamos cosas de internet, fumamos un cuete y después dijimos: “¿Qué hacemos? Escalofrío”. Somos bastante directos con la composición. Tenemos que sacar un tema cool y uno súper oscuro. Pronto saldrá el cool, Ouke, y luego vendrá el súper oscuro.

¿Qué significa Ouke?

--La letra dice: “Ouke, fumando flores con (Esteban) Lamothe”. Lo llamamos y se cebó para hacer el video, que es una especie de mini película en un bar de mala muerte.

En el video de Jala jala parece que estuvieras aspirando MDMA o merca…

--Nada más alejado de mí que eso. No me interesa consumir drogas. Ocasionalmente lo hago. No cocaína. Me gusta fumar porro, me divierte. Ese lenguaje es la música que escucho, y también me parece fácil provocar por ese lado. Lo que me interesa del rap es eso de hilvanar frases y crear una especie de misterio en torno a las líricas.

¿Hasta dónde llega la responsabilidad en la música?

--No creo que mi música vaya a hacer que la gente jale lo que tenga que jalar. No creo que pase y tampoco pienso que haya que salir a aclarar. Con el arte hay que ser cuidadoso porque debe conservar algo de libertad. De todas formas, no me importa lo que puedan llegar a pensar de mí porque estaría tendiendo barreras para mi creatividad.

Al igual que sucedió entre Dr. Dre y Snoop Dogg, Ca7riel llamó a Paco Amoroso para que fuera su secuaz en su proyecto. “Sabe que nos complementamos bien”, reconoce el MC y músico, a horas de subirse al avión que lo llevó a Bogotá para consumar su debut en la nación bolivariana. “Nunca antes había rapeado. Me parecía que el rap era una mierda. Hace tres o cuatro años no existía nada interesante a nivel local. Hasta ahora”, reivindica Paco.

Cuando Cato (cuyo nombre real es Catriel Guerreiro) y su colega se asociaron, sólo tenían un tema. “Salimos bajo su emprendimiento y yo era su ladero. Pero paralelamente, mientras pasaba el tiempo, comenzamos a componer canciones. Así surgió la necesidad de darle más espacio a mi personaje. Fue natural, ni siquiera lo propuse. Nunca fui de querer que mi nombre estuviera ahí, sólo bastaba con el show en vivo para demostrar que podía suceder. Me lo tomé con mucha tranquilidad.”

A partir de ahora, ¿el proyecto será de ambos o mantendrán sus individualidades?

--Las cosas que saquemos juntos sí. En algún momento nos separaremos y haremos nuestra música individual. Pienso que debemos hacerlo, y algún día planificar el regreso como lo hizo Serú Girán.

¿Cómo se conocieron?

--Fuimos juntos a la primaria. A los siete años yo tocaba el violín, y él aprendía guitarra en la misma escuela. Luego fui al colegio Pellegrini: allí te forman para que hagas plata, no me sentía muy parte de eso. En paralelo, como todos los niños, que agarran y dejan, me hinché los huevos del violín y me pasé a la batería. Después quise ser basquetbolista. Estuve yendo y viniendo para todos lados, pero siempre me divertí. Cuando terminé el secundario, volví, me vinculé de vuelta con Cato y tuvimos una banda, Astor, que ahora está en una pausa. Tuve una especie de crisis en la que no sabía qué iba a pasar conmigo. Y por suerte apareció nuevamente la música.

Entonces fuiste formado para hacer plata…

--A los que fuimos ahí nos hicieron reflexionar y ser bastante calculadores. Cato vive como si no hubiera mañana, y yo soy lo opuesto. Pese a que la gente nos vea y no lo parezca, soy el que lleva la parte más racional.

¿Se cortó la relación en algún momento?

--El siempre fue mi mejor amigo, desde que éramos chiquitos. Lo que pasó es que vivíamos muy lejos y nos veíamos ocasionalmente: el estaba en La Paternal y yo en La Boca.

Paco Amoroso llegó al barrio xeneize después de convivir con su socio en La Paternal. “Vivo ahí desde hace 10 años. Es un barrio lejos de todo. Me perdí bastantes cosas”, se lamenta este artista de tono serio, charla expeditiva y risa alcahueta. “Cuando era guacho nadie venía a mi casa. Todo lo tuve que ir a buscar.” Hasta que Ca7riel, tiempo más tarde, se convirtió en su vecino, lo que generó una avalancha creativa que convirtió al tándem en el representante argentino de la próxima edición del festival español de vanguardias musicales Sónar. “Se desocupó un departamento y le dije que se viniera. Ahí el proyecto tomó otro rumbo. Sólo bastaba con el hecho de estar juntos”, afirma el coautor de Piola, A mí no y Jala jala. “Me gustaría hacer más música, pero entiendo que Cato tiene otros ritmos. Yo estaría todo el día creando. No sé hacer bases ni puedo lograr lo que quiero solo. Necesito la ayuda de otros. Quiero ser una estrella, aunque recién estoy conectando con productores y gente que hace música que me gusta. Mi vida empezó ahora.”

¿Cómo fuiste construyendo tu identidad?

--Siempre traté de sonar lo menos argentino que se pueda, porque me parece más divertido encararlo por otro lado. Algunos creerán que soy careta, pero me sale así. Yo soy el punk del futuro. Siento que nadie tomó ese puesto. Era lo que tenía que hacer. Mi cabeza está muy decidida a eso.

¿Cuándo tomaste por primera vez el micrófono?

--Hace cuatro o cinco años empecé a tirar freestyle. Más como hobby. Piola, la primera canción que hicimos juntos, es de hace dos años. En 10 minutos la teníamos lista. Y durante un año no hice más nada. Estuve frenado con lo de la composición. Pero sabía que tenía que esperar hasta que se diera naturalmente. Soy muy de creer, por más que uno tenga el deseo de que las cosas pasen, que hay que ser vivo y entender que los momentos llegan solos. En todo ese tiempo no hice nada, solo escuché rap. Soy muy melómano del género. Incluso aprendí a hablar inglés escuchando hip hop. Pero no soy una persona de sentarse a escribir y decir cosas. Esa parte del rap, la de las historias políticas y sociales, me embolan bastante. No me interesa la imagen de “MC Voz del Pueblo”, que reconozco que siempre hace falta. Me gustan el humor y la bizarreada. Soy más abstracto.

No son traperos pero tampoco raperos. ¿Encontraron su lugar en la escena de la música urbana local?

--No sé si tenemos nuestro propio sonido pero sí nuestra propia voz. No pensamos tanto en qué queremos que suceda con los temas; los hacemos. Si bien usamos esos idiomas, porque son los que están ahora, deseamos incursionar en otros géneros. Yo fui metalero, estaba pelado y tomaba vino. Después tuve mi etapa jazzera. Y cuando me di cuenta de que no tenía la fuerza para estudiar, naturalmente me pasé hacia el rap.

Por más inverosímil que parezca, Alejandro Terán es el “padrino espiritual” de Paco Amoroso. Aunque el ex Instrucción Cívica y La Portuaria y actual integrante del Sexteto Irreal, Bajofondo y Orquesta Hypnofón no esté al tanto. Después de que conoció al también colaborador de Charly García, Gustavo Cerati y Skay Beilinson, a Paco le cambió la vida. Así lo asegura el rapero, que asoma entre sus influencias a Marilyn Manson, Die Antwoord, El Doctor, PXXR GVNG, Danny Brown, Playboi Carti y Chilly Gonzales. “Terán es el padre de una amiga. Su visión de la música, y de la vida en general, me abrió la cabeza acerca de lo que quería. Empecé a poner el ojo en otros detalles. Todo eso se transformó en algo que está por detrás. Es que lo que importa es la intención”, cavila el artífice en su primera entrevista para un medio argentino. “Para que te des una idea, él me mostró PXXR GVNG. Lo vi moviendo la cabeza, y dije: ‘Es esto. Ya está. Es por acá’. Fue clave llegar a eso. Con él no hablo de música. Sólo filosofamos.”

Considerando que en julio hicieron su primera sala grande, Niceto Club, ¿no les parece muy vertiginoso todo lo que les sucede?

--Me da más vértigo tener que estudiar para una prueba que salir a tocar. Esto es súper natural. Si bien hay metas, no me da ansiedad en ningún punto. Ahora estamos haciendo esto pero no sé qué sucederá en uno o dos años.

¿Y para cuándo tu primer disco?

--Lo haré luego del Sónar. No tenía ni productores, y ahora me mandan ropa. Empezó todo de vuelta. Vamos a dejar de ser “barats”.

* Ca7riel y Paco Amoroso tocarán el sábado 30 de marzo a las 13:30 en el Main Stage del Lollapalooza Argentina, Hipódromo de San Isidro; y el viernes 19 de abril en Niceto Club.